Según quienes han estudiado a los grandes genios creativos, existen al menos tres factores ambientales claves que afectan el impulso de la creatividad en su máxima expresión, que conjuntamente con el factor genético conforman los cuatro pilares esenciales que estimulan la creatividad en estas personas.
Quienes han estudiado a fondo las causas que llevan a un individuo a ser un genio creativo, sugieren que hay al menos cuatro ingredientes claves, el primero es tener los genes indicados.
Al igual que muchos rasgos de la personalidad, la creatividad también es genéticamente heredable (aunque los mecanismos biológicos siguen siendo un misterio); según estudios hechos en gemelos estos genes representan una quinta parte de las diferencias individuales.
Sin embargo, la inteligencia (o sea, la puntuación de coeficiente intelectual) juega un papel sorprendentemente bajo en la creatividad como revelan algunas investigaciones, por ejemplo, el estudio longitudinal de Terman en la Universidad de Stanford realizado con estudiantes intelectualmente superdotados.
Estos jóvenes obtuvieron notables calificaciones en su carrera universitaria y además consiguieron excelentes trabajos, pero fueron sorprendentemente mediocres en su vida profesional, ninguno se destacó por sus logros creativos, ni escribieron grandes libros, ni fueron creadores de grandes inventos, ni se destacaron en los departamentos de creatividad de empresa alguna.
Esto es muy probable que ocurra porque además de los genes creativos que facilitan de alguna manera el pensamiento divergente, existen al menos tres influencias ambientales críticas.
Los tres pilares ambientales
El segundo pilar es el entorno familiar en la infancia y adolescencia. En este caso, crecer en una casa opulenta no es ninguna ventaja, si por ejemplo observamos como crecieron muchos de los escritores más distinguidos de la humanidad, veremos que un gran número lo hicieron en la pobreza y en algunos casos, con enormes carencias.
Incluso, es insólitamente frecuente que el genio creativo se vea reforzado por desdichas personales, como por ejemplo, la separación de los padres o la muerte prematura de uno de ellos, habitualmente los niños desarrollan un rico mundo imaginario como forma de escape a este tipo de situaciones traumáticas. A su vez, tanto la pobreza como las tragedias familiares también contribuyen al desarrollo de estrés y problemas psicológicos, lo que en muchos casos puede ayudar a explicar por qué tantos genios creativos han sido tan vulnerables a las enfermedades mentales.
El tercer pilar es el trasfondo social y político en la infancia. No es de extrañar que muchas personas creativas provengan a menudo de minorías étnicas, religiosas, inmigrantes, etc. Según un estudio, en Estados Unidos los inmigrantes tienen siete veces más probabilidades de sobresalir