Ser inteligente conduce a más razonamiento crítico pero no a conclusiones correctas


Generalmente asumimos que las personas inteligentes deberían tomar buenas decisiones. Pero la investigación nos dice que la gente inteligente puede ser tan buena razonando lógicamente que muchas veces llegan a la conclusión que ellos quieren, que puede no ser la correcta.


inteligencia

¿Se está calentando la tierra? ¿Causan autismo las vacunas? ¿Es segura la energía nuclear? Las evidencias científicas son bastante claras con respecto a estas preguntas. Sin embargo, muchas personas (entre ellas, algunas con alto coeficiente intelectual) se niegan a aceptar los resultados de la ciencia.

Ocurre que las personas inteligentes parecen estar más sesgadas que el promedio en este tipo de preguntas. Esto lleva a estos individuos a ser particularmente propensos a rechazar pruebas. Muchas veces son tan eficaces en su razonamiento que fácilmente pueden llegar a la conclusión que ellos desean.

He aquí un ejemplo: Uno de mis colegas es una persona que sigue de cerca el debate sobre el calentamiento global. Es inteligente, lee y es crítico. También rechaza el consenso científico. No está convencido de que el mundo se esté calentado. Además, está bastante seguro de que si el mundo se está calentando, los humanos no tenemos nada que ver con eso. Aparentemente, este caso no es excepcional.

¿Por qué tanta gente inteligente rechaza el consenso científico sobre el calentamiento global? Se puede pensar que, simplemente, no confían en algunas de las personalidades que alertan sobre este tema. También se podría argumentar que algunas personas por motivos religiosos rechazan la evolución, por tanto, también muchas teorías científicas.
Pero la evidencia proporciona otra posibilidad: ser inteligente es parte del problema.


Inteligencia vs conclusiones

En el año 2013 un grupo de investigadores de la Universidad de Yale indagó varias posibles explicaciones de por qué tanta gente inteligente no está de acuerdo con el cambio climático. Al principio pensaron que aquellos que eran más conservadores eran más propensos a rechazar ciertos argumentos científicos o mostrar más dificultades con el razonamiento crítico. Pues bien, no se encontraron diferencias en las habilidades de razonamiento crítico entre conservadores y personas más liberales.

A continuación, buscaron si las personas que rechazaban el cambio climático eran simplemente aquellas que tenían menos capacidad para evaluar pruebas. Es de esperar que con un mejor pensamiento crítico y mayor aptitud para la consideración de evidencia, la gente llegue a un consenso. Pero encontraron lo contrario: un razonamiento más crítico derivó en una polarización más extrema en sus posturas.

Y no se trata sólo del cambio climático, en otros estudios se halló el mismo patrón con respecto a las opiniones sobre los riesgos asociados con el uso de la energía nuclear y las vacunas. Por ejemplo, en un estudio realizado en 2014 en la Universidad de Duke, investigadores brindaron profusa información a padres asegurando que las vacunas no causan autismo (que no lo hacen, en realidad). Pero los padres de mayor Coeficiente Intelectual que previamente creían que las vacunas podían causar autismo, no solo no cambiaron de opinión sino que utilizaron su propia información para respaldar aún más sus posturas.

Las personas inteligentes son realmente buenas en el razonamiento crítico. Pero como la mayoría de la gente, estos individuos también tienen un conjunto de creencias y posturas (políticas, religiosas, etc.) que les lleva a apoyar más fuertemente la posición consistente con sus convicciones generales. Es decir, ser inteligente permite evaluar y rechazar más vehementemente pruebas inconsistentes con su punto de vista. Por tanto, la inteligencia nos puede hacer mejores en apoyar nuestras conclusiones, pero no necesariamente en conducirnos a la respuesta correcta.


Referencia:
http://www.nature.com/news/why-we-are-poles-apart-on-climate-change-1.11166



Los niños y la importancia de las tareas manuales


En el pasado, hacer tareas en el hogar como lavar platos o barrer, era una parte integral de la vida del niño. Pero en las últimas décadas esto ha cambiado.


niño limpiando

En la actualidad, gracias a los avances tecnológicos y también a la tendencia de criar a nuestros hijos de una manera más liberal y menos dirigida, es cada vez más difícil ver niños haciendo algún trabajo doméstico. ¿Es esto una buena tendencia o algo que deberíamos desalentar?


