Dormir y aprender


Recientemente, un equipo de investigadores ha demostrado que la fase REM del sueño es la piedra angular en la consolidación de la memoria de todos los mamíferos, incluidos los seres humanos.


dormir

La primera observación documentada de los movimientos oculares rápidos (REM, rapid eye movement) durante el sueño, fue hecha por el poeta romano Lucrecio en el siglo I AC cuando notó, a la luz del fuego, que su perro de caza profundamente dormido movía vivamente los párpados de los ojos. Fue entonces que escribió: "el parpadeo del animal profundamente dormido me hace pensar que está persiguiendo a algún tipo de presa en su mente".

De forma sorprendente, los científicos no advirtieron la importancia del sueño REM hasta 1951. REM es la fase del sueño en la cual reproducimos los acontecimientos del día en nuestra mente.

Recientemente, un equipo de investigadores de la Universidad McGill (Montreal, Canadá) ha utilizado la técnica optogenética (un método óptico que controla eventos específicos de determinadas células) para confirmar la relación entre la fase REM del sueño y la formación de la memoria.


Los períodos de sueño REM se producen cíclicamente cada 90 minutos y duran alrededor de 20 a 25 minutos. Es el período más profundo del sueño y durante algunos lapsos de tiempo los ojos se mueven vertiginosamente, estos movimientos oculares ocupan aproximadamente un tercio del sueño REM. Un adulto puede pasar alrededor del 25% de sus horas de sueño en la fase REM.

La investigación

Durante varias décadas, los investigadores plantearon la hipótesis de que el sueño REM se correlaciona con el fortalecimiento de la memoria. Pero, como sabemos, la correlación no necesariamente implica causalidad.
Incluso, en los últimos años, diversos estudios habían intentado, sin éxito, aislar la actividad neuronal durante la fase REM utilizando métodos tradicionales.
Sin embargo, en este nuevo estudio los investigadores utilizaron la optogenética, lo que les permitió analizar las neuronas utilizando la luz.

En esta investigación los científicos entrenaron ratones para detectar un objeto nuevo en un ambiente en el que ya había dos objetos conocidos (de forma y volumen similares).
Una vez adiestrados, los ratones tendían a pasar más tiempo explorando el objeto nuevo en lugar de los otros ya conocidos, lo que demostraba el empleo de la memoria.

Pero cuando estos ratones estuvieron en la fase REM del sueño, los investigadores utilizaron pulsos de luz para silenciar las neuronas asociadas a la memoria, y de esta forma determinar si esto afectaba la consolidación de la misma.
Al día siguiente, los mismos ratones no tenían éxito en la tarea de memoria aprendida el día anterior, es decir, tendían a explorar los objetos nuevos y viejos de igual manera, su memoria parecía haber sido borrada. A diferencia del grupo de control, que mayoritariamente tendían a dirigirse a los objetos nuevos.

Un dato importante, silenciar las mismas neuronas fuera de la fase REM no tuvo ningún efecto sobre la memoria. Según los investigadores, esto está indicando que se requiere específicamente de la actividad neuronal durante la fase REM para la consolidación de la memoria.


Aprendemos mientras dormimos

El proceso de repetir y repetir nuestras experiencias diarias en la memoria a través del sueño REM es, ni más ni menos, la manera de aprender a dominar cualquier práctica, ya sea científica, artística, un instrumento musical, un deporte, etc.
Los científicos saben desde hace mucho que el aprendizaje de patrones de actividades motrices, de movimientos complejos, etc. funciona mejor al día siguiente, después de dormir bien por la noche. No es casualidad que existan miles de anécdotas de grandes creativos que han tenido su momento eureka! mientras dormían. Además, cada uno de nosotros sabe por experiencia propia, de que forma nuestra imaginación juega con ideas no relacionadas mientras dormimos.


Referencia:
http://science.sciencemag.org/content/352/6287/812



Mujeres en conflicto: comparaciones sociales ascendentes


Un rasgo elemental del ser humano es realizar comparaciones sociales. El coche nuevo que se ha comprado el vecino, qué ropa usa, etc. Dichas comparaciones pueden ser, en general, bastante útiles ya que nos dan una pista sobre las metas e intereses que son dignos de perseguir.


mujeres conflicto

Pero hay un lado pernicioso en las comparaciones sociales, son las comparaciones sociales ascendentes y es cuando nos comparamos con alguien de un estatus social mayor al nuestro. Curiosamente, no todo este tipo de comparaciones son igualmente potentes en términos de socavar la autoestima.

