Los humanos somos seres hambrientos por descubrir, y nada tiene más fascinación que el futuro. En otras épocas, buscábamos respuestas a través de la adivinación, en cambio ahora, la ciencia puede pronosticar eventos significativos de nuestras vidas, por ejemplo, la aparición de algunas enfermedades.
Pero el hecho de que algunas personas prefieren no saber, incluso cuando dicha información es accesible y podría tener gran influencia en sus vidas, ha animado a los científicos a tratar de trazar los límites de nuestro afán por el conocimiento.
Un reciente estudio en 'Psychological Review' sugiere que es el miedo a lo que podríamos descubrir -y desear que nunca hubiéramos sabido- lo que a menudo nos lleva a ignorar deliberadamente el futuro.
La investigación
Gerd Gigerenzer, Director del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano, y Rocío García-Retamero de la Universidad de Granada, investigaron muestras representativas a nivel nacional de personas de Alemania y España acerca de si estarían dispuestos a conocer la fecha o la causa de su muerte, o si su matrimonio terminaría en divorcio. Así como información relacionada con eventos futuros positivos, como saber el sexo de un hijo por nacer.
Mientras que las investigaciones anteriores con personas con mayor riesgo de enfermedades específicas señalaban índices de ignorancia deliberada entre el 10 y el 30%, las tasas aquí fueron mucho más altas. Cerca del 90% de los participantes dijeron que preferirían no saber sobre futuros eventos negativos (esto tendía a generalizar: una persona que no quería saber sobre un resultado negativo, por lo general decía que no quería saber nada acerca de otros eventos).
Las tasas de ignorancia deliberada también fueron altas para las situaciones positivas, pero más variables: por ejemplo, sólo un tercio de los participantes dijeron que no querían saber el sexo de su hijo, en comparación con tres cuartas partes que preferían no saber el resultado de un partido de fútbol que se estaba disputando. La ignorancia voluntaria es común, pero ¿qué es lo que la impulsa?
La sospecha de los autores del estudio es que se trata de un arrepentimiento anticipado: el miedo de la gente a arrepentirse de oír lo que va a suceder. Después de todo, no se puede "desconocer" un hecho no deseado.
Esto parece sorprendente, porque la información sobre un resultado inminente suele considerarse como más relevante. Como dato adicional, los investigadores también encontraron que los participantes que tenían pólizas de seguros (una medida de la vida real para intentar evadir incertidumbres futuras) también fueron más propensos a elegir la ignorancia deliberada para eventos posteriores.
Desde una perspectiva puramente racional, parece sorprendente que tantas personas se aparten de información potencialmente útil. Por ejemplo, saber el momento de nuestro fallecimiento futuro podría dar forma a cómo ahorrar para la vejez. Pero parece que muchos de nosotros preferimos la ignorancia, impulsada por el temor de lo que podríamos lamentar descubrir, algo que sería mejor desconocer.
Referencia:
http://psycnet.apa.org/journals/rev/124/2/179/
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