¿Son las grandes organizaciones empresariales un fallo de la evolución humana?


Si tenemos en cuenta la historia del hombre sobre la tierra, las grandes sociedades empresariales son algo muy reciente para el ser humano... y para algunos científicos, además, son un desajuste evolutivo. Veamos por qué.


empresa evolución humana

Si hay algo que caracteriza al ser humano es que no es inmune a sí mismo, a lo largo de nuestra evolución hay claros ejemplos de que, en algunos casos, el medio ambiente que hemos construido puede no estar diseñado de manera óptima para nosotros.
Hace un par de semanas hablamos de algunos desajustes evolutivos que tiene nuestro cerebro y seguramente sigamos indagando en el tema porque hay muchos más. Por ejemplo, la pandemia de obesidad que se vive en las sociedades occidentales actuales, producto de que nuestro cerebro "aprendió" a sentir ganas de comer alimentos ricos en azúcar y grasas saturadas, desconocidos para nuestros antepasados lejanos.


Multinacionales, crisis y estrés

Muchos psicólogos evolutivos piensan que las grandes organizaciones empresariales son parte de ese desajuste evolutivo también. Echemos un vistazo a estas cifras: las investigaciones arrojan que las direcciones de las grandes empresas tienen un nivel de fallo de entre un 35 y un 50%, o sea, que estas organizaciones están lideradas por individuos que cometen demasiados errores. Y otro dato es que las encuestas empresariales reportan que la parte más estresante del trabajador de una gran organización, es la interacción con la jerarquía superior inmediata, o sea, su supervisor.

Estos datos nos dan la pauta de que tal vez estamos siguiendo a personas a las que nuestros antepasados no necesariamente hubiesen tenido la necesidad de seguir. Este desajuste en el liderazgo no es realmente sorprendente, ya que nuestros cerebros evolucionaron en sociedades familiares pequeñas, sencillas y dónde había un líder notorio y visible y ahora de repente tenemos que interactuar a diario con completos extraños en organizaciones jerárquicas enormes, que involucran a miles de personas.

¿Cómo resolver este desfase evolutivo que significan las grandes organizaciones? Quizás no nos quede otra alternativa en el sentido de que la selección darwiniana haga su trabajo, de manera que nuestra mente se adapte poco a poco a las nuevas realidades organizativas, pero este proceso podría tardar millones de años. Una buena solución podría ser rediseñar nuestras organizaciones para que sean más acordes con nuestra historia evolutiva. En tal caso veamos cuatro ejemplos que deberíamos tener en cuenta:


a) Lo pequeño vale oro: ¿Es sorprendente que en prácticamente todo el mundo las empresas familiares y microempresas estén floreciendo a pesar de la crisis actual? Sin dudas que no, nuestros cerebros evolucionaron en grupos reducidos unidos por un control social informal. Las organizaciones pequeñas significarán menos jerarquía, menos control formal y más énfasis en el trabajo de equipo.

b) El problema de los mandos medios: Nuestros cerebros no están preparados para recibir órdenes de personas que no están en la parte alta del grupo y menos aún cuando las órdenes son trasmitidas a través de una gran cadena organizativa. Es por eso que no nos gustan los mandos medios. Para algunos psicólogos, la autoridad jerárquica multinivel es un gran desajuste evolutivo.

c) Falta de liderazgo: En las grandes organizaciones modernas ante la falta de liderazgo se hace hincapié en los métodos, en la gestión y en los objetivos como forma de convencer o seducir a las estructuras jerárquicas más bajas. Esto no está en consonancia con el liderazgo de los ambientes ancestrales en dónde sólo se seguía a determinada persona en función de sus cualidades personales y su carisma. O sea, si no puedo persuadir no puedo ser líder.

d) Evitar líderes tiránicos: Durante la mayor parte de nuestra historia los desafíos fueron físicos (caza, defensa del grupo, etc.) debido a ello, la mayoría de las personas buscaban la protección de líderes de tipo agresivo-dominante, pero también es sabido que el grupo, por lo general, ejercía cierto control sobre dicho líder, que sabía que una revuelta o la expulsión del grupo era equivalente a una muerte casi segura. Esto ya no es así, en las organizaciones modernas no es nada fácil expulsar a los líderes tiránicos. Hoy en día, dónde los costos de un conflicto son inmensos, tales líderes hacen más mal que bien. Hay una frase que dice: si elegimos guerreros para guiarnos, no nos quejemos de que vivamos siempre en guerra.