Un poco de historia

Hasta casi mediados del siglo XX, los niños eran percibidos por sus padres como una fuerza más de trabajo. Su labor era significativa tanto para la familia como para la economía del hogar. El éxito de un niño en la vida, en gran medida, estaba determinado por lo bien que entendían el comercio, la ganadería o cualquier otro emprendimiento familiar, ninguno de los cuales había sido aprendido en la escuela. La escuela era comúnmente percibida como algo "extra", no crucial en la vida, el decir, el conocimiento "vital" era el transferido por los padres y otros miembros de la familia a los niños.

Pero en los últimos 60 años, aproximadamente, las familias fueron liberando (al menos en las sociedades más desarrolladas) a los más jóvenes del trabajo en casa, para de esa forma darles más oportunidades de estudio y diversión.

Al mismo tiempo, la educación superior también se fue generalizando. El éxito en los estudios creció de forma importante y, gradualmente, los resultados escolares se fueron convirtiendo en una parte fundamental del desarrollo.
De esa forma, el trabajo manual prácticamente desapareció de la vida de muchos niños. Por un lado, se puede percibir esto como un signo de un mejor nivel de vida, pero por otro lado nos podemos hacer una interesante pregunta: ¿Es bueno que los niños de hoy apenas conozcan algún trabajo manual?


Niñez y autoestima

Para ser feliz, cada niño debe sentir que pertenece a algún lugar: familia, ciudad, sociedad, etc. También necesita saber que es útil y necesario para las personas que le rodean. La experiencia dice que, si bien el éxito académico es importante para su autoestima, un niño no necesita ser el mejor de su clase, pero sí necesita sentir que es bueno en algo.

Ahora, a menos que se tenga algún talento específico (artístico, deportivo, etc.), la mayoría de las actividades donde los niños pueden experimentar éxito o fracaso tienen lugar en la escuela.
Aunque cada vez se hace más hincapié en que las evaluaciones escolares no evoquen sentimientos de fracaso constante, esto es justamente lo que perciben los niños con aptitudes académicas por debajo del promedio. Antes, en particular estos niños, fundaban su autoestima a partir de sus habilidades manuales y ayudando a su familia. Muchas veces, estas habilidades también constituyeron la piedra fundamental de su futura profesión. En cambio, en los tiempos que corren se carece de esta coyuntura, incluso habiendo oportunidades para ciertas habilidades manuales, hay escasez de manos expertas.

Que los niños realicen una cantidad razonable y segura de tareas manuales de ayuda en el hogar debe seguir siendo una parte integral de la crianza. Su beneficio radica no sólo en el desarrollo de buenos hábitos de trabajo, sino también en la adquisición de experiencia y destrezas en diversas actividades que ayudarán al desarrollo de una personalidad equilibrada y de sus habilidades motoras y sociales. Además, para los niños menos aptos académicamente, es una oportunidad para hacer algo en lo que pueden ser muy buenos, eso ayudará a apuntalar su autoestima.

Los niños de antaño sabían que quizás no podían resolver una ecuación matemática o hacer un impecable dictado, pero también sabían que podían pintar hábilmente una valla, plantar un árbol o ayudar a su familia en la preparación de la comida, lo que les daba otra perspectiva social y profesional, más allá del éxito en la escuela.



El gusto por el humor negro se relaciona con una mayor inteligencia


La comprensión del humor requiere de una cierta dosis de agilidad mental, ya que es necesario reconocer cambios repentinos de significados, o de apreciar una mezcla de contextos que generalmente no van juntos.


humor

Una nueva investigación de la revista 'Cognitive Processing' ha examinado si la inteligencia juega un rol en la apreciación del humor negro, ese estilo de chistes que se toman con sorna y doble sentido temas como enfermedades, la muerte o las discapacidades.
En consonancia con investigaciones anteriores vinculadas a la inteligencia con la apreciación de bromas, los participantes que más disfrutaban de chistes gráficos basados en humor negro también obtuvieron puntajes más altos en coeficiente intelectual verbal y no verbal.


