Cualquier psicólogo de cierta experiencia, seguramente ha recibido en su consultorio a muchísimos compradores compulsivos, esas personas que gastan dinero en objetos que posiblemente, nunca lleguen a usar.
Sin embargo, es muy poco probable que hayan tenido en su consulta, a alguien que quisiera ser atendido porque no le satisface gastar dinero.
¿Por qué?
Investigadores de la Universidad de Negocios de Nottingham (Reino Unido) entrevistaron a 140 individuos, hombres y mujeres, que eran considerados como "poco gastadores" por familiares y amigos.
Veamos algunas conclusiones de dicha investigación.
No son fácilmente influenciables: Las personas consideradas "tacañas", se fían menos de los consejos de los demás, tienden a confiar más en sus pensamientos e instinto. Son menos susceptibles a lo que opinan los otros individuos, todo lo contrario a los "derrochadores" que en la mayoría de las veces, actúan impulsados por modas o por lo que hacen otras personas.
Utilizan mejor su dinero: La felicidad de gastar el dinero para estas personas, radica en gastarlo en "experiencias", viajes, ir a un concierto, etc.; a diferencia de los compradores compulsivos, que prefieren gastar el dinero en bienes materiales, ropa, joyas, etc.
Hábitos de consumo saludables: No utilizan el dinero para aumentar la eficacia de su felicidad, tienen más conciencia a la hora de comprar. El comprador compulsivo es propenso a la compra apremiante, asociada con la baja autoestima y la depresión. Los "tacaños", sin embargo, parecen estar mejor adaptados para evitar estos problemas de salud mental.
Se centran más en la recompensa: Estas personas no le temen a una restricción económica si esto al final del camino, le puede proporcionar felicidad, además, son más abiertos al auto desarrollo. Estas razones combinadas sean quizás, la razón por la cual estos individuos están más predispuestos al éxito profesional. Tienen más paciencia y visión de largo plazo, a diferencia del derrochador que se caracteriza por ser impaciente y tener una visión de corto plazo.
Conclusiones
- Según concluye el estudio, el hecho de gastar dinero, no altera la felicidad de estas personas. Cuando adquieren cosas materiales, se guían fundamentalmente por las ventajas que les va a generar el objeto adquirido, no por comprar algo ‘nuevo’, como dijimos antes, los tacaños son más centrados en el desenlace.
- Una persona que no siente satisfacción en hacerse de objetos materiales, muchas veces no es que gaste menos, sino que tiene distintos hábitos de consumo.
- La mayoría no tiene una relación enfermiza con el dinero como mucha gente piensa.
- La felicidad de estas personas no pasa por el nivel de gasto monetario, porque les es más fácil encontrar el bienestar en otros ámbitos.