Hombres y mujeres: como nos informamos para elegir pareja


La elección de pareja constituye, tal vez, una de las decisiones más importantes, que la mayoría de las personas tendrá que realizar.
¿En qué punto, hombres y mujeres deciden dejar de adquirir información adicional sobre su pareja, para tomar una decisión?
Hace un tiempo, se realizó un estudio al respecto, veamos los resultados.



Elegir una pareja, es una decisión que tiene sus raíces en principios evolutivos fundamentales, sobre todo, cuando se investigan las diferencias del grado en el cual, hombres y mujeres se involucran en la búsqueda de un compañero/a, antes de rechazar pretendientes potenciales o elegir a una pareja.
Esto es de gran relevancia, ya que pocos o ninguno de nosotros analiza toda la información disponible, antes de elegir una alternativa.

El departamento de psicología de la Universidad de Stanford, realizó un sondeo sobre la cantidad de información que hombres y mujeres adquieren antes de una elección o rechazo de un compañero sentimental.


La investigación

Para el estudio, se eligieron al azar a 140 estudiantes (la única condición para participar en esta prueba, era que debían ser heterosexuales), 70 hombres y 70 mujeres.
Dicha exploración consistía, en que cada participante debería elegir, mediante imágenes e información en un ordenador a su pareja ideal, mujeres para el caso de hombres y hombres para las mujeres.
El mecanismo consistía en que habría un máximo de 30 pretendientes (aunque esta información era desconocida para los participantes), se mostraría el rostro de cada uno, pero además, cada pretendiente tendría sus propios atributos (estatura, peso, ocupación, ingresos económicos, posición social, sentido del humor, etc.) un total de 25 atributos.

Cada estudiante se sentaba frente al ordenador y al comenzar la prueba, se le mostraría la foto del primer pretendiente, la persona encuestada debería pedirle al ordenador un atributo tras otro, hasta aceptar o rechazar a ese pretendiente.
Si se rechazaba a un pretendiente, el sistema pasaba al siguiente, no se podía volver para atrás y así sucesivamente.
Cuando la persona elegía a un (o una) pretendiente, terminaba la prueba.


Resultados de la investigación

Básicamente los resultados que se buscaban eran 2, la cantidad de pretendientes que observaron cada uno de los participantes antes de elegir a su pareja ideal y la cantidad de atributos vistos en cada caso.

Resultado 1:

En promedio, las mujeres evaluaron casi el doble de pretendientes que los hombres, antes de elegir a su compañero. Más concretamente 11,9 evaluaciones en el caso de las damas y 6,2 en el caso de los varones.
En otras palabras, las mujeres a la hora de elegir compañero, necesitaron observar a un mayor número de pretendientes antes de comprometerse con uno.

Resultado2:

Las mujeres necesitaron una cantidad de atributos menor antes de rechazar a cada pretendiente. Las damas miraron un promedio de 4,6 atributos por pretendiente, mientras que los hombres observaron un promedio de 7,1 atributos por pretendiente.
Esto quiere decir, que las mujeres rechazaron más rápidamente que los hombres, o sea, ellas necesitan menos información para aceptar o rechazar a un pretendiente.


Conclusiones

Estas diferencias entre los dos sexos a la hora de elegir pareja, son una manifestación de la teoría de ‘inversión parental’ que establece que en cualquier especie, el sexo que lleva la mayor inversión parental obligatoria mínima (obviamente, las mujeres en el caso humano) será mucho más prudente a la hora de elegir una pareja dado que, las obligaciones y los costos son mayores.
Por tanto, es lógico que el sexo femenino sea más selectivo buscando entre el mayor número de pretendientes posible y que, además, rechacen potenciales compañeros con mayor rapidez.



¿Por qué hay tan pocos matrimonios interraciales?


El hecho de casarse o unirse en pareja dentro del mismo grupo étnico o racial, prácticamente ha sido la norma durante la historia de la humanidad.
Pero hace poco tiempo, este comportamiento ha comenzado a cambiar muy lentamente. Según los científicos, esto es muy positivo.
Veamos porqué hay pocos matrimonios interraciales y porqué la ciencia asegura que este cambio es beneficioso.