La investigación

Un grupo de investigadores de la Universidad Médica de Viena (Austria) solicitaron a 156 participantes (promedio de edad 33 años, 80 hombres y 76 mujeres) que calificaran la comprensión y el ingenio de 12 dibujos de humor negro realizados por el reconocido dibujante y humorista alemán Uli Stein.
Los participantes también completaron pruebas básicas para determinar su Coeficiente Intelectual (CI) y contestaron un cuestionario que daba una pauta a los autores sobre el estado de ánimo, tendencias agresivas y antecedentes educativos de cada individuo.


Basados en la comprensión y apreciación de las caricaturas de humor negro, se identificaron tres grupos distintos entre los participantes. Por cierto, la edad y el género no parecieron ser factores relevantes.

Un grupo mostró el mayor nivel de entendimiento de humor negro, estas mismas personas obtuvieron los puntajes más altos en coeficiente intelectual verbal y no verbal. También tenían un mejor nivel de educación y, en general, puntuaron bajo en agresión y mal humor. Esto encaja con investigaciones anteriores que mostraron que el sentido del humor tiene cierta correlación con el Coeficiente Intelectual (CI), pero refuta la creencia común de que las personas que les gusta el humor negro tienden a ser agresivas, incluso en algunos casos, propensas al sadismo.

Un segundo grupo mostró una comprensión moderada y menor placer con el humor negro. Estas personas tenían, en general, puntuaciones promedio en inteligencia pero mostraban un estado de ánimo más negativo y mayor nivel de agresividad. Así que, opuesto a lo que se podía esperar, esta investigación no encontró evidencia de que las personas agresivas disfruten más del humor negro. Mientras tanto, el tercer grupo mostró una moderada comprensión y preferencia por el humor negro, en líneas generales estas personas tenían puntuaciones promedio en inteligencia verbal y no verbal, un humor positivo y puntajes moderados a bajos de agresividad.

Los autores del estudio dijeron que esto sugiere que el procesamiento del humor negro es una "tarea compleja de procesamiento de información", y que esta investigación fue consistente con estudios anteriores que sugieren que un bajo estado de ánimo altera la percepción del humor.
Al parecer, se necesita cierta cantidad de inteligencia, buen humor y calma para reconocer y disfrutar de la "ficción lúdica" del humor negro.


Referencia:
http://link.springer.com/article/10.1007/s10339-016-0789-y



¿Piensas más de forma analítica o intuitiva?


Hace un tiempo se vio en las redes sociales un ejercicio matemático que decía así: Una barrita de chocolate y un caramelo cuestan 1.10 Euros en total. El chocolate cuesta 1 Euro más que el caramelo ¿Cuánto cuesta el caramelo?

pensamiento analítico intuitivo

Si su respuesta fue "10 céntimos", usted respondió como la mayoría de la gente, ya que pensó de forma intuitiva. Si en cambio tu respuesta fue "5 céntimos", felicitaciones, eso significa que has hecho el esfuerzo de pensar analíticamente y obtuviste la respuesta correcta.

En realidad, todos somos pensadores intuitivos, es decir, al resolver problemas y tomar decisiones en nuestra vida diaria, generalmente dejamos que nuestras emociones nos guíen. Y eso es algo bueno, porque la intuición ha sido perfeccionada durante la evolución de la especie para ayudarnos rápidamente y casi sin esfuerzo a obtener resultados lo suficientemente buenos.

Sin embargo, en algunos casos, la intuición nos hará equivocar, el ejercicio del chocolate y el caramelo es sólo un ejemplo.
Debido a que el pensamiento intuitivo es el modo predeterminado en los seres humanos, la mayoría de las personas dan una contestación de forma "rápida", que a veces da como resultado una respuesta incorrecta. En cambio, algunos están dispuestos a hacer el esfuerzo de pensar de una manera analítica.

Es importante no entender a los pensadores intuitivos y analíticos como dos tipos diferentes de personas, ya que todos somos capaces de razonar de ambos modos. Simplemente, algunas personas se han acostumbrado a pensar más analíticamente.
Aquellos individuos que se desempeñan en campos como la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas tienen años de formación en el pensamiento analítico. Pero incluso estas personas pueden ser desviadas por sus intuiciones, especialmente cuando trabajan en problemas fuera de su área de especialización. Del mismo modo, las personas altamente intuitivas pueden ser persuadidas a pensar analíticamente bajo las circunstancias adecuadas.