Tanto hombres como mujeres ven a los miembros de su propio sexo como competidores para una variedad de recursos, especialmente de pareja, por tanto, tendemos a realizar comparaciones con personas de nuestro mismo sexo.
Pero las mujeres tienen un motivo adicional: están relativamente más interesadas en representar un estatus social más alto que otras mujeres, porque las mujeres de estatus social más alto pueden obtener mayor cantidad de recursos. Por ejemplo, las investigaciones muestran que las mujeres son proclives a brindar ayuda en el cuidado de niños ajenos de un estatus social más alto, pero no más bajo.
Los hombres, en cambio, son menos propensos a preocuparse por niños que no forman parte de su descendencia. Esta diferencia genética entre hombres y mujeres ocurre incluso en personas mayores de clases sociales altas, que no tienen que preocuparse por la adquisición de recursos.

Dicho de otra manera, las mujeres tienen un motivo más en esta pugna que los hombres, ya que reconocen (aunque sea a nivel inconsciente) que las mujeres de mayor estatus tienen más probabilidades de obtener mejores recursos disponibles. Como resultado, ellas no sólo son más propensas a participar en comparaciones ascendentes con su mismo sexo, sino que estas comparaciones sociales también generan mayor negatividad emocional (ira, celos, etc.).

Una investigación realizada en la Universidad de Texas parece proporcionar apoyo a esta hipótesis. Durante un estudio se solicitó a hombres y mujeres que traten de impresionar a otras personas mediante sus posesiones materiales.
Los resultados indicaron que los hombres notoriamente se esforzaron en impresionar al sexo opuesto, mucho más que a otros hombres. En cambio, en el caso de las mujeres, se pudo observar el patrón contrario:


hombre mujer

Existen al menos dos razones por las cuales las mujeres pueden estar más estimuladas a participar en comparaciones con personas de su mismo sexo. En primer lugar, no hay dudas que, aunque en decadencia, la discriminación contra la mujer es un fenómeno generalizado. En particular si hablamos de calidad de trabajo, ya que son los hombres los que obtienen las mejores beneficios. Como resultado, muchas mujeres pueden percibir que deben competir ferozmente entre si, debido que para ellas los recursos son más escasos.
En segundo lugar, las mujeres son relativamente nuevas en la fuerza laboral, la mayoría de las distintas áreas del trabajo están dominadas por hombres. Como consecuencia, la mujer siente que tiene una mayor posibilidad de avanzar en sus metas laborales si muestra un comportamiento más masculino, lo que incluye congraciarse con hombres, no con mujeres.

A propósito de esto, hace unos años se produjo un hecho llamativo en el M.I.T. (Instituto Tecnológico de Masdachusetts), dicha Universidad decidió reducir la contratación de personal femenino ya que las mujeres que allí trabajaban presionaron para que ello ocurriera. Adujeron que "habían demasiadas profesoras y no se justificaba que se siguiese contratando personal femenino". Esta circunstancia fue tan peculiar que el New York Times publicó un artículo refiriéndose al tema (el enlace está al final del artículo).

Lo que todo esto sugiere es que, a pesar que la mayoría de las mujeres pugnan por la igualdad de sus derechos, también los pueden estar socavando de manera sutil. De ser así, un elemento importante sería reconocer esta tendencia y encontrar la forma de superarla.


Referencia:
http://www.nytimes.com/2011/03/21/us/21mit.html



¿Qué está ocurriendo con la evolución humana en la actualidad?


Que la especie humana está evolucionando, de eso no hay duda. Pero los factores que están influenciando dicha evolución, en la actualidad, pueden no ser los mismos que a lo largo de la historia.


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Un punto importante es no confundir evolución con selección natural, no son la misma cosa. La evolución es el gradual cambio genético de una especie a través del tiempo debido a la desigual reproducción entre sus miembros. En cambio, la selección natural es un fenómeno que recompensa ciertos rasgos ventajosos y castiga a otros por medio de la supervivencia. La selección natural es un componente de la evolución, pero no el único.