Cualquier persona que haya estudiado este tema sabe que, el concepto de "raza" es muy difícil de precisar. En un sentido social, la raza está cargada de significados. En un sentido biológico, la raza es mucho más imprecisa. Pero supongamos, por el bien del argumento, que las categorías raciales humanas son claramente separables y biológicamente significativas.


Según datos de la Oficina del Censo de EEUU, en 2011 la cifra de matrimonios de distintas razas en ese país, era de 4,7 millones, el 8,3% del total.
En 1980 esta misma cifra era del 2,9%.
Dadas las amplias y variadas corrientes inmigratorias que ha tenido, USA es uno de los países dónde más uniones interraciales se producen.
Hispanos y asiáticos son quienes tienen mayores niveles.

Haciendo historia

El mayor capítulo de la historia evolutiva humana, es representado por tribus cazadoras y recolectoras de alimentos que vivían en la sabana africana.
Al día de hoy, todavía tenemos sobre la tierra algunas tribus que viven en forma similar a como vivían aquellos grupos, los Xingu en Brasil, los Kung en África o los pueblos Inuit en el Ártico. Todas estas tribus todavía mantienen estrictas reglas acerca de las interacciones sociales dentro y fuera del grupo racial.

Esto nos lleva a pensar que se trata de algo muy profundo dentro de nosotros, un prejuicio ancestral, que de alguna manera, todavía sigue vigente en las sociedades modernas.
La evidencia antropológica y biológica muestra que la endogamia (obligación o tradición de contraer matrimonio con personas de la misma raza, casta o etnia) ha sido la regla durante la historia del hombre sobre la tierra.

Dejando de lado las cuestiones sobre las tradiciones culturales, podríamos preguntarnos si existe algún imperativo biológico, que haya llevado a la humanidad a este tipo de prácticas.

Los psicólogos evolucionistas aseguran que las personas prefieren aparearse con individuos de su misma raza, ya que esto aumenta la probabilidad de pasar nuestro material genético a las generaciones futuras. Sus hijos van a heredar más características genéticas, ya sea de usted o de su cónyuge, si usted y su pareja son "racialmente" similares.
A esto se le conoce como "cruzamiento positivo" y predice una preferencia biológicamente impulsada por parejas étnicamente afines.
En las culturas endogámicas, esto es la norma.


Hasta 1967 en EEUU, las leyes prohibían a los blancos contraer matrimonio con personas de otras razas. Incluso después que se anularan todas estas leyes, por muchos años, los matrimonios interraciales siguieron siendo fuertemente resistidos.

Los problemas de la endogamia

Los biólogos saben muy bien que los períodos prolongados de endogamia tienden a exagerar las debilidades dentro de una raza.
Los agricultores y veterinarios saben que poblaciones puras de plantas y animales suelen ser físicamente más diminutas, inmunodeficientes y con un creciente desarrollo anormal.
La razón es que se pasan los genes dañinos dentro de una población endogámica hacia abajo y se hacen cada vez más factibles de ser expresados con cada nueva generación, es lo que se conoce como ‘depresión endogámica’.
Por ejemplo, la mayoría de los perros dálmatas son portadores de genes que dan lugar a la sordera. Como consecuencia, entre un 15 y un 20% de esta raza de perros son sordos de al menos una oreja.
Fenómenos similares se pueden ver en las poblaciones humanas, por ejemplo la alta prevalencia de anémicos falciformes en el África subsahariana, la enfermedad de Tay Sachs entre los judíos Ashkenazi o la variedad de enfermedades que sufrió la línea española de los Habsburgo.


La ciencia y la mezcla de razas

Los biólogos evolucionistas aseguran que el cruzamiento racial, si bien todavía las cifras son bajas, está aumentando a nivel global, es cierto que en algunas zonas más que otras, sobre todo gracias a las enormes corrientes migratorias de los últimos 100 años. Además indican que en la medida que estas cantidades aumenten, veremos generaciones física y mentalmente más capaces.

