Los estereotipos que normalmente están asociados a las distintas razas se refieren más al medio ambiente que a la propia raza.
Imagine esta situación, un hombre joven blanco sentado en el portal de su casa, dicha vivienda está en pésimas condiciones, vidrios de las ventanas rotos, suciedad y latas de cerveza tiradas por el piso. Ahora imagine un joven negro parado en la puerta de su casa, esta está en buenas condiciones, bien pintada y ordenada. A su juicio ¿cuál de estos jóvenes es más propenso a:
a.) Tener hijos más temprano.
b.) Invertir en la educación de esos niños.
c.) Entrar impulsivamente en una pelea.
Según un reciente estudio, los estereotipos que mucha gente asocia con los distintos grupos raciales, en realidad, hablan más del entorno que sobre la raza. Dado que no hay otra información, las personas tienden a asumir que un individuo negro joven es más probable que tenga un estilo de vida "rápido" (tener hijos muy joven, participar en actos criminales, etc.) que un joven blanco. Pero cuando el profesor Keelah Williams y un grupo de colegas de la Universidad de Arizona investigaron más profundamente, descubrieron que esta suposición estaba vinculada a la hipótesis de que el joven negro tiene más probabilidades de vivir en un medio ambiente degradado, donde los peligros son relativamente más abundantes y las oportunidades más escasas. De hecho, los estudios asumen que las mismas características se aplican a personas blancas que viven en entornos desfavorecidos.
Cuando los investigadores compararon los estereotipos sobre personas de raza negra que vivían en un medio ambiente próspero con blancos que vivían en entornos degradados (como en el ejemplo) encontraron que las percepciones de las personas cambiaban radicalmente: los negros que vivían en un entorno floreciente tenían las mismas características normalmente asociadas a los blancos. Mientras que los blancos que vivían en entornos negativos eran estereotipados con rasgos normalmente atribuidos a los negros.
¿Entorno o economía?
Una posibilidad es que el efecto del entorno prime sobre la economía. Es decir, las personas que viven ambientes positivos y cómodos tienen más dinero, por el contrario, las personas que viven en ambientes deprimidos tienen menos posibilidades económicas. Pero cuando los investigadores mostraron a los participantes del estudio a una persona que vivía en un vecindario de aspecto deprimido, esa persona todavía era considerada como un sujeto de estilo de vida rápida e impulsiva, incluso cuando tenía un ingreso relativamente alto. Por el contrario, la mayoría de las personas creen que un individuo que vive en un entorno con buen aspecto tiene un estilo de vida más positivo, aunque sus ingresos fueran relativamente bajos.
Estos resultados sugieren que cuando se juzga a personas o grupos, más que la raza, en realidad, se tiende a juzgar el entorno. ¿Pero cuáles son las implicaciones de estos hallazgos para posibles intervenciones? Entre las muchas posibilidades surgen dos: la primera es que las personas que creen estos estereotipos, de alguna forma se logre reducir el grado de amenaza que sienten hacia personas que viven en ambientes degradados. La segunda, es trabajar a nivel de personas que viven en estos ambientes desfavorecidos, enseñarles a manipular expectativas más positivas, enviando señales asociadas con entornos más esperanzadores.
Referencia:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26712013
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