Muchos otros factores pueden llevar a un cambio genético de una especie que no tiene nada que ver con el éxito reproductivo. Incluso estos cambios, a veces, ocurren por casualidad. Por ejemplo, si un gran incendio forestal mata a casi la totalidad de una cierta especie de mono, los pocos monos sobrevivientes se convertirán en los únicos contribuyentes a la futura reserva genética de la especie. En este caso, dicha especie será menos diversa de lo que era antes.

Los efectos de los acontecimientos al azar en la evolución se conocen como deriva genética. Existen muchas maneras en que los eventos aleatorios alteran el futuro evolutivo de una especie, y cuanto más pequeño es el tamaño de una población, estos pocos individuos no representarán la complejidad de la antigua reserva genética.


Hay otros factores involucrados en la evolución, mientras que la selección natural recibe la mayor parte de la atención, las mutaciones, la deriva genética, las migraciones o el intercambio genético entre poblaciones que viven en climas distintos, también contribuyen en la evolución de una especie.

La hipótesis de que ya no evolucionamos

Algunas teorías afirman que los humanos ya no están evolucionando debido a que la selección natural ha sido prácticamente anulada. Quienes defienden este argumento aducen que, debido a los avances de la ciencia, casi todo el mundo puede vivir y tener hijos, independientemente de la genética.
Al menos en los países con cierto desarrollo, ya no vivimos de guerra en guerra por recursos preciosos, casi nadie muere de hambre, la ciencia le está ganando la batalla a muchas enfermedades y ya no somos cazados por depredadores. En resumen, hoy en día, casi todo el mundo que nace va a vivir hasta la edad reproductiva.
En la antigüedad, en cambio, la capacidad de reproducirse dependía de la salud, la velocidad, la belleza física, la fuerza, la inteligencia, la estabilidad emocional, la popularidad y las cualidades de liderazgo. Una gran cantidad de rasgos físicos, mentales y emocionales eran factores decisivos para determinar si un individuo podría sobrevivir, hacerse de una pareja y tener hijos.

Nada de eso parece importar ahora, para decirlo crudamente, las personas lentas, inestables, tontas y sedentarias se reproducen igual o más que los sanos, fuertes, inteligentes y atractivos. En la especie humana la "aptitud", una medida clave de la selección natural, ya no es válida.
Es por estas razones que algunos han llegado a la conclusión de que los humanos ya no estamos evolucionando.


Pero sí, seguimos evolucionando

Mientras que el razonamiento anterior puede tener sentido para mucha gente, no está nada claro que esos factores estén alterando realmente el éxito reproductivo. Incluso aunque esa teoría sea exacta, una especie puede seguir evolucionando, porque como se dijo anteriormente, la selección natural no es el único factor en la evolución.


El punto clave de la evolución en una especie es cuando el éxito reproductivo no es aleatorio, y esto es lo que está ocurriendo en la especie humana en este momento.

En primer lugar, las tasas de natalidad han bajado en los países desarrollados. Si no fuera por la inmigración, la población de varios países europeos se estaría reduciendo dramáticamente. En Japón el número de habitantes también se está reduciendo. Esto significa que la contribución genética a la especie de esas poblaciones será cada vez más pequeña. Esto es un cambio y un cambio significa evolución.

En segundo lugar, ya sean países desarrollados o subdesarrollados, algunas personas se reproducen más que otras y esto no es al azar. Los estatus socioeconómicos más altos tienden a crear familias más pequeñas, son los niveles socioeconómicos más bajos los que tienden a dejar más descendencia. Esto es otro cambio, lo cual también significa evolución.

Pero además de razones económicas, otros elementos afectan las tasas de reproducción: factores religiosos, nivel de educación, origen étnico, incluso las creencias políticas también inciden.
Esto significa que, en América del Norte y Europa Occidental, las personas de origen latino y africano tienden a tener, en promedio, más hijos que los caucásicos. Pero incluso esta tendencia no es uniforme y hay fuertes diferencias regionales. En Asia también existen amplias diferencias, las familias numerosas son completamente desconocidas en China, Japón y la mayor parte del sudeste de Asia, mientras que países como Pakistán, Irán y Afganistán tienen altísimas tasas de natalidad.

Es cierto que factores como la supervivencia no sean actualmente fenómenos importantes, al menos no en gran parte del mundo, pero sin duda la reproducción diferencial sí lo es. No importa que las diferencias se deban a opciones reproductivas conscientes, sigue siendo un éxito reproductivo desigual.
¿De qué manera estamos evolucionando? Esta pregunta es más difícil de responder, de todos modos, seguimos en un continuo cambio y de eso se trata la evolución.