Esto se debe a que cuando se cruzan muy diferentes genotipos, las debilidades genéticas de un progenitor se equilibran con los genes heredados del otro.
A esto se le denomina como vigor híbrido o heterosis.
Basta ver el éxito que la agricultura ha obtenido, como resultado de mejoras en cultivos a partir de cruzamientos con líneas de genes híbridos.

Los expertos concluyen que, aunque no se puede realizar experimentos con personas de la misma manera que se hacen con plantas, hay una gran cantidad de evidencia científica para afirmar que la heterosis ha sido y será beneficiosa para la humanidad.



Algunas secuelas de la evolución humana en nuestro cuerpo


A pesar de todo, nuestros cuerpos están lejos de ser perfectos, en parte se debe a la evolución de la especie humana.
Las diferencias entre nuestros ancestros que salieron del centro de África y los que vivimos en el mundo de hoy, son significativas. A raíz de esos cambios, los seres humanos tenemos algunas rarezas o imperfecciones que la naturaleza no ha logrado corregir.
Veamos algunas.



Hipo

Como sabemos, la vida surgió en el agua, los primeros peces anfibios respiraban por los pulmones cuando estaban en tierra y por las branquias cuando estaban en el agua. Para poder hacer esto tenían que ser capaces de cerrar la glotis, la entrada a los pulmones cuando estaban bajo el agua. Nosotros los descendientes de aquellos animales, quedamos con aquel vestigio, ahora imperfecto. El hipo nos surge cuando se nos cierra rápidamente la glotis. El hipo no cumple ninguna función, es solo un mecanismo que heredamos de aquella acción.
La razón por la cual no dejamos de tener hipo, es que todo el proceso está controlado por una parte de nuestro cerebro que evolucionó mucho antes que nuestra conciencia.


Enfermedades

Hace 1500 millones de años, surgió un organismo unicelular que daría vida a todas los seres vivos de la tierra, plantas y animales, nosotros incluidos.
Este ancestro fue resultado de una fusión, una célula fagocitó o devoró a otra. La célula depredadora se convirtió en el exterior y el núcleo de la nueva célula y la célula devorada se convirtió en la mitocondria, el órgano celular que produce energía.
La mayoría de las veces, esta antigua simbiosis actúa de forma amistosa, pero de vez en cuando, se produce una lucha entre la mitocondria y la célula circundante. El resultado son enfermedades tales como miopatías mitocondriales (una serie de enfermedades musculares) o la enfermedad de Leigh (que afecta al sistema nervioso central).


Dolores de espalda

Nuestros lejanos antepasados se desplazaban en cuatro patas, o sea, con la espalda en posición horizontal. Luego por razones antropológicas, un día nos pusimos de pié y comenzamos a caminar con las patas de atrás. Estar de pie ofrecía muchas ventajas, entre otras, ver más lejos para poder buscar presas para cazar o depredadores de los cuales ocultarse, también liberamos las manos para hacer otro tipo de tareas. Pero a todo esto y debido al peso, nuestra columna vertebral no acostumbrada a soportar tanta carga, se arqueó y quedó en forma de "S", el resultado de ello son (sobre todo después de cierta edad) los molestos dolores de espalda, crónicos en algunas personas.


Hernias

Una vez que nos pusimos de pie, nuestros intestinos quedaron colgando en lugar de estar asentados en los músculos del estómago. En la nueva posición, las tripas se asentaron sobre una mezcolanza de partes internas, incluyendo por ejemplo en los hombres, las cavidades de la pared por la cual el escroto y sus nervios descienden durante el primer año de vida. De vez en cuando, los intestinos encuentran su camino a través de estos agujeros y esto produce, con el paso de los años, lo que se conoce como hernia inguinal.


Atragantarse

En la mayoría de los animales, la tráquea (paso para el aire) y el esófago (paso para los alimentos) están orientados de tal manera que el esófago está por debajo de la tráquea.
En la garganta de un gato por ejemplo, los dos tubos están mas o menos en forma horizontal y paralelos entre si antes de dirigirse al estómago y a los pulmones respectivamente. De esta forma, la gravedad tiende a empujar la comida hacia el esófago. Esto no es así en los seres humanos.
Las modificaciones que sufrimos cuando empezamos a hablar, empujaron a la tráquea y el esófago más abajo de la garganta. Al mismo tiempo, la postura erguida puso a la tráquea y el esófago en una orientación casi vertical.
Es por ello que estos cambios hicieron posible que pueda caer agua o alimentos por el tubo equivocado, como consecuencia, en aquellos momentos en los que la epiglotis no tiene tiempo para cubrir la tráquea, nos ahogamos.


