Hace décadas, una investigación demostró que el aislamiento social es un poderoso predictor de muerte prematura. Desde entonces, decenas de estudios han replicado este hallazgo.
De hecho, un análisis de 148 estudios (con más de 300 mil participantes) demostró que las personas con relaciones sociales fuertes tienen un 50% más de probabilidades de sobrevivir durante un período de 7,5 años, en comparación con personas con lazos sociales débiles. Esto sugiere que el aislamiento social es tan peligroso como una serie de factores de riesgo para la salud, por ejemplo, la inactividad física o la obesidad.
En respuesta a estos datos, muchos científicos han empezado a ver las relaciones sociales como una necesidad humana fundamental. Simplemente debemos tener relaciones cercanas para vivir mejor.
Sin embargo, el tema de cómo estas relaciones afectan la salud no está tan bien entendido. Es decir, ¿qué factores son particularmente importantes y de qué manera dichas relaciones influyen en el organismo? Estas son preguntas que muchos investigadores se están haciendo ahora.
Parejas y salud
En un estudio reciente publicado en la revista "Psychological Science" se analizó un camino específico a través del cual las relaciones (en este caso, las relaciones de pareja) podrían influir en la salud.
Uno de los argumentos es que la capacidad de respuesta de la pareja podría afectar la producción de cortisol. El cortisol es una hormona que ayuda a regular un conjunto de funciones del cuerpo, como el aprendizaje, la memoria, el sistema inmunológico y el metabolismo. Las fluctuaciones corporales de esta hormona a lo largo del día tienen implicaciones importantes para la salud. Las personas con perfiles de cortisol más pronunciados (alta producción por la mañana, con disminución de producción durante el resto del día) tienden a tener mejores resultados en salud que aquellas con niveles de cortisol más planos.
Durante la investigación, los autores analizaron a más de mil participantes de ambos sexos que estaban casados o en una relación. Dichas personas respondieron a un cuestionario sobre su pareja, por ejemplo, indicar lo sensibles que pensaban que era hacia ellos, también calificar cuanto creían que su compañero/a se preocupaba por ellos, comprendían sus sentimientos y les apreciaban. Los participantes también proporcionaron cuatro muestras de saliva al día durante un período de cuatro días, para de esa forma determinar los niveles de cortisol.
Diez años más tarde, los mismos participantes dieron nuevamente muestras de saliva, permitiendo a los investigadores examinar cómo la capacidad de respuesta podría haber predicho cambios en los perfiles de cortisol con el tiempo.
Los investigadores descubrieron que las personas que sentían que sus parejas eran más sensibles y les apreciaban más, tuvieron perfiles de cortisol más saludables 10 años después. Estas personas tenían niveles más altos de cortisol poco después de despertar, así como un declive pronunciado durante el día. Esto era cierto incluso para personas que ya no estaban con la misma pareja.
Estos resultados sugieren que tener una pareja que realmente nos aprecie, incluso temporalmente, puede tener un impacto positivo duradero en nuestro cuerpo. Aún así, es difícil saber como estas parejas logran que la gente produzca cortisol más eficazmente, una hipótesis es que estas relaciones conducen a niveles más pronunciados de esta hormona porque nos ayudan a regular las emociones con más perdurabilidad.
Referencias:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23770247
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21346074
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