Mediante la observación de los dedos índice y anular de una persona, la ciencia puede determinar la predisposición al estrés y ansiedad, o la probabilidad a determinadas aptitudes físicas.
Es sabido que los adultos cuyo dedo índice es más corto que el anular, se debe a que fueron expuestos a una mayor cantidad de testosterona cuando se encontraban en el útero materno. Tanto hombres como mujeres con esta característica, en promedio, están en mejores condiciones para resolver tareas de memoria espacial y otros trabajos mentalmente exigentes. También tienen mejores capacidades físicas y atléticas, pero a su vez, son más propensos a padecer ciertos trastornos como el síndrome de Tourette o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Tanto los niños como las niñas están expuestos a la testosterona en el útero, aunque cada uno tiene diferentes niveles de hormonas sexuales masculinas y femeninas. Algunos varones poseen gran cantidad de testosterona, otros tienen menos. Lo mismo se aplica para las mujeres. Y es este nivel de testosterona en el útero lo que determina la longitud de los dedos en la adultez.
42 mujeres y una gota de testosterona
El investigador del Instituto Noruego de Ciencia y Tecnología (NTNU), Carl Pintzka, es el autor junto a un grupo de colaboradores, de un estudio en el cual indaga la manera en que funciona el cerebro de hombres y mujeres en función del nivel de testosterona.
Una de las pruebas consistió en medir la longitud de los dedos de las manos de 42 mujeres. A la mitad de ellas se les dio una gota de testosterona en la lengua, la otra mitad recibió un placebo.
Posteriormente, las participantes tenían que resolver diversos trabajos mentales, algunas de estas tareas consistían en navegar por un laberinto virtual o girar mentalmente diferentes objetos tridimensionales.
Previo a los ejercicios, los autores tomaron muestras de sangre de cada participante, antes y después de la distribución de la testosterona y el placebo.
Las mujeres que obtuvieron los mejores puntuaciones en las tareas espaciales y matemáticas, eran las que tenían más altos niveles de testosterona. Según los investigadores, una característica general hallada en la investigación fue que los altos niveles de testosterona se correlacionaron con mejores habilidades en faenas que, por lo general, los hombres hacen mejor, como tareas de memoria espacial y del sentido de la orientación. Por el contrario, los bajos niveles de testosterona se asociaron con mejores habilidades femeninas, como tareas de memoria verbal o recordar listas de palabras.
Pero estas diferencias hormonales también afectan el riesgo a desarrollar algunas enfermedades relacionadas con el cerebro. Por ejemplo, los estudios muestran que altos niveles de testosterona se correlaciona con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades que son más comunes en los hombres, como el TDAH, el autismo o el síndrome de Tourette. En cambio, los bajos niveles de testosterona están asociados con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades que son más comunes en mujeres, como ansiedad y depresión.
Esta relación entre los niveles de testosterona y el tamaño de los dedos, está asociada a una diferencia en la densidad de receptores para el estrógeno y la testosterona en los distintos dedos dentro del útero materno. También se ha demostrado que esta correlación se mantiene relativamente estable después del nacimiento, lo que implica que es este equilibrio hormonal fetal lo que determina esta concordancia.
Referencia:
http://theticker.org/finger-length-reveals-personality-traits
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