Olores corporales: lo que sabemos gracias al sentido del olfato


Desde hace mucho tiempo, la cultura occidental ha estado obsesionada con los olores corporales y la eliminación de cualquier rastro de ellos. Sin embargo, nuestro sentido del olfato, sólo o en combinación con otros sentidos, es un componente primordial de mucha de la información que recibimos.



Mientras que el tacto y el gusto requieren contacto físico para obtener información, el olfato, junto con la visión y la audición, nos brindan información sobre lo que se extiende más allá de nuestros cuerpos.

A menudo olemos a otras personas antes de verlas u oírlas, esto se debe a que la visión y la audición requieren de atención enfocada, pero nuestro sentido del olfato trabaja de continuo y por fuera de nuestra percepción consciente. De hecho, muchas veces es la detección inconsciente de un olor corporal lo que nos alerta sobre la presencia de una persona, tornando posteriormente nuestra atención visual y auditiva hacia ellos.

El olor corporal se debe a nuestra composición genética, por tanto, cada uno de nosotros tiene un olor corporal único. Es de esta forma que, por ejemplo, los bebés recién nacidos reconocen a sus madres. También puede ocurrir, que las personas con olores corporales muy diferentes a nosotros pueden desencadenar en nuestro cerebro un estado automático de alerta.


El olor corporal nos proporciona información sobre la composición genética de la otra persona, por tanto, quienes huelen similar a nosotros los identificamos como familiares. Tal vez el olor corporal es lo que impulse a evitar la endogamia en seres humanos y animales.

Esto también quiere decir que los olores corporales que no nos resulten familiares pueden ser atractivos en el terreno sexual.
En una serie de estudios realizados hace unos años en la Universidad de Pennsylvania, un grupo de hombres jóvenes fue objeto de una serie de experimentos. En uno de ellos, algunos de los participantes llevaban unas mascarillas médicas impregnadas con un ligero aroma a pomelo, todo esto mientras observaban imágenes de mujeres en un ordenador. El resultado fue que quienes llevaban las mascarillas impregnadas calificaron, en promedio, a las mujeres como cinco años más jóvenes que quienes no llevaban mascarillas.
En otra parte del estudio, oler una fragancia floral hizo a los hombres estimar el peso de las mujeres de las imágenes en dos kilos menos que aquellos que no llevaban mascarilla.
En otras palabras, nuestro sentido del olfato puede influir en nuestra percepción visual.


Los olores corporales también señalan el género, la edad, la fertilidad, la salud y la estabilidad emocional de una persona.

De manera más general, utilizamos los olores corporales para evaluar los estados emocionales de los demás. Cuando estamos ansiosos, emitimos olores particulares que otras personas pueden detectar. Esto desempeña un papel importante en el contagio emocional, en el sentido de que un estado de excitación, irritación o exaltación de un individuo pueda extenderse al resto de un grupo.

También es importante tener en cuenta que los sentidos no funcionan de forma aislada. Nuestro cerebro integra la información de cada sentido para construir la experiencia consiente de lo que nos rodea. Pero debido a que los olores se procesan más rápidamente, estos pueden influir en el cerebro en la forma en la que se interpreta la información procedente de ojos y oídos.

Y como la inmensa mayoría de los olores se procesan a un nivel inconsciente, es así como no tenemos en cuenta de que forma nuestro sentido del olfato impacta en nuestra vida.