La variabilidad masculina


Sin dudas que existe un gran número de estadísticas sobre similitudes y diferencias entre ambos sexos ¿Qué tan diferentes son hombres y mujeres en sus emociones? ¿En qué difieren o se asemejan en sus comportamientos? ¿Y en cuestiones de salud?
Estadísticamente hablando, existe un gran número de información sobre evaluaciones en cualquier ámbito entre hombres y mujeres.


variabilidad masculina

Dicho esto, otro importante concepto estadístico: la variabilidad, recibe menos atención a la hora de entender las diferencias entre ambos sexos. De hecho, las diferencias entre variables en muchos contextos conductuales y físicos, termina siendo la regla.

Existe gran cantidad de estudios que sugieren que, mientras hombres y mujeres pueden ser más o menos diferentes en términos estadísticos en algunos temas, como ser: rasgos de personalidad, causas de muerte, éxito económico o inteligencia emocional. Hay un punto donde ambos sexos difieren sistemáticamente: la variabilidad estadística, que debido a algunas razones, los varones exhiben una mayor diferencia en su comportamiento.


Para entender el concepto considere el siguiente ejemplo: las mujeres tienen más altos niveles de inteligencia emocional que los hombres, en cambio, los hombres muestran un mayor rango de puntuaciones en este tema, por tanto, los varones muestran una mayor variabilidad que las mujeres.

Esta idea está en sintonía con un concepto biológico ampliamente aceptado: el principio de Bateman, que es la apreciación de que en muchas especies, los machos muestran mayores niveles de diferenciación en el éxito reproductivo que las hembras.

En 1948, el genetista inglés Angus John Bateman observó las diferencias de fertilidad en las moscas de la fruta según el sexo. Resulta que los machos fluctuaron mucho más en el número de compañeras y en la descendencia que dejaron, a diferencia de las hembras que eran mucho más estables.

Una amplia investigación muestra que, al igual que las moscas de la fruta, los machos humanos también muestran una gran variabilidad en el éxito reproductivo. Por ejemplo, muchos hombres dejan un gran número de descendendientes, y en el otro extremo, muchos hombres que no dejan ninguna descendencia. En cambio, las mujeres tienden a estar más cerca de una media en cuanto a su descendencia, es decir, no muestran demasiada variabilidad.


Reproducción y riesgos

Está claro que los machos de especies como la humana, pueden engendrar un mayor número de hijos que las hembras. Sin embargo, el punto central es la inversión que deben hacer unos y otros. En la reproducción humana la responsabilidad mayor corresponde a la mujer. Este hecho conduce a que ellas sean más propensas a adoptar estrategias de apareamiento de largo plazo y ser relativamente más exigentes en la selección de parejas. El hombre, en cambio, puede elegir estrategias de apareamiento de corto o largo plazo, ya que su potencial de inversión no es tan grande.

Por otra parte, si dejamos el tema reproductivo de lado, los niveles de variabilidad se siguen manteniendo en muchos otros ámbitos ¿Por qué? La razón fundamental es la toma de riesgos. El hombre tiene una alta propensión a asumir riesgos, esto se debe a que los varones obtienen mayor estatus social y económico adoptando este tipo de comportamientos. Además, la toma de riesgos conjuntamente con ciertas conductas agresivas, sobre todo en los primeros años de la adultez, se relaciona con la implantación de niveles jerárquicos entre varones competidores.

Sin embargo, en las últimas décadas y a medida que las mujeres comenzaron a competir con los hombres en algunos ámbitos, por ejemplo en puestos de trabajo, su tendencia a la toma de riesgos ha aumentado. Es notorio, sobre todo en algunas mujeres jóvenes, que están adoptando comportamientos muy similares al sexo masculino (drogas, alcohol, manejo temerario, práctica de deportes extremos, etc.).
Es posible que en un futuro también veamos una mayor variabilidad femenina, al menos en algunos temas.