En determinado momento de nuestra vida, seguramente tendremos un conjunto de valores que guiarán nuestras acciones y pensamientos, por ejemplo, el afán de éxito. Estos valores (más allá de las diferencias individuales) cambian a medida que vamos creciendo.
Una investigación de los profesores de psicología social Katia Vione y Valdiney Gouveia, indagó en los cambios de valores basados en la edad y el género. Para ello, se recabaron datos de casi 36 mil personas de ambos sexos y que sus edades iban desde los 12 a los 65 años.
Los participantes fueron parte de una encuesta diseñada para reflejar seis tipos de valores: La excitación (emoción, placer y sexualidad), la promoción (poder, prestigio y éxito), la interacción (el afecto y la pertenencia), la normativa (obediencia, religiosidad y tradición), la realización (belleza, conocimiento y madurez) y la existencia (salud, estabilidad y supervivencia).
El estudio analizó de qué forma el nivel de estos valores fue variando con la edad, tanto para hombres como para mujeres.
Las personas estamos más interesadas en la excitación (emoción, placer y sexualidad) durante la adolescencia. Este valor se reduce con la edad. Aquí había una diferencia entre los géneros, y era que las mujeres más longevas estaban menos interesadas en este valor que los hombres más longevos. Seguramente este hallazgo no es tan sorprendente, ya que los más jóvenes suelen ser más propensos a buscar placer que los adultos mayores.
En cuanto a la promoción (poder, prestigio y éxito) los individuos más interesados fueron los más jóvenes y los mayores, más que en el rango medio. Lo que puede suceder aquí es que en la edad adulta temprana y media, las personas estemos menos preocupadas por el éxito, ya que en esa edad nos centramos en la crianza de los hijos. En términos generales, el éxito y el poder es menos preocupante en esa etapa que en períodos anteriores o posteriores, cuando las responsabilidades de la crianza no existen o se han completado.
La interacción (el afecto y la pertenencia) fue más significativa en los adolescentes y en la primera etapa de la adultez, y desciende en importancia posteriormente. Aún así, este valor fue bastante alto en todas las edades. Es decir, si bien es más relevante al principio, la interacción es preponderante en las distintas etapas de la vida.
Los valores normativos (obediencia, religiosidad y tradición) tendían a ser más importantes con la edad, por tanto, eran más significativos para los adultos mayores. Estos valores fueron defendidos con más fuerza por las mujeres mayores que por los hombres mayores. Esto refleja la tendencia de que la gente se aferra con más fuerza a las tradiciones a medida que envejecen, quizás porque ayuda a dar mayor sentido a la vida.
La realización (belleza, conocimiento, madurez) aumenta con la edad hasta la adultez media, momento en que empieza a estancarse, aunque en esta etapa los hombres continuaron mostrando un cierto aumento en este valor. Esto refleja que a medida que crecemos, nos volvemos más interesados en la belleza y el conocimiento, aunque ya en la mediana edad nos centremos más en preocupaciones prácticas, como ganarnos la vida o criar a los hijos.
Por último, la existencia (salud, estabilidad y supervivencia) fue más importante en los períodos más tempranos con una disminución en la adultez media y un ligero incremento en la etapa adulta mayor. En esencia, los individuos jóvenes son los más preocupados por su bienestar. Y si bien cuando las personas envejecen quieren mantenerse saludables, también hay un reconocimiento implícito que vamos a experimentar algunos problemas de salud a medida que entramos en la edad adulta mayor.
Para terminar
Estos resultados indican que los cambios de valores con el paso del tiempo probablemente reflejen las prioridades que la gente tiene en las distintas etapas de la vida. En los primeros períodos, tendemos a indagar lo que queremos hacer con nuestra vida y exploramos las posibilidades necesarias para ello. Más tarde, al formar una familia, cambiamos nuestras prioridades y con ello, algunos de nuestros valores. En cambio en la vejez, la responsabilidad de formar una familia está terminada, pero comenzamos a experimentar problemas de salud. Esto conduce a valorar otras opciones.
Otro punto importante es que, si bien hay grandes cambios de valores con la edad, no existen grandes diferencias entre hombres y mujeres. En general, ambos sexos tienen tareas similares en las diferentes edades. Si bien pueden diferir en el grado de importancia de algún valor, no se diferencian fuertemente en la variación de los mismos a lo largo del tiempo.
Referencia: http://psp.sagepub.com/content/41/9/1276.abstract