Diciembre de 2015, un policía observa a una persona con una aparente arma de fuego en plena calle, el policía le da la voz de alto, el sospechoso no obedece, el policía dispara y hiere al individuo. El detalle es que, lo que el hombre tenía en su mano era un teléfono móvil, no un arma. Esto ocurrió en Boston (EEUU) y desencadenó protestas de los ciudadanos.
Cuando una persona toma decisiones rápidas en situaciones bajo tensión momentánea, pueden ocurrir una serie de efectos físicos y mentales automáticos, el llamado "comportamiento paralizante". Solemos ver este tipo de reacción en animales, por ejemplo, un ciervo que queda inmóvil ante la presencia de un depredador.
En el caso de los seres humanos la respuesta fisiológica puede ser similar.
Por ejemplo, un estudio realizado en 2009 encontró que, en respuesta a fotos de accidentes de tráfico con personas seriamente heridas, los individuos que observaron las imágenes vieron disminuidos sus movimientos físicos y su ritmo cardíaco.
Sin embargo, todavía hay mucho más que necesitamos saber acerca de los efectos de esta respuesta en el ser humano, por ejemplo, el efecto que tiene sobre la percepción visual.
La investigación
Un estudio realizado en la Universidad de Radboud (Países Bajos), puso a prueba a 34 estudiantes de edades entre 18 y 27 años.
Para generar un comportamiento de paralización, los investigadores dieron a los participantes una pequeña descarga eléctrica que siempre fue precedida por un punto rojo en la pantalla de un ordenador. A los participantes se les dijo que estaban siendo parte en una prueba de percepción visual.
No era la descarga eléctrica en si lo que hacía a los estudiantes sentir el comportamiento paralizante, sino más bien era la anticipación de la descarga. Cuando observaban un punto verde (no habría descarga) se sentían más relajados, pero cuando veían un punto rojo, se observaban los síntomas de este comportamiento.
La tarea de los estudiantes era clasificar, con la mayor precisión posible, la orientación de las líneas dentro de pequeños cuadrados que aparecían en la pantalla del ordenador. Estos cuadrados podían tener varias líneas (más detalle) o pocas líneas (menos detalle), como se ve en la imagen.
Esencialmente, lo que los investigadores encontraron fue que el rendimiento visual de los participantes se vio afectado por los signos fisiológicos de la paralización. Esto quiere decir que, bajo niveles de estrés, los participantes eran mucho mejores en la percepción de los cuadrados con menos detalle.
En investigaciones anteriores se había sugerido que la respuesta a la paralización conduce a una mejora global de la visión, pero estos nuevos estudios sugieren una situación más matizada. Parece ser que cuando tenemos miedo, percibimos algunos aspectos de nuestro entorno con mayor claridad, pero a costa de ignorar muchos de los detalles
Intuitivamente tiene sentido que un animal o humano sólo vea los detalles más básicos ante una escena potencialmente peligrosa, dado que es importante que seamos capaces de percibir las cosas rápidamente. En lugar de analizar cada objeto nuevo en profundidad, ante una situación extrema, nuestro cerebro apela a la memoria de acontecimientos y situaciones similares. Son precisamente estos accesos directos lo que pueden dar lugar a errores o ilusiones visuales.
Referencia:
http://psycnet.apa.org/?&fa=main.doiLanding&doi=10.1037/xge0000117
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