Sentir frío

La piel con abundante pelo esta omnipresente en prácticamente todos los mamíferos. En nuestro caso, perdimos esta capa protectora cuando vivíamos en el centro de África, en un ambiente tropical. ¿Por qué sucedió esto? La explicación más plausible, es que cuando los humanos comenzaron a vivir en grupos, los pelos se llenaron de garrapatas y piojos, esto trajo consigo enfermedades parasitarias. Las personas con menos pelos, tenían menos probabilidades de contraer este tipo de enfermedades, la selección natural de la especie hizo el resto.
Estar sin pelo en África no era tan malo, pero una vez que las migraciones humanas se trasladaron a zonas no tropicales, allí surgieron los inconvenientes.


Piel erizada

Cuando nuestros antepasados estaban cubiertos de pelos, unos diminutos músculos de la piel llamados "erector pili" al sentir frío se contraían para levantar nuestros pelos y así protegernos mejor de las bajas temperaturas. Es el mismo mecanismo por el cual se ponen rígidas las plumas de las aves y los pelos de los mamíferos, para mantener el calor.
A pesar de que ya no tenemos una espesa capa de pelos, este mecanismo sigue funcionando igual que siempre, y al hacerlo nos queda la "piel de gallina" que hacen que nuestro escaso y fino pelo se coloque de punta, inútilmente.


Cerebros más grandes, dientes apretados

Una mutación genética en nuestros antepasados ha causado que tengamos cráneos más amplios para alojar cerebros más grandes.
El gen que dio paso a un cerebro más grande lo hizo mediante una desviación ósea, esto provocó que nuestras mandíbulas se achicaran. Debido a que nuestros dientes siguen conservando más o menos el mismo tamaño, ya no hay lugar para todos ellos en la boca.
Las muelas del juicio son una prueba de ello, se cree que estas muelas están en un proceso evolutivo de desaparición.


Obesidad

Evolutivamente hablando, la obesidad es algo muy reciente. El hambre se desarrolló como un disparador que nos lleva a buscar comida. Nuestras papilas gustativas se desarrollaron para animarnos a elegir los alimentos que benefician a nuestro cuerpo (sobre todo alimentos con alto contenido calóricos, grasas por ejemplo) y evitar los que podrían ser tóxicos.
En el mundo de hoy, gran parte del mundo moderno tiene un acceso casi ilimitado a la comida, esto unido con que nuestras papilas le siguen pidiendo alimentos a nuestro cerebro, hacen que nuestros cuerpos reciban más calorías de la que debería consumir.



Para terminar...

Ni siquiera hemos mencionado a los pezones masculinos, ni hemos dicho nada de los músculos para mover las orejas, quizás quede para otra oportunidad.
Estamos llenos del bagaje acumulado de nuestra historia como especie.
El cuerpo está construido sobre una antigua forma, a partir de piezas que alguna vez hicieron cosas muy diferentes.
Cada vez que te sientas, lo haces sobre el cóccix, el hueso que una vez fue un rabo. Después de todo, es increíble lo que la evolución ha hecho con retazos.
Tampoco estamos solos en esto, cada planta y animal arrastra sus propias consecuencias de la evolución.



La relación entre el delito y el coeficiente intelectual


¿Qué relación existe entre el tipo de delito que comete una persona y su coeficiente intelectual?
Un grupo de expertos en psicología conductual de la Universidad de California que viene estudiando temas relacionados con conductas delictivas en general desde hace años, afirma que la inteligencia juega un papel esencial a la hora de consumar un delito y sobre todo, el tipo de delito que se comete.



Los últimos estudios realizados, no hacen otra cosa que confirmar lo que se viene estudiando desde hace algunos años: la estrecha relación entre el tipo de delito y el coeficiente intelectual (CI) de quien lo comete.


