¿Qué aprendemos de uno y del otro?... ¿Qué nos transmite mejor nuestro padre y que nuestra madre?
Autoestima, depresión, ansiedad, ambición, emociones, etc. ¿cuál de los dos influye más?
Un resumen sobre algunas de las últimas investigaciones científicas sobre padres y madres.
¿Qué ha investigado últimamente la ciencia sobre las madres?
Madres emocionales: Según un estudio hecho por la publicación ‘Sex Roles’, las madres son mejores que los padres para contar historias y recordar el pasado con sus hijos. Los investigadores observaron que las madres tienden a incluir términos más emocionales en sus historias.
Según los expertos, esto ayuda a los niños a desarrollar mejor sus habilidades emocionales.
Contestando preguntas: Un estudio de mil madres en el Reino Unido encontró que la madre típica responde a sus hijos hasta 300 preguntas al día. Las niñas de cuatro años son las más curiosas, promediando una pregunta nueva cada 2 minutos.
La mayoría de las preguntas se hacen durante las comidas (un promedio de 11), en las salidas de compras (10 preguntas) y la hora de acostarse (9 preguntas).
Piel con piel: El contacto piel a piel con la madre, ayuda a reducir el estrés de los bebés prematuros o en situación de riesgo. Los investigadores determinaron que el toque de un padre o de otra mujer sin relación con el bebé, también puede ayudar, pero en ninguno de los dos casos tiene el efecto calmante del contacto físico con la madre.
Chupar el chupete: Un reciente artículo en la revista ‘Pediatrics’ dice que los bebés cuyas madres chupan el chupete para limpiarlo, desarrollan menos alergias que los niños cuyas madres lo limpian de otra manera. También tienen menores tasas de eczema, menos síntomas de asma y de pequeñas cantidades de un tipo de glóbulo blanco que se eleva en respuesta a las alergias u otros trastornos.
Los resultados están en línea con la creciente evidencia de que una cierta exposición a los gérmenes a una edad temprana puede ser buena para los niños.
Consumo de alcohol: Un estudio de la Universidad de Cambridge de más de 30 años de duración, reveló que los hábitos de consumo de alcohol de las madres tienen un mayor impacto en la forma en que sus hijos consumen alcohol en la adultez.
Mientras que en la adolescencia, el comportamiento de consumo de los jóvenes es más influenciado por sus padres, los investigadores encontraron que eso cambia cuando éstos alcanzan la edad adulta.
El idioma materno: Hace mucho que se sabe que los recién nacidos empiezan a aprender el idioma de sus madres desde que están en el vientre. Pero recientes investigaciones en Suecia indican que, estudios hechos a ondas cerebrales de bebés de entre 24 y 48 horas de vida, éstos reaccionaban normalmente (igual que si escucharían a su madre) al escuchar a otra mujer hablar en su idioma materno, sin embargo, reaccionaban de distinta forma al escuchar a la misma mujer hablar en un idioma extranjero.
Hijas ayudan más: Científicos finlandeses analizaron las tasas de supervivencia post-parto de 11.166 madres en la Finlandia pre-industrial, entre los siglos XVII y XX. Encontraron que, una madre que dio a luz solo hijos varones, viviría en promedio unos 32,2 años después del nacimiento de su último hijo, mientras que una madre que dio a luz solo niñas, viviría unos 33,4 años después del nacimiento de su última hija. La esperanza de vida más corta en caso de tener solo hijos varones se repite independientemente de la condición social o económica de la madre.
Los investigadores no encontraron ninguna causa biológica a esto y suponen que las hijas tenían más probabilidades de prolongar la vida de sus madres, al ayudar con las responsabilidades del hogar.
¿Qué ha investigado últimamente la ciencia sobre los padres?
Buenas acciones: Un estudio de la Universidad de San Francisco encontró que las niñas tienden a atribuir las buenas acciones de un padre a sus "aspectos perdurables", mientras que los niños son más propensos a verlos como “situaciones específicas”.
Padres inculcan más logros: Una investigación de la Universidad de Columbia indicó que, los adolescentes varones que crecen con un padre tienen un 33% más de esperanzas de desarrollar una carrera profesional, pero en las chicas es más aún, un 41%. Esto quiere decir que la presencia de un padre, tiende a inculcar una mayor ambición profesional y competitiva en la persona. Más en las mujeres que en los varones.
Padres y testosterona: Un estudio de la Universidad de Notre Dame encontró una correlación entre la proximidad de un padre con sus hijos y su nivel de testosterona. Los padres que viven con sus hijos, tienden a tener niveles más bajos de testosterona.
Mientras que los padres con altos niveles de testosterona, tienden a ser menos comprometidos y más distantes con sus hijos.
Respuesta al estrés: Científicos de la Universidad de Princeton dicen que el estrés que experimenta un padre durante su vida, influirá mucho más que el de la madre, en la manera en que sus hijos responderán al estrés en la adultez.
Comportamiento generacional: Los hijos varones con padres menos cariñosos, tienden a ser igual con sus propios hijos (este patrón de comportamiento funciona diferente en las mujeres), lo que sugiere que el comportamiento paterno se puede transmitir de padres a hijos a través de múltiples generaciones.
Padres ausentes y depresión: Una investigación de la Universidad de Bristol en el Reino Unido encontró que las niñas cuyos padres estaban ausentes en torno a sus primeros 5 años de su vida, eran más propensas a tener episodios depresivos en la adolescencia. Esto revela que el impacto de un padre ausente en la salud mental de una niña, deja a ésta más vulnerable ante eventos negativos.
Más autoestima: Según un estudio de la Universidad de Houston, los adolescentes de ambos sexos que más tiempo pasan con sus padres, tienen más alta autoestima y también tienden a ser mejores en habilidades sociales. Los investigadores no ven el mismo impacto cuando se trata de las madres, especulan que podría ser porque los padres son más proclives a hacer actividades individuales con sus hijos.
Menos depresión y estrés: Según investigaciones realizadas en la Universidad de Harvard, los padres que se dedican a actividades físicas con sus hijos, que juegan con ellos o que les leen, éstos tienen un 30% menos de probabilidades de tener episodios graves de estrés o depresión en la adultez.