¿Por qué los árboles ayudan a bajar nuestros niveles de estrés?


Todos sabemos que observar la naturaleza induce a la calma. Un estudio realizado en Japón sugiere que caminar o simplemente estar cerca de árboles, refuerza el sistema parasimpático del sistema nervioso central, lo que lleva a tranquilizar la mente y desestrezarnos. Veamos por qué ocurre esto.


árboles

Nuestro sistema nervioso autónomo tiene dos partes, el simpático y el parasimpático. Ambos operan fuera del control consciente.
El sistema simpático se activa con la acción: aumenta el ritmo cardíaco, la respiración se acelera, sube la presión arterial, aumenta la adrenalina y las pupilas se dilatan. Por el contrario, el sistema parasimpático activa la respuesta que induce a la calma: baja la presión arterial, el pulso disminuye, la respiración se hace más lenta y los músculos se aflojan.

Estos dos sistemas autonómicos son complementarios, no antagónicos. Además, deben estar siempre funcionando para mantener la homeostasis, que es el equilibrio y la autorregulación de nuestro cuerpo.
El sistema simpático predomina cuando se necesita acción rápida. Pero cuando las circunstancias no requieren de una repuesta inmediata, el sistema parasimpático toma el control y ralentiza el metabolismo.


La investigación

Los experimentos fueron realizados por profesores de la Universidad Tsukuba (Japón) y tuvieron como participantes a personas que se ofrecieron voluntariamente. Dichos ensayos se hicieron en 24 diferentes parques y bosques de todo el país.
Los resultados indicaron que caminar 20 minutos por un espacio verde reducía los niveles de la hormona que se libera en respuesta al estrés llamada cortisol, estas mediciones se obtuvieron mediante muestras de saliva.
Pero lo interesante del estudio fue hallar que, en las personas que caminaron por espacios verdes en los que había árboles, los niveles de cortisol eran promedialmente más bajos que en aquellas personas que caminaron por espacios verdes donde no los había.

Más tarde, los investigadores también encontraron que los niveles de hemoglobina en la corteza prefrontal izquierda del cerebro, área que se asocia con el estrés y el miedo, también disminuyeron en mayor nivel en las personas que caminaron cerca de árboles.

¿Por qué los árboles ayudan a reducir mejor los niveles de estrés? Los autores del estudio aseguran que la clave está en los phytoncides, que son compuestos orgánicos volátiles que emiten muchas especies de árboles para protegerse de microbios, bacterias y hongos. En total se conocen unos 5 mil compuestos diferentes y son ampliamente utilizados en la medicina de países como Rusia, Ucrania, Japón y China.
Los árboles más comunes que emiten phytoncides son el pino, algarrobo, cedro y roble, pero no son los únicos. Cabe destacar que el ajo y la cebolla también despiden este tipo de compuestos. Los investigadores están seguros que los phytoncides estimulan nuestro sistema nervioso parasimpático.


Referencia:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2793346/



La voz femenina más allá del tono: salud, fertilidad y cuerpo


Entre algunas especies de mamíferos, ciertas características vocales se correlacionan con el tamaño y la forma del cuerpo. Por ejemplo, cuanto más grande es el animal, más profundo es su tono de voz.

Sin embargo, en otras especies, la correlación tono de voz - tamaño del cuerpo, no es tan clara. Por ejemplo, entre los gorilas machos, el tono de voz no se relaciona muy bien con el tamaño del cuerpo.
Lo mismo ocurre con los seres humanos, el tono de voz es un débil predictor del tamaño del cuerpo, y esta frágil correlación parece funcionar sólo con la altura, no funciona ni con el peso ni con la masa muscular.
No obstante, además del tono, la voz tiene muchas otras características, y brinda algunos datos acerca de la persona.

Hace un tiempo, un grupo de investigadores analizó una muestra multicultural de más de 700 hombres y mujeres, midiendo 19 características diferentes de sus voces, así como también 8 características diferentes en la forma y tamaño de sus cuerpos.

Si bien se encontraron varias cosas interesantes, la correlación más sorprendente que se descubrió fue que, en las mujeres, varias características vocales agradables (voz aguda, sonoridad, más variación en el tono) se correlacionaban con un aspecto muy específico del cuerpo femenino: la relación cintura – cadera.