La investigación

En la última investigación, el equipo de psicólogos trabajó con 90 reclusos de tres centros diferentes (California Correctional Center, High Desert State Prison y la prisión estatal de Los Ángeles).
A todos los internos elegidos se les realizó un test, para obtener el CI de cada uno, a partir de allí, se catalogó a los individuos en distintos niveles de inteligencia y por tipo de delitos consumados.
Con respecto al nivel de CI se utilizó la medición tradicional.


Los datos

En líneas generales, las personas que cometen delitos, son menos inteligentes que quienes no cometen delitos (esto es algo que los psicólogos lo dan como un hecho) pero aún así, se pueden ver muchas personas con altos CI involucradas en quebrantamientos a la ley.
Ahora... ¿que tipos de delitos cometen las personas más inteligentes y los menos?

Comencemos por las personas menos inteligentes, el 86% de las personas encuestadas que tenían un CI menor a los 80 puntos (mínimo normal) eran poseedores de antecedentes como: asesinato, violación, asalto violento, venta de drogas y violencia de género.

El 79% de las personas que tenían un CI superior a 110 (normal-inteligente) estaban encarceladas por delitos como: falsificación de documentos (sobre todo cheques), uso de información privilegiada, malversación de dinero y falsificación de identidad.


¿Por qué esta diferencia?

Según los investigadores, las personas menos inteligentes, o con menos CI, son más propensas a cometer delitos violentos (si bien vender drogas, en si, no es un acto de violencia, tomemos en cuenta que las drogas funcionan en un contexto de mucha agresividad) por dos razones:

En primer lugar, el comportamiento que se considera criminal en una sociedad de hoy (asesinato, asalto, etc.), eran medios habituales de competencia y de adquisición de recursos en el ambiente ancestral.
En tiempos remotos, para nuestros antepasados este tipo de proceder era frecuente, o sea, es "evolutivamente familiar".

En segundo lugar, en nuestros días las instituciones y la tecnología que permiten detectar y sancionar el comportamiento criminal son evolutivamente nuevas (policía, tribunales, prisiones, cámaras de seguridad, huellas dactilares, ADN, etc.).
Dado que las personas menos inteligentes son más propensas a carecer de la capacidad para comprender y hacer frente evolutivamente a nuevas entidades y situaciones, son más propensos a recurrir a medios evolutivamente familiares para la adquisición de recursos y apareamiento.
En definitiva, tienen menos probabilidades de ser disuadidos por los medios evolutivamente nuevos de control social.

En cambio las personas con CI más altos, tienden a involucrarse en comportamientos evolutivamente más nuevos, incluso en el ambiente delictivo.
Es por ello que estos individuos, cuando comenten delitos generalmente incurren en falsificaciones, uso indebido de información, estafas, etc.
O sea, las personas inteligentes también son proclives a cometer ilícitos, solo que éstos tienden a ser evolutivamente más recientes.



¿Por qué odiamos recibir órdenes?


En las encuestas de clima de trabajo de grandes organizaciones, los empleados habitualmente opinan que el aspecto más estresante de su actividad, es la relación con su jefe más inmediato.
¿Por qué los seres humanos detestamos a las personas que nos dan órdenes?
Según un trabajo de un grupo de neurocientíficos de la Universidad Johns Hopkins, esto viene de nuestro pasado ancestral y está en nuestra memoria genética. Además dan algunas pistas de cómo mejorar esta situación.



Imagínese que trabaja en una empresa importante, con una gran cadena de mandos y su jefe le dice que hoy deberá quedarse unas horas de más a culminar un determinado trabajo.
Usted ya se imaginaba con sus amigos por la noche en algún bar, bebiendo unas cervezas o mirando algún partido de fútbol, su reacción visceral será maldecir a esa persona. Sin embargo, su jefe probablemente esté siguiendo órdenes de sus propios jefes. Nuestros cerebros no se acomodan fácilmente a esa posibilidad, ya que evolucionaron en ambientes ancestrales, donde los grupos eran planos y pequeños.

