Existen fuertes razones sociales para desalentar la infidelidad, incluso muchas sociedades tienen sanciones contra ella. Esto se refleja en las normas universales de casi todas las religiones, todas ellas tienen un gran interés en el sexo, porque, como sabemos, una de las principales funciones de las religiones es el control social. O sea, está socialmente mal visto que una persona muestre interés por otra que ya está en una relación.
Sin embargo, existen muy fuertes razones biológicas para incitar a la infidelidad, por ejemplo, hombres que intentan seducir mujeres que ya están en pareja con otros hombres. Es que el macho tiene el mandato biológico de engendrar tantas crías como le sea posible, esta es una regla general de la naturaleza, no solo para los seres humanos.
La diferencia es que la inteligencia del cerebro humano nos permite crear pautas y costumbres adicionales que tienden a desalentar la infidelidad, diseñando castigos elaborados, tanto físicos como sociales, para quienes rompen estas reglas.
A pesar de esto, hay muchos hombres que buscan conquistar mujeres de otros hombres. ¿Puede la ciencia diferenciarlos?
La investigación
Una investigación reciente sobre el cerebro reveló información interesante acerca de este tema. El estudio fue llevado a cabo conjuntamente por investigadores de las universidades de Duke (EEUU) y Kioto (Japón). A un grupo de hombres, entre los que había casados y solteros sin relación, se les mostró cuatro imágenes:
- Una mujer atractiva con pareja
- Una mujer atractiva sin pareja
- Una mujer poco atractiva con pareja
- Una mujer poco atractiva sin pareja
Se consultó a cada uno de ellos si le gustaría tener una relación con alguna de las mujeres, de ser afirmativa la respuesta, con cual de ellas le gustaría tener una relación.
Respondieron afirmativamente el 92% de los hombres solteros y sin relación, y el 40% de los hombres casados o con pareja. Como era de esperar, aquellos que respondieron afirmativamente, optaron mayoritariamente por las mujeres atractivas, también prefirieron en mayor medida a la que no tenía pareja. Hasta el momento, todo bastante normal. Sin embargo, hubo un porcentaje de hombres que estaban dispuestos a embarcarse en una relación con una mujer que ya tenía pareja.
Lo que no hemos dicho hasta ahora es que durante el sondeo, los cerebros de los hombres estaban siendo escaneados mediante resonancia magnética. Diferentes partes del cerebro reaccionaron a diferentes aspectos de la prueba.
Las mujeres atractivas activaron una región del cerebro llamada estriado ventral, esta zona cerebral se asocia a la preocupación por obtener una recompensa, por lo que el cerebro estaba demostrando su previsión de un potencial buen momento.
Sin embargo, otra parte del cerebro reacciona a la presencia de la pareja de la mujer: la corteza parietal. Esta región cerebral es conocida porque se activa ante la preocupación que genera una toma de decisión. Lo que estaba reflejando el cerebro era el efecto inhibidor al ver que la mujer tenía una pareja, y tomar una decisión sobre esta base, tal vez respetando las reglas sociales que impiden atraer parejas de otros individuos.
Pero el hallazgo más interesante de la investigación fue el caso de los hombres que estaban dispuestos a entablar una relación con una mujer que ya tenía pareja. En estos casos se activa en ellos el lóbulo frontal orbital. Esta es un área del cerebro conocida por estar fuertemente involucrada en las emociones, en particular, en la regulación de respuestas emocionales. Lo singular de esto es que, los hombres casados o en una relación que estaban dispuestos a tener relaciones con mujeres casadas, tenían, en promedio, el lóbulo frontal orbital más pequeño que los hombres solteros también dispuestos a tener una relación con mujeres con pareja.
Por lo tanto, la pregunta es: ¿Son estos hombres propensos a buscar relaciones con mujeres que ya están en pareja debido a la manera en que sus lóbulos orbitales frontales funcionan, o se trata simplemente de una respuesta oportunista ante tal evento?
Sólo la investigación adicional puede decidir esto, pero la posibilidad de que algunos hombres tienden a tener este tipo de comportamiento debido a la forma en que sus cerebros funcionan, es una realidad.
Referencia:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27109897
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