Consecuencias del pensamiento analítico e intuitivo

Existen algunas derivaciones significativas en la vida de las personas que tienden a razonar más de una forma que de otra. La religión es un buen ejemplo. Todas las creencias religiosas se basan en intuiciones. O sea, muchas personas están adoctrinadas con creencias y prácticas de una determinada religión desde la infancia, aceptando esas enseñanzas como verdades obvias. Sin embargo, aquellos que piensan analíticamente, en algún momento comienzan a detectar inconsistencias lógicas en esos principios religiosos y terminan cuestionando la fe inculcada en la infancia.

Generalmente, las personas habituadas al pensamiento analítico también tienden a ser más escépticas con respecto a creencias sobrenaturales o paranormales. Además, son más propensos a cuestionar afirmaciones que, si bien no son sobrenaturales, no se terminan de reconciliar con una visión lógica. Por ejemplo, cuestionan las teorías de la conspiración. Del mismo modo, adoptan una postura de desconfianza hacia las medicinas alternativas.

En cambio, las personas que tienden a pensar de forma intuitiva son más propensas a ayudar, incluso a un costo considerable para sí mismos. Esto no quiere decir que las personas analíticas sean más egoístas o codiciosas, sin embargo, en los intercambios sociales tienden a evaluar los potenciales beneficios para sí mismo y para los demás, y ayudan con mucho gusto cuando beneficia a los demás y al mismo tiempo no tiene un costo muy elevado para ellos.

Las personas que se guían por un pensamiento intuitivo tienden a considerar a los comportamientos que personalmente les resultan repulsivos, como inmorales para todos. Por ejemplo, un varón heterosexual puede considerar a la homosexualidad inmoral porque él lo considera para sí mismo como un acto desagradable. Sin embargo, las personas que piensan de forma analítica tienden a hacer juicios morales en términos de la pregunta "¿a quiénes perjudica?", es decir, si dicho comportamiento no perjudica a nadie, entonces no es inmoral.

Esto nos merece una reflexión: En muchos países, en sólo un par de décadas, la opinión de la gente sobre uniones de personas del mismo sexo pasó de abrumadoramente negativa a abrumadoramente positiva. ¿Se debe esto a que, al menos en algunos casos, el ser humano está pensando cada vez más de forma analítica y menos de manera intuitiva?


Referencia:
http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0963721415604610



El cerebro de un adolescente procesa el riesgo de forma diferente si su mamá está cerca


Un coche llega a una esquina, la luz del semáforo cambia a amarillo ¿se debe frenar o acelerar? Si el que conduce el vehículo es un adolescente, lo más probable es que acelere y siga.


adolescente riesgo

A los adolescentes les encanta correr riesgos, más que cualquier otro grupo etáreo. Esto se debe, en parte, a la inmadurez del cerebro en esa etapa de la vida, que aún no tiene completada la conectividad entre las áreas de toma de decisiones y áreas cerebrales relacionadas con las recompensas.
Pero también existe un elemento social: cuando un adulto está cerca, los adolescentes tienden a tomar menos riesgos y sus cerebros muestran menos actividad relacionada con la recompensa al tomar un riesgo, un efecto que los científicos llaman "andamiaje social", porque es como si la presencia de un adulto estuviese ayudando al joven a alcanzar un comportamiento más maduro.

Un nuevo estudio de la publicación "Developmental Science" se basa en estos hallazgos y afirma que el cerebro de un adolescente es influenciado, en mayor medida, por la presencia de su madre que por la de un adulto desconocido.


La investigación

Un grupo de profesores de psicología cognitiva de la Universidad de Lisboa analizaron el cerebro de 23 jóvenes de 15 y 16 años (9 chicas y 14 chicos) mediante resonancia magnética. El experimento consistió hacer conducir a los participantes mediante una consola virtual. En el trayecto que debían hacer los jóvenes había 26 semáforos y se les pidió que lo completaran lo más rápido posible, siempre respetando las normas de tráfico.
Cada adolescente manejó dos veces, una en presencia de su madre y otra en compañía de una persona desconocida. Algunos condujeron primero con la madre presente, en cambio otros lo hicieron primero con el desconocido.