Proporción cintura – cadera

Esta proporción se valora como una de las características más atractivas de la belleza femenina, o sea, un bajo ratio entre cintura y cadera se considera particularmente atractivo para las mujeres.


cintura cadera ratio

Este ratio es también un buen predictor de salud en el sexo femenino. Patologías como diabetes y enfermedades cardiovasculares se correlacionan con altos ratios en esta relación. Algunos médicos toman esta medida como un indicador de salud, tanto como el peso o el índice de masa corporal. Una baja proporción también se correlaciona con la fertilidad. Las mujeres con altos ratios son más propensas a experimentar dificultades para quedar embarazadas.
Además, algunas de las mismas características vocales que se correlacionan con un bajo ratio cintura-cadera, son a menudo las voces femeninas que los hombres encuentran atractivas.

¿Qué significa esto? Una buena explicación es que los hombres han desarrollado instintivamente la capacidad para detectar mediante señales visuales (relación cintura-cadera) y señales auditivas (características vocales), los niveles de salud y fertilidad en las mujeres. Esto tendría un valor sustancial para ellos en la búsqueda de la sobrevivencia evolutiva, es decir, dejar muchos descendientes sanos.

Sin embargo, esto puede explicar la atracción, pero no la correlación en sí misma. ¿Qué tiene que ver la fertilidad? ¿Qué tienen que ver en todo esto las características vocales? ¿Cuál es el mecanismo de esta conexión?

El razonamiento más probable es que éstos son efectos compartidos por las hormonas reproductivas estrógeno, progesterona y prolactina. En un equilibrio adecuado, estas hormonas promueven la fertilidad, mantienen la salud cardiovascular y también influyen en la distribución de la grasa corporal alrededor de las caderas. Es decir, estamos hablando de un equilibrio hormonal saludable.

Este es un buen ejemplo de cómo funciona la evolución por selección natural. Los rasgos físicos, incluso los comportamientos, tienden a surgir por sí mismos, a través de mutaciones al azar, sin ninguna función u objetivo. Esto quiere decir que aquellos genes que proporcionan algún beneficio se ven favorecidos y los que reducen el éxito, se eliminan.

En este caso, los efectos secundarios de las hormonas sexuales femeninas son sólo eso: efectos secundarios. Pero los hombres han encontrado en dichos efectos su éxito evolutivo. Es de esa forma como los estándares de belleza han evolucionado: reflejando indicadores de salud y fertilidad. Ni más ni menos, así funciona la selección natural.


Referencias:
http://psycnet.apa.org/journals/psp/65/2/293
http://pec.sagepub.com/content/37/4/615.short



Hombre y mujer: la ciencia de la verborragia


Existe la idea de que las mujeres son más habladoras que los hombres. ¿Es verdad esto? Dependiendo de cómo se mire, la mayoría de los estudios encuentran que ellas hablan más, pero la diferencia es muy pequeña.


hombre mujer

En el año 1990, Deborah Tannen, profesora de lingüística de la Universidad de Georgetown, realizó una investigación sobre verborragia en hombres y mujeres.
Algunas de las conclusiones apuntaron a que hombres y mujeres hablan de cosas diferentes, y debido a los temas que tratan, puede hacer ver a la locuacidad como un rasgo más femenino que masculino. Por ejemplo, las muestras indicaron que ellas son verbalmente más agresivas que los hombres, sobre todo en el uso de la agresión indirecta, a través de métodos como el chisme o cotilleo, es decir, dedican más tiempo que los hombres a hablar sobre amigos/as y miembros de la familia. En este caso, las mujeres tienden a hablar más acerca de la apariencia física, mientras que los hombres se centran más en el rendimiento. Cotillear o chismear, sin embargo, es una pequeña parte de la experiencia lingüística en la vida de la mayoría de la gente.


En las parejas donde hay una similitud en el rasgo de locuacidad, la mujer es percibida como más habladora, incluso por ella misma.

Neurología de la verborragia en mujeres y hombres

Existen algunos indicios de que las diferencias entre sexos de locuacidad y habilidades verbales derivan de diferencias neurológicas. Un claro ejemplo es la proteína FOXP2, fundamental para el lenguaje en los seres humanos (una mutación de esta proteína puede producir graves alteraciones en el habla). En un estudio realizado en niños de cuatro y cinco años se constató que existe un 30% más de proteína FOXP2 en los cerebros de las niñas que en el de varones. Es probable que esta "superioridad" proteica otorgue a las mujeres mejores habilidades en algunas áreas relacionadas con el habla, por ejemplo, capacidad lingüística, uso gramatical, memoria verbal y ortografía.


