Si te ha pasado de estar en el trabajo y tener la sensación de que esa ocupación no es tu cometido en este mundo, también es probable que pienses en esa vocación a la que por alguna razón no le has dado curso en tu vida. En tal caso, ese sería el peor escenario, ya que una investigación asegura que tener una vocación y no haberla desarrollado, es peor que no tener ninguna.
El saber que tenemos una vocación y no trabajar en ella conduce a mayor angustia psicológica y a síntomas físicos de estrés, incluso podría ser perjudicial para la salud.
Estos son los resultados de una investigación publicada en la revista "Journal of Vocational Behaviour".
Ya sabemos que las personas que siguen una vocación en ámbito laboral tienen mejores resultados en general, incluso en su vida personal. Pero los autores del estudio Paul Spector y Michele Gazica de la Universidad South Florida, teorizaron que no existían diferencias entre aquellas personas que nunca tuvieron la menor idea de cual era su vocación y los que tenían una pero nunca la llevaron adelante. Sin embargo, los resultados arrojaron que estos últimos poseen una peor salud física y psicológica.
Los autores del estudio investigaron esto con una muestra de 378 personas, algunos de ellos profesionales y profesores universitarios, que fueron divididos en grupos en función de las respuestas dadas en un cuestionario previo. Básicamente la segmentación fue:
a.) Aquellos que estaban trabajando en su verdadera vocación.
b.) Aquellos que sentían que tenían una vocación pero que no habían podido desarrollar.
c.) Aquellos individuos que nunca tuvieron idea de su vocación.
Todas estas personas participaron en diferentes tests sobre compromiso e implicación en el trabajo, compromiso profesional, niveles de satisfacción en la vida, salud física y bienestar emocional.
El grupo que obtuvo las peores calificaciones fue el integrado por individuos que sabían que tenían una vocación pero que no la habían llevado a cabo. Estos reportaron significativamente una peor salud, tanto física como psicológica. Sus puntuaciones fueron más bajas incluso que el grupo de aquellos que nunca sintieron vocación alguna.
Tengamos en cuenta que el estudio es transversal, por tanto, la verdadera causalidad podría no estar confirmada. De hecho, puede haber razones para pensar que la percepción de tener otra vocación podría ser consecuencia de una infelicidad laboral, ya que es en los peores períodos laborales cuando tendemos a pensar en que tenemos una vocación no desarrollada.
¿Qué hacer si está sintiendo ese llamado de su talento incumplido? Bueno, siempre puede haber un estímulo para un nuevo comienzo. Si eso no fuera posible, otras personas en la misma situación han acomodado las cosas mediante alguna remodelación de su trabajo para incluir aspectos que realmente le importen, o también la búsqueda de una actividad de ocio que capture sus pasiones. Es indudable que debería responder a ese llamado, pero la forma de contestar, eso depende de usted. En definitiva, este estudio contribuye a demostrar que tener una vocación es un beneficio sólo si se lleva a cabo, y que nos puede generar un daño cuando no la desarrollamos.
Referencia:
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0001879115000901
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