Existe en el ámbito científico un refrán que dice "los biólogos tienen a sus cobayas de laboratorio y sus moscas de la fruta, y los psicólogos tienen a los estudiantes".
Ocurre que una gran cantidad de investigaciones sobre ciencia del comportamiento se lleva a cabo con jóvenes universitarios con la suposición de que es seguro generalizar a partir de estas personas, al resto de la población. Existen algunas razones de sentido común para pensar que esto podría ser un problema, es decir, que hacer sólo investigaciones con estudiantes (por lo general personas adultas jóvenes) que asisten a una universidad podría sesgar los resultados.
Ahora, un estudio reciente publicado en "PLOS One" muestra algunos ejemplos en que los estudiantes difieren del resto de la gente, lo que significa que es más complicado averiguar si es apropiado extrapolar los hallazgos en los estudiantes al resto de la gente como un todo.
Los investigadores de la Universidad de Cardiff, Paul Hanel y Katia Vione, utilizaron datos recopilados de más de 86 mil personas (incluyendo 6352 estudiantes) de 59 países como parte de la "World Values Survey". Querían observar si los estudiantes diferían de la población general en algunas medidas, como por ejemplo, la personalidad o la confianza en los extraños, y si fuera así, si esto era bastante constante o variado entre países y culturas.
Por ejemplo, si un país era más individualista o colectivista (en cualquiera de los casos sería más fácil anticiparse y tener en cuenta las diferencias entre los estudiantes y el resto de la población al realizar investigaciones).
De hecho, los investigadores encontraron algunas diferencias notables entre los estudiantes y el público en general, pero estas diferencias a menudo variaban entre países. Por ejemplo, en Colombia los estudiantes tendieron a obtener un puntaje más alto en escrupulosidad que en el resto de la gente, pero en Brasil, ocurrió lo contrario. En el rasgo de apertura a la experiencia, los estudiantes en China obtuvieron calificaciones más altas que el público en general, pero en Pakistán los estudiantes tuvieron calificaciones más bajas. La muestra era también compleja con los valores y actitudes personales de la gente. Por ejemplo, en Nueva Zelanda los estudiantes demostraron un mayor respeto por los ancianos en comparación con el conjunto de la población, pero en Australia se encontró lo contrario.
Dos variables culturales a menudo utilizadas, la capacidad de integración y la autonomía intelectual, no tuvieron grandes diferencias entre ambos grupos en diferentes países.
Hanel y Vione dijeron que sus resultados "apoyan aún más la afirmación de que la generalización de los estudiantes al público en general dentro de la psicología personal y social es problemática, al menos mientras no sepamos qué predice estas diferencias".
Estos nuevos hallazgos son algo inesperados, pero los estudios de este tipo son también muy bienvenidos dado que la dependencia de la psicología con las muestras de estudiantes es poco probable que termine pronto. Crucialmente, cuanto más sabemos acerca de cómo los estudiantes tienden a diferir del público en general, mejor estaremos situados para interpretar nuevos descubrimientos basados en estudiantes de una manera mejor considerada.
Referencia:
http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0168354
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