Comportamiento real del habla de hombres y mujeres

Durante el año 2001, investigadores de la Universidad de Texas midieron el habla de distintos grupos de mujeres y hombres mediante un dispositivo de grabación que registraba el habla de la persona durante 30 segundos cada 12 minutos, durante varios días. Este dispositivo permitió capturar el 5% de todas las conversaciones de los voluntarios. En total se realizaron 16 muestras y se halló que las mujeres hablaban, en promedio, 16.215 palabras al día y los hombres 15.669. Una diferencia muy pequeña: 0,07%.

Sin embargo, una de estas muestras exhibe un comportamiento bastante peculiar: los hombres hablaron casi 5 mil palabras más por día que las mujeres. El período de tiempo de dicho muestreo fue del 8 al 20 de septiembre de 2001, esto incluye los atentados del 11 de septiembre (recordemos que el estudio se realizó en Estados Unidos). Esta coyuntura nos da a entender que en una situación de miedo e incertidumbre, el hombre habla mucho más que la mujer.
Excluyendo esta muestra en particular, la diferencia sigue siendo muy similar, las mujeres hablaron sólo un 0,13% más que los hombres.

Otros datos interesantes de esta investigación fueron que las mujeres hablaban mucho más que los hombres cuando estaban físicamente cerca de la otra persona o en grupos pequeños. También cuando se trata de dialogar con sus hijos las mujeres llevan la delantera: hablaban un 2% más que los hombres.
Asimismo, las mujeres tendían más a hablar de cuestiones de estudios con sus compañeros/as de clase y fueron un poco más comunicativas con sus amistades. Los hombres, en cambio, hablaron más que ellas con sus cónyuges o parejas, familiares y personas extrañas.


Para terminar

Las diferencias entre sexos en materia de verborragia parecen ser bastante pequeñas, y quizás, más que en la cantidad, las diferencias más marcadas están en el contenido de lo que se habla. Por ejemplo, las mujeres tienden a centrarse en los aspectos afectivos de la comunicación, mientras que los hombres se centran más en el lenguaje asertivo.
En términos generales, es verdad que ellas hablan más que ellos, pero la diferencia es pequeña y muy dependiente del contexto.


Referencias:
Tannen, D. (1990) Women and men in conversation (Morrow)
David Watson (2012) Gender differences in gossip and friendship (Sex Roles)



Sí, el corazón interviene en las decisiones del cerebro


La idea de que el cuerpo puede afectar la mente no es nueva, por ejemplo, el psicólogo William James fue el primero en describir cómo la sensación física de miedo lleva al cerebro a percibirlo.


corazón cerebro

En tiempos más recientes, las investigaciones han extendido el principio de que las sensaciones físicas juegan un papel importante en decisiones morales y otros procesos vistos generalmente como más cognitivos, como la memoria.
Se sabe que ciertas respuestas físicas a la excitación, como la dilatación de las pupilas, se correlacionan con la manifestación de sentimientos de familiaridad.

Ahora, una investigación publicada en el 'Journal of Experimental Psychology' pone a prueba la memoria de las personas en fases específicas de los latidos del corazón. Los resultados proporcionan evidencia convincente de que parte de nuestros sentimientos y juicios de familiaridad son influenciados por señales que surgen en el corazón.


La investigación

Un equipo de investigadores de la Universidad de Western (Ontario, Canadá) hizo mirar a 37 estudiantes de ambos sexos, 68 caras en un ordenador durante 1 segundo y medio cada rostro.
En un ejercicio posterior, los participantes analizaron 136 caras más, la mitad eran nuevas y la otra mitad eran los 68 rostros anteriores.

Durante esta segunda prueba, los estudiantes estuvieron conectados a un monitor cardíaco y algunas de las caras se presentaban en el preciso momento en que el corazón bombeaba sangre hacia las arterias, la llamada frase sístole, mientras que otras caras se mostraban cuando el corazón se relajaba, la fase diástole.