Según los científicos, no había jerarquía real en la sabana africana colonizada por nuestros antepasados. La idea de que un compañero podría ordenar a otro, algo bajo las órdenes de alguien más arriba, habría sido inconcebible. Así que le echamos la culpa a nuestro jefe directo, en lugar del director de recursos humanos o del director general.


En tiempos de nuestros antepasados, no existían los mandos medios y eso es una de las principales razones por las que son casi universalmente despreciados.

Este desajuste entre nuestro cerebro primitivo y las demandas de las organizaciones modernas, es una importante fuente de frustración e inestabilidad entre los miembros de un grupo con mando piramidal.


¿Hay alguna solución?

Según los investigadores, si prestáramos más atención a las lecciones de nuestro pasado ancestral e incluyéramos algunas particularidades de su forma de entender el mando, seguramente las empresas modernas, podrán mejorar en algo, este conflictivo sistema que representan las múltiples cadenas de autoridad.
Veamos las 5 principales recomendaciones que hacen los científicos a las grandes compañías, para tratar de mejorar estos vínculos laborales jerárquicos.


1). Liderazgo distribuido:

La evidencia de las sociedades ancestrales muestra claramente que ningún individuo tiene todas las cartas. La persona mejor calificada para realizar una determinada tarea de grupo, ya sea la caza, la recolección o la guerra, dará lugar en ese dominio en particular, pero ejercen poca influencia fuera de ella.
Fundamentalmente, las decisiones se toman colectivamente. Los líderes naturales saben que la experiencia está ampliamente distribuida en la tribu y valoran la "sabiduría de las masas".


2). Jefe trabajador:

Las comunidades de cazadores recolectores de la que nuestros cerebros evolucionaron se extendieron fundamentalmente en grupos de alrededor de 100 a 150 personas en el que todos se conocían. El grupo era lo suficientemente pequeño para permanecer unidos, aunque había una jerarquía social informal.
Las organizaciones son más eficaces si las unidades funcionales están diseñadas de esa manera sencilla y ancestral. Esto significa que los jefes deben funcionar como los cazadores recolectores líderes de aquellas tribus, mostrando las cualidades que se valoran universalmente en todas las culturas: la competencia, la justicia, la humildad y la generosidad.


3). Diferencias en la brecha de distribución:

En aquellas sociedades, los líderes proporcionaban un servicio extra al grupo, a cambio, ganaban prestigio, pero también, privilegios menores, tales como una pequeña ración de comida extra. Los líderes no pueden llegar a ser demasiado poderosos porque las diferencias de poder socavan la cohesión, por lo tanto amenazan la supervivencia del grupo. Incluso hoy en día, nuestra especie parece tener normas estrictas contra las diferencias de riqueza y poder.
Si comparamos esto con las ventajas y privilegios de los líderes empresariales modernos y algunos líderes, tenemos un enorme desajuste (pensemos en los presidentes y líderes políticos cuando los pueblos se enteran que se han enriquecido, inmediatamente pierden el apoyo popular). Sueldos astronómicos atraen a líderes interesados, en otras palabras, atrae a quienes tienen sus propios intereses, no en los intereses del grupo.
Mantener las diferencias de poder pequeñas, era una de las cuestiones fundamentales para la supervivencia y funcionamiento de una tribu.


4). Evitar el dominio

Los humanos somos primates y el dominio está en nuestro ADN. La forma más rápida de conseguir que alguien haga lo que quieres es dominándolo.
Los líderes deben sabiamente evitar esta tendencia impulsiva a dominar, buscando el consenso en su lugar. Por desgracia, en las organizaciones modernas, a veces surgen otros tipos de líderes, con algunas características, tales como el narcisismo. Los líderes con estos rasgos pueden ser encantadores al principio, pero tarde o temprano el grupo se volverá contra ellos, afectando a toda la organización. En tiempos ancestrales de sociedades pequeñas, este tipo de líderes podía ser desplazado, generalmente por la fuerza, pero en la aldea global de hoy en día, pueden desplazarse de una compañía a otra.


