¿Es inevitable la disminución del deseo de las parejas en el largo plazo?


Dos investigadores de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), Boris Gorzalka y Heather Morton, realizaron un estudio sobre el aparentemente inevitable descenso del deseo y excitación en las parejas con el transcurso del tiempo. Veamos algunos resultados y cuales son las diferencias entre hombres y mujeres en este tema.


pareja

Dicha exploración informa que las mujeres heterosexuales registran un promedio de ocho parejas durante toda su vida, mientras que los hombres reportaron doce. Pero la encuesta también encontró que el 22% de las mujeres y el 14% de los hombres tienen una sola pareja en su vida.
Sin embargo, cuando se les preguntó a los participantes acerca de fantasear con alguien que no fuera su pareja actual, el 98% de los hombres y el 80% de las mujeres reconocieron tener tales fantasías.
Esta conclusión sugiere que una gran proporción de hombres y mujeres que tienen parejas estables, experimentan el deseo de tener relaciones con otras personas.


Excitación, reiteración y variación

Una de las pruebas del estudio consistió en mostrar a los participantes la misma película erótica repetidamente, y posteriormente ver un clip erótico diferente. Mientras esto ocurría, el grado de excitación era medido a través de imágenes de resonancia magnética.

En términos generales, la excitación de los hombres disminuye cuando se muestran los mismos estímulos eróticos una y otra vez, pero se vuelve a encender cuando cambian los actores, aunque la actividad erótica sea la misma. En cambio las mujeres tuvieron mayor excitación cuando los mismos actores participaban de diferentes actividades.

Los resultados del estudio nos dicen que, si bien ambos sexos son afines al interés por nuevas parejas, es el sexo masculino quien lleva la ventaja. ¿Por qué ocurre esto?
Si nos fijamos en la teoría evolutiva de la especie humana, el éxito genético del macho se basa en producir el mayor número de descendientes.
Se podría objetar que al día de hoy, en las sociedades modernas esto no tan así, es decir, el objetivo principal del hombre actual no es producir el máximo número de descendientes. Sin embargo, los humanos modernos han heredado los genes y las predisposiciones biológicas que llevaron a nuestros antepasados a cumplir con esta meta evolutiva.
Esto quiere decir que la excitación y el deseo han evolucionado para promover un mayor número de descendencia, y ante una pareja nueva, las perspectivas de dejar nuevos descendientes aumenta, por tanto, la excitación también aumenta en estas situaciones.

En el caso de las mujeres prima la "hipótesis de los buenos genes", que propone que los hombres son clasificados en términos de estrategias de apareamiento. Una estrategia de corto plazo incluiría a hombres de alta calidad genética, o sea, machos competitivos, dominantes y valientes. En cambio, en una estrategia de apareamiento de largo plazo se equilibra la calidad genética del hombre con el potencial para invertir en sus hijos, en este caso se busca compasión, bondad y laboriosidad.
Es decir, en una estrategia de largo plazo la mujer debe sacrificar buena calidad genética a cambio de mayor seguridad para su descendencia. Pero una vez afianzada esta estrategia, podría llevar a algunas mujeres a buscar mejor calidad genética.


Asuntos extramatrimoniales

Una de las evidencias más fuertes de la existencia de un deseo natural hacia nuevas parejas son las infidelidades.
En este sentido, el 26% de los hombres y 16% de las mujeres admitieron haber tenido relaciones por fuera de una relación formal. Además, el 86% de estas personas admitieron que las relaciones extramaritales eran 'satisfactorias' o 'muy satisfactorias'. Sin embargo, la investigación también revela que sólo el 38% de las mujeres y el 25% de los hombres informaron que la calidad de sus relaciones íntimas dentro del matrimonio eran 'bajas'.

Una investigación anterior reciente halló que tanto hombres como mujeres casados identificaron a la "excesiva familiaridad" como un factor primario que contribuye a la disminución del deseo, de hecho, la mayoría de ellos estaban seguros que su deseo volvería a subir con una nueva pareja. Este estudio está en concordancia con otra investigación que encontró que personas que tenían un muy bajo nivel de deseo con sus parejas, continuaban experimentando fuertes deseos hacia otras personas.

Los autores del estudio concluyen argumentando que la gran mayoría de las personas no parecen estar adaptadas a una relación de largo plazo. El dilema parece ser que esta situación produce, en ambos sexos, muchos beneficios prácticos. Aunque lleve consigo una inevitable disminución del deseo y excitación en los individuos.



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