Esto es importante porque la fase sístole aumenta la presión arterial, y dicho flujo sanguíneo es recibido por los receptores de diversas regiones del cerebro, algunos de ellos vinculados en la cognición.

La sorprendente revelación es que los participantes fueron significativamente más propensos a decir que una cara le era familiar si se le presentaba durante la fase sístole. Esto era cierto tanto para las caras conocidas como para las caras nuevas.

En un último análisis, se realizó una prueba de memoria que consistió en ver un conjunto de rostros, algunos ya vistos y otros nuevos, durante 1 segundo y medio. En cada cara, el participante debía oprimir una tecla del ordenador si había visto ese rostro antes, u otra tecla si la cara le resultaba familiar pero no estaba seguro de haberla visto. En el caso de que el rostro no le resultara para nada conocido, no debía realizar ninguna acción.

Curiosamente, en el caso de las caras nuevas, durante la fase sístole del corazón aumentó la tendencia del sentido de familiaridad. Es decir, ver un rostro nuevo en un momento específico del ciclo de latidos del corazón, podría hacerlo ver como más familiar.

Estos resultados sugieren que al hacer juicios de memoria, no solamente intervienen nuestras redes neuronales del cerebro, sino que también actúan ciertas funciones fisiológicas, como los latidos del corazón.


Referencia:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27019022



La risa de otras personas cambia la forma en que el cerebro procesa los agravios


En general, concebimos la risa como una expresión relacionada con la alegría y el regocijo, pero en ciertos contextos, por ejemplo cuando es acompañada de un insulto adquiere un significado muy negativo, especialmente en un contexto de grupo.


risas

Seguramente, la mayoría de nosotros sabe por experiencia que un agravio seguido de la aprobación grupal, logra un efecto mucho más fuerte. Ahora, un estudio de la revista "Social Neuroscience" ha demostrado la correlación neurológica de este efecto. En una fracción de segundo, la aprobación social de un agravio es procesada de forma diferente por el cerebro.


Agravios y halagos

En una investigación realizada en la Universidad de Amsterdam, se solicitó a 46 personas oficiar de voluntarias para un estudio. A los participantes sólo se les dijo que iban a ser parte en un sondeo sobre psicología emocional. El experimento consistía en responder preguntas a una persona que aparecía en la pantalla de un ordenador, pero en determinado momento, la conversación viraría y el individuo diría frases como "usted es un antisocial" a lo que, algunas veces, otras personas que estaban en la habitación (actores) se reirían.
Lo mismo ocurrió con los halagos, el individuo del ordenador después de determinadas preguntas les decía a algunos de los participantes "usted es una persona fuerte e independiente", lo que también contaría con la aprobación de las demás personas.
Todos los participantes, tanto los que recibieron agravios como los que recibieron halagos, sus cerebros estaban siendo escaneados mediante un registro de ondas cerebrales (EEG).

Los investigadores estaban particularmente interesados en la señal N400, un pico negativo de actividad cerebral, que tiende a ser mayor cuando la persona escucha algo inesperado o fuera de contexto. También en el 'potencial positivo tardío' (LPP), que es un pico de actividad cerebral, que puede ocurrir hasta un segundo después del estímulo, y por lo general se toma como un signo de procesamiento emocional.

Los cerebros de los participantes registraron una notable diferencia entre insultos y halagos, incluso entre insultos con y sin risas de terceros.
El LPP se activaba alrededor de los 400 milisegundos después de una frase o palabra insultante (sin risas de los demás individuos) y también se podía observar un aumento del N400.
Por otra parte, cuando se producían risas en la condición de insulto, el tamaño del LPP fue casi el doble más rápido y el N400 más generalizado.
En cambio, en la condición de halago, tanto el LPP como el N400 se mantenían casi sin cambios.


Los insultos impulsan de inmediato un procesamiento más emocional en el cerebro que los halagos, y este procesamiento se acentúa aún más rápidamente en un contexto público y con el ruido de la risa. De hecho, los datos de ondas cerebrales mostraron que, a nivel neuronal, los participantes ya estaban respondiendo de manera diferente a los insultos públicos antes de que pudieran haber registrado el sonido de la risa.

Estos resultados muestran que, incluso sin la risa, los insultos verbales reciben un procesamiento neuronal adicional, tanto a nivel léxico-semántico como emocional. Por otra parte, la risa de otras personas en una condición de insultos tiene un efecto directo sobre el procesamiento neurocognitivo, dando lugar a un proceso emocional más fuerte y alargado.