Hubo una tendencia de los participantes a tomar menos riesgos cuando su madre estaba presente, que cuando estaban con la otra persona, sin embargo, esta diferencia no alcanzó una gran significación estadística. Dónde si hubieron diferencias significativas entre las dos condiciones fue a nivel neuronal: cuando la mamá estaba presente los cerebros de los jóvenes mostraron mayor actividad cerebral relacionada con la toma de decisiones seguras y menos actividad cerebral para la toma de decisiones riesgosas. La supervisión materna parece hacer de la cautela un enfoque más natural, al menos a nivel neuronal.


También hubo una diferencia importante entre las dos condiciones en términos de conectividad funcional entre la toma de decisiones y las regiones cerebrales relacionadas con la recompensa. Al estar con la madre (pero no con el adulto extraño) hubo una correlación negativa en la actividad entre dichas regiones. Un patrón observado típicamente en adultos.

Por último, en presencia de la madre el cerebro de los participantes mostró más actividad en las regiones asociadas a cuando tomar o no riesgos, tal vez sugiriendo que estaban preocupados por lo que la madre pudiese pensar.

Los autores del estudio interpretaron estos datos como sugiriendo que existe algo único en la influencia de los padres (al menos sí de la madre) en la forma en que el adolescente procesa el riesgo, lo que podría tener implicancias en la práctica. Por ejemplo, en los programas educativos para la prevención de riesgos en adolescentes, que tan a menudo tienen dificultades para marcar un límite, esto podría ser más eficaz si los padres estuviesen involucrados.


Referencia:
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/desc.12484/abstract



Relaciones de pareja y su impacto en la salud


Hace décadas, una investigación demostró que el aislamiento social es un poderoso predictor de muerte prematura. Desde entonces, decenas de estudios han replicado este hallazgo.


pareja

De hecho, un análisis de 148 estudios (con más de 300 mil participantes) demostró que las personas con relaciones sociales fuertes tienen un 50% más de probabilidades de sobrevivir durante un período de 7,5 años, en comparación con personas con lazos sociales débiles. Esto sugiere que el aislamiento social es tan peligroso como una serie de factores de riesgo para la salud, por ejemplo, la inactividad física o la obesidad.

En respuesta a estos datos, muchos científicos han empezado a ver las relaciones sociales como una necesidad humana fundamental. Simplemente debemos tener relaciones cercanas para vivir mejor.
Sin embargo, el tema de cómo estas relaciones afectan la salud no está tan bien entendido. Es decir, ¿qué factores son particularmente importantes y de qué manera dichas relaciones influyen en el organismo? Estas son preguntas que muchos investigadores se están haciendo ahora.


Parejas y salud

En un estudio reciente publicado en la revista "Psychological Science" se analizó un camino específico a través del cual las relaciones (en este caso, las relaciones de pareja) podrían influir en la salud.

Uno de los argumentos es que la capacidad de respuesta de la pareja podría afectar la producción de cortisol. El cortisol es una hormona que ayuda a regular un conjunto de funciones del cuerpo, como el aprendizaje, la memoria, el sistema inmunológico y el metabolismo. Las fluctuaciones corporales de esta hormona a lo largo del día tienen implicaciones importantes para la salud. Las personas con perfiles de cortisol más pronunciados (alta producción por la mañana, con disminución de producción durante el resto del día) tienden a tener mejores resultados en salud que aquellas con niveles de cortisol más planos.

Durante la investigación, los autores analizaron a más de mil participantes de ambos sexos que estaban casados o en una relación. Dichas personas respondieron a un cuestionario sobre su pareja, por ejemplo, indicar lo sensibles que pensaban que era hacia ellos, también calificar cuanto creían que su compañero/a se preocupaba por ellos, comprendían sus sentimientos y les apreciaban. Los participantes también proporcionaron cuatro muestras de saliva al día durante un período de cuatro días, para de esa forma determinar los niveles de cortisol.
Diez años más tarde, los mismos participantes dieron nuevamente muestras de saliva, permitiendo a los investigadores examinar cómo la capacidad de respuesta podría haber predicho cambios en los perfiles de cortisol con el tiempo.

Los investigadores descubrieron que las personas que sentían que sus parejas eran más sensibles y les apreciaban más, tuvieron perfiles de cortisol más saludables 10 años después. Estas personas tenían niveles más altos de cortisol poco después de despertar, así como un declive pronunciado durante el día. Esto era cierto incluso para personas que ya no estaban con la misma pareja.