5). Cambiar subordinados a seguidores:

Los líderes natos reconocen que los verdaderos detentadores del poder son sus seguidores.
Si los empleados no tienen ningún interés en la organización para la que trabajan, si no tienen ningún interés en la protección de sus intereses, éstos son subordinados, no seguidores. Los jefes que son capaces de convertir los subordinados en seguidores, tendrán una fuerza de trabajo preparada para hacer un esfuerzo adicional.
Para que ello ocurra, entre otras cosas, los empleados deben tener vías para expresar sus inquietudes: por ejemplo, poseer canales formales de queja y denuncia de irregularidades.



¿Por qué sabemos intuir que alguien nos está observando?


¿Quién no ha tenido esa sensación de que otra persona nos está mirando?
Incluso casi fuera de nuestro campo de visión, ¿de dónde nos viene esa capacidad de detectar la mirada de otra persona?



Este sistema de "detección de mirada" se activa si alguien está observando directamente hacia nosotros. Los estudios registran actividad en unas determinadas células nerviosas de la corteza cerebral cuando alguien nos mira directamente.
Pero sorprendentemente, cuando la mirada no viene directamente, sino que está en el borde de nuestro rango de visión periférica, estas células también se activan. Somos mucho más sensibles a la posición de los ojos de los demás de lo que pensamos.


¿Cómo se activa?

Una diferencia que notamos cuando se mira a los ojos humanos, es que es fácil distinguir el centro más oscuro (la pupila y el iris), del resto del globo ocular, la parte blanca: la esclerótica.

Este contraste entre la esclerótica blanca y el centro oscuro hace que sea mucho más fácil saber si alguien nos está observando (o al menos está mirando hacia nuestro entorno).
El cerebro utiliza una regla bastante simple: oscuro en el centro del ojo es igual a una mirada al frente, lo blanco del ojo a la derecha es igual a mirada a la izquierda, lo blanco del ojo a la derecha es igual a mirada a la izquierda.
De esta forma, si las células nerviosas perciben que la parte oscura del ojo (iris y pupila) apunta directamente a nosotros, nos avisa que alguien nos puede estar observando.


En muchos animales la esclerótica es difícil de distinguir ya que la pupila y el iris cubren la mayor parte del ojo y además, la esclerótica en los animales tiende a ser más oscura que la humana.

Lo primero que percibe el cerebro es la cabeza y la posición de cuerpo de la otra persona. El caso más evidente es cuando el cuerpo de alguien está perfilado hacia otro lado pero la cabeza apunta hacia nosotros, es ahí cuando nuestro "sistema de detección" comienza a prestar atención a los ojos del otro.
Pero incluso cuando la posición de la cabeza y el cuerpo no nos dan mucha información, los estudios encuentran que nuestra visión periférica todavía puede detectar la mirada de los demás muy bien.


La contundencia de la mirada

Esta maquinaria especializada en el cerebro revela lo importante que es la percepción visual a la hora de comunicarnos con los demás.
La mirada transmite donde estamos, como nos sentimos, cuáles son nuestras intenciones, lo que nos gusta, lo que no nos gusta.
Además, el contacto directo con los ojos es la más frecuente y la más poderosa de las señales no verbales que intercambiamos con los demás, es fundamental para la intimidad, la intimidación, la influencia social, etc.
Expresamos muchas cosas a través del contacto con los ojos, los niños con solo mirar a sus padres captan su atención.


Comunicación y evolución

Las habilidades de comunicación han sido fundamentales para nuestro instinto de supervivencia, ya que la especie humana en su evolución, dependía de la cooperación y coordinación de esfuerzos entre las personas. Los biólogos sugieren que nuestra esclerótica más grande y más clara que el resto de los animales, es parte de nuestra evolución, ya que esto ayudó a nuestros antepasados en la capacidad de comunicarse con el resto de la tribu y vigilar el acecho de los depredadores.

Es cierto que nuestros ojos pueden hacer que sea más difícil ocultar nuestras emociones, pero en general, la detección de la mirada ha ocasionado beneficios enormes para el desarrollo de nuestra especie.
Esa sensación que tienes cuando estás siendo observado, en realidad es el cerebro que nos está diciendo, de una manera casi imperceptible, que algo significativo esta sucediendo a nuestro alrededor.