Referencia:
http://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/17470919.2016.1162194



La mayoría de los actos agresivos de niños pequeños son sin provocación previa


Muchas veces, cuando vemos a niños pequeños morder, pellizcar o golpear a otro niño o a un mayor, pensamos que lo hacen porque todavía no tienen el autocontrol suficiente para gestionar su ira o en respuesta a una agresión previa.


niño agresión

Pero de acuerdo a una reciente investigación publicada en la revista "Developmental Science", el uso de agresión por parte de niños pequeños generalmente no es a causa de una provocación anterior. Dicho estudio se basó en explorar la utilización de la fuerza en niños de 11 meses en adelante. La investigación fue liderada por el psicólogo Audun Dahl, de la Universidad de California.


La investigación

Dahl y su equipo entrevistaron a 74 madres con hijos en un rango de entre los 11 y los 24 meses (41 niños y 33 niñas), con una media de 16 meses. Se les solicitó a estas madres que recordaran un momento reciente en el que su hijo le causara daño a otra persona (mordisco, golpe, etc.). El análisis de las historias encontró que el 76% de las agresiones no fueron por provocación previa, y además, por lo general, el niño no mostraba signos visibles de arrepentimiento. Esto concuerda con investigaciones anteriores en las que las madres informaron que sus hijos pequeños mostraban mayoritariamente signos de placer cuando causaban molestias a otras personas.
Mientras tanto, el 26% de las agresiones si fueron provocadas, por ejemplo, para recuperar un juguete quitado por otro niño, y el 3% fueron accidentales.

En una segunda parte del estudio, los investigadores filmaron durante 2 horas y media al día, durante distintas etapas, a 26 niños (15 niños y 11 niñas) siempre en compañía de sus padres (o al menos uno de ellos) y un hermano.
En la primera visita cada niño tenía aproximadamente 14 meses de edad y luego se regresó cuando tenía 19 y 24 meses de edad.
El análisis de los vídeos mostró que el 49% de las veces en que un niño tuvo un comportamiento agresivo no fue provocado, en un 43% si fue provocado y el 8% fueron accidentales. Los blancos más frecuentes de las agresiones eran sus padres, seguidos por hermanos y mascotas.

Midiendo con mayor precisión en los actos de agresión no provocada, la mayoría de las veces parecen ser por fuerza explorativa, por ejemplo, para llamar la atención, y casi nunca había evidencia de que el niño agresor estaba angustiado. Con menos frecuencia, estos ataques no provocados se producían por una mala calibración de la fuerza, por ejemplo, golpear al perro cuando la intención era probablemente acariciarlo.


Los niños que cometieron más actos de agresión sin provocación previa, fueron los que puntuaron más alto en su tendencia a mostrar placer cuando agredían. En este caso, estaban utilizando la fuerza como forma de interacción o diversión, en lugar de enojo.

Por otra parte, el uso de la fuerza provocada y no provocada mostraron diferentes trayectorias de desarrollo. El uso de la fuerza sin provocación previa aumentó constantemente con el tiempo. Mientras que el uso de la fuerza no provocada aumentó en un primer momento con un nivel máximo alrededor de los 18 meses, y luego disminuye hacia los 2 años.


Conclusión

Según los autores del estudio, estos resultados manifiestan que la agresión no provocada está relacionada con la exploración y la búsqueda de atención por parte de los niños, combinado con una falta de comprensión acerca del dolor causado a otras personas.
La agresión no provocada se hizo menos frecuente a partir de los 18 meses, esto quiere decir que es aproximadamente en ese momento cuando comprenden que la agresión perjudica a otros o que empiezan a sentirse más sensibles hacia el sufrimiento de los demás. Los autores también encontraron que los actos de agresión no provocados eran especialmente propensos a generar reacciones negativas en padres y hermanos, lo que supuestamente ayuda a que los niños aprendan a abstenerse de dicho comportamiento.

Esto muestra que el uso de la fuerza por parte de niños pequeños contra los demás, es una conducta más diversa de lo que normalmente se asume. Los autores dicen que se necesita más investigación, sobre todo la observación en diferentes ambientes y culturas, para comprender mejor cómo los niños llegan a darse cuenta de que el comportamiento agresivo es una conducta equivocada.


Referencia:
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/desc.12342/abstract