A mediados del siglo pasado, la empresa Volvo comenzó a tratar de mejorar las medidas de seguridad para proteger a los conductores y pasajeros en sus vehículos.
Como consecuencia de ello nació el cinturón de seguridad. Paradojicamente, los conductores, en general, comenzaron a tener un manejo mucho más temerario.
Esto no fue casualidad, veamos porqué.
Volvo le encargó el trabajo a un ingeniero mecánico llamado Nils Bohlin, el mismo que había desarrollado los asientos eyectables para la empresa de aviones Saab.
Después de investigar y experimentar durante un año, Bohlin tuvo un gran avance, una correa en el pecho y otra en la cadera, cada una anclada en un mismo punto. Era tan sencillo que el conductor o pasajero, lo podía abrochar con una sola mano.
Volvo presentó el resultado, posiblemente el dispositivo de seguridad más efectivo de los últimos 50 años, tal es así que, en poco tiempo, los otros fabricantes de autos siguieron su ejemplo.
Nadie podrá saber nunca exactamente cuantas vidas ha salvado el cinturón inventado por Nils Bohlin, ni cuantas personas se han salvado de sufrir graves heridas, en muchos casos lesiones permanentes.
Teoría de compensación de riesgo
Mientras festejamos el medio siglo de este genial invento, también podríamos considerar que muchos conductores causan accidentes, precisamente por llevar el cinturón de seguridad.
Los científicos llaman a esto "teoría de compensación del riesgo".
Es el concepto de que los seres humanos tienen una tolerancia innata al riesgo, lo que significa que, cuantas más medidas de seguridad se añaden a los vehículos y carreteras, los conductores se sentirán menos vulnerables.
O sea, la sensación de mayor seguridad nos tienta a ser más imprudentes.
La "compensación de riesgo" es un fenómeno que no sólo se ve en las carreteras, sino que lo vemos en muchos ámbitos, en el trabajo, en el hogar, en el deporte, etc.
El número de muertes por inundaciones en los Estados Unidos apenas ha variado en los últimos 100 años, porque la construcción de diques ha llevado a mucha gente, a pesar del peligro, a vivir a zonas inundables.
Los investigadores han encontrado que la mejora del mecanismo de apertura de los paracaídas no redujo considerablemente el número de accidentes, ya que esto ha hecho que muchos paracaidistas, en un exceso de confianza, lo abran demasiado tarde.
Los estudios aseguran que los trabajadores que usan cinturones industriales, tienden a levantar cargas más pesadas.
Las estadísticas del servicio de Guardabosques de EEUU dicen que se pierden muchas más personas en aquellos bosques dónde hay equipos de rescate.
Cuándo los jugadores de fútbol americano comenzaron a utilizar cascos protectores como medida para prevenir lesiones, fomentó que empezaran a utilizar la cabeza como arma de ataque. Esto terminó ocasionando lesiones aún más graves.
Los seres humanos no sólo toleran riesgo, a veces lo buscan; esto ocurre porque cada uno de nosotros tiene un nivel de tolerancia innata al riesgo y en función de ese nivel, en una situación dada, actuaremos para reducir o aumentar el riesgo percibido.
Así como nuestro cuerpo regula, por si solo, la temperatura corporal, las personas regulan su comportamiento a las medidas de seguridad existentes.
Algunas preguntas sobre la teoría de compensación de riesgo son difíciles de responder debido a que los cambios de comportamientos son multidimensionales y difíciles de medir. Pero está claro que arriesgarse es humano.
Para finalizar podríamos citar a Nils Bohlin, cuando hablando de su genial invento en una entrevista en 2002, poco antes de morir dijo, "…cuando la situación es peligrosa, es posible que usted tome tantas medidas de seguridad como pueda, pero cuando la situación nos parece segura, es precisamente ahí cuando tenemos que ponernos en guardia…"
Está claro que estas palabras son válidas tanto para conductores, paracaidistas o excursionistas.