Esto sugiere que podemos beneficiarnos de relaciones de pareja "de alta calidad" incluso después de que terminen esas relaciones. Estos efectos sobrepasaban una serie de factores relevantes como el sexo, la edad o síntomas depresivos. Además, las personas con parejas más sensibles, posteriormente tendieron a experimentar menos emociones negativas, lo que ayudó a explicar sus mejores perfiles de cortisol.

Estos resultados sugieren que tener una pareja que realmente nos aprecie, incluso temporalmente, puede tener un impacto positivo duradero en nuestro cuerpo. Aún así, es difícil saber como estas parejas logran que la gente produzca cortisol más eficazmente, una hipótesis es que estas relaciones conducen a niveles más pronunciados de esta hormona porque nos ayudan a regular las emociones con más perdurabilidad.


Referencias:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23770247
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21346074



Unirse a una multitud: consecuencias psicológicas e incidencia en la salud


Durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City (2002) se registró un brote de enfermedades respiratorias. En el mega recital de Glastonbury (Reino Unido) de 1997 varias personas se vieron afectadas por E.coli. La peregrinación a la virgen de Lourdes de 2008 se vio sacudida por un brote de gastroenteritis.


multitud

Se podrían evocar más ejemplos de brotes de enfermedades transmisibles en grandes concentraciones de gente. Es por ello que existen científicos que trabajan en este tema: estudiar los agentes infecciosos que aparecen en grandes aglomeraciones de personas. El objetivo de este campo relativamente nuevo es abordar los problemas de salud específicos asociados con los eventos de masas, pero este tema solo puede abordarse comprendiendo la transformación psicológica que sufren las personas cuando se unen a una multitud.

Según cuentan dos expertos que hicieron una investigación sobre el tema, Nick Hopkins de la Universidad de Dundee y Stephen Reicher de la Universidad de St Andrews, unirse a una multitud cambia el comportamiento de una persona y dicho cambio puede tener un impacto positivo o negativo en la salud del individuo y de quienes le rodean. Los profesionales argumentan que es necesario comprender la naturaleza de estos cambios, como también las razones por las que suceden.


Este argumento no se aplica a todas las multitudes. Por ejemplo, una muchedumbre en la estación de metro es una aglomeración casual y momentánea. Donde sí se aplica es en la llamada "muchedumbre psicológica", es decir, personas que se reúnen con un propósito específico, como escuchar música o en un ritual religioso, y que al hacerlo, renuncian a su identidad individual adoptando la identidad del grupo junto con sus normas y valores.

La investigación

Uno de los casos estudiados por los autores fue una de las aglomeraciones humanas más grandes de la tierra, el Kumbh Mela, donde millones de hindúes se reúnen para bañarse en el río Ganges. Los investigadores encontraron en algunos peregrinos una clara mejora en el sentido del bienestar, incluso similar a algunos antidepresivos potentes. Aquellos que asistieron a este evento también describieron sentimientos de intenso placer al estar rodeados de otros que compartían sus metas y perspectivas.

Dicha identidad compartida también puede explicar la "resiliencia colectiva" que se ha observado a raíz de desastres naturales, cuando los sobrevivientes buscan ayudarse unos a otros porque se han redefinido como sobrevivientes de ese desastre.

Pero los mismos sentimientos de unión que inspiran la resiliencia colectiva también pueden tener consecuencias negativas, por ejemplo, exponer a las personas a situaciones que normalmente evitarían y que representan un riesgo real para su salud. Existen muchos casos de resiliencia colectiva con resultados negativos, cuando no catastróficos. Por ejemplo, durante la llamada "gripe española" (1918-1920) en algunas ciudades alemanas muchas mujeres jóvenes se ofrecían voluntariamente para cuidar a las personas enfermas. En ese contexto, tal comportamiento seguramente estimuló la propagación de la enfermedad.

Normalmente, la preocupación nos disuadiría de acercarnos a un extraño tosiendo, pero una sensación de identidad compartida puede debilitar este mecanismo protector básico. En 2006, por ejemplo, investigadores australianos demostraron que las madres encuentran los pañales de sus propios hijos menos repugnantes que los de otros niños. Esto era cierto incluso cuando las madres no sabían qué pañales pertenecía a qué niño, lo que significa que nuestra experiencia de asco puede estar influenciada por una relación biológica básica. Hace un año, otra investigación demostró que el sentimiento de rechazo provocado por una camiseta sudorosa era más débil si la gente pensaba que pertenecía a un miembro de su grupo social, y no a alguien fuera de él. Eran más tolerantes con el objeto hediondo si creían que compartían una identidad con su dueño.

Estos ejemplos podrían ayudar a explicar por qué desde fines de los años 80 hasta nuestros días han habido no menos de 20 casos de brotes infecciosos gastrointestinales en aglomeraciones de masas, y que la mayoría de ellos fueron asociados a casos de incumplimiento de las normas de higiene.

Aprovechar estos procesos psicológicos para mejorar los resultados de salubridad en las grandes concentraciones de gente, podría comenzar con algo tan simple como una campaña de información para recordar a las personas acerca de las reglas básicas de higiene.


Referencias:
http://www.ijidonline.com/article/S1201-9712(16)30994-8/abstract
http://www.pnas.org/content/113/10/2631



Los estereotipos raciales no son realmente sobre las razas


Los estereotipos que normalmente están asociados a las distintas razas se refieren más al medio ambiente que a la propia raza.

razas

Imagine esta situación, un hombre joven blanco sentado en el portal de su casa, dicha vivienda está en pésimas condiciones, vidrios de las ventanas rotos, suciedad y latas de cerveza tiradas por el piso. Ahora imagine un joven negro parado en la puerta de su casa, esta está en buenas condiciones, bien pintada y ordenada. A su juicio ¿cuál de estos jóvenes es más propenso a:
a.) Tener hijos más temprano.
b.) Invertir en la educación de esos niños.
c.) Entrar impulsivamente en una pelea.

Según un reciente estudio, los estereotipos que mucha gente asocia con los distintos grupos raciales, en realidad, hablan más del entorno que sobre la raza. Dado que no hay otra información, las personas tienden a asumir que un individuo negro joven es más probable que tenga un estilo de vida "rápido" (tener hijos muy joven, participar en actos criminales, etc.) que un joven blanco. Pero cuando el profesor Keelah Williams y un grupo de colegas de la Universidad de Arizona investigaron más profundamente, descubrieron que esta suposición estaba vinculada a la hipótesis de que el joven negro tiene más probabilidades de vivir en un medio ambiente degradado, donde los peligros son relativamente más abundantes y las oportunidades más escasas. De hecho, los estudios asumen que las mismas características se aplican a personas blancas que viven en entornos desfavorecidos.

Cuando los investigadores compararon los estereotipos sobre personas de raza negra que vivían en un medio ambiente próspero con blancos que vivían en entornos degradados (como en el ejemplo) encontraron que las percepciones de las personas cambiaban radicalmente: los negros que vivían en un entorno floreciente tenían las mismas características normalmente asociadas a los blancos. Mientras que los blancos que vivían en entornos negativos eran estereotipados con rasgos normalmente atribuidos a los negros.


¿Entorno o economía?

Una posibilidad es que el efecto del entorno prime sobre la economía. Es decir, las personas que viven ambientes positivos y cómodos tienen más dinero, por el contrario, las personas que viven en ambientes deprimidos tienen menos posibilidades económicas. Pero cuando los investigadores mostraron a los participantes del estudio a una persona que vivía en un vecindario de aspecto deprimido, esa persona todavía era considerada como un sujeto de estilo de vida rápida e impulsiva, incluso cuando tenía un ingreso relativamente alto. Por el contrario, la mayoría de las personas creen que un individuo que vive en un entorno con buen aspecto tiene un estilo de vida más positivo, aunque sus ingresos fueran relativamente bajos.

Estos resultados sugieren que cuando se juzga a personas o grupos, más que la raza, en realidad, se tiende a juzgar el entorno. ¿Pero cuáles son las implicaciones de estos hallazgos para posibles intervenciones? Entre las muchas posibilidades surgen dos: la primera es que las personas que creen estos estereotipos, de alguna forma se logre reducir el grado de amenaza que sienten hacia personas que viven en ambientes degradados. La segunda, es trabajar a nivel de personas que viven en estos ambientes desfavorecidos, enseñarles a manipular expectativas más positivas, enviando señales asociadas con entornos más esperanzadores.


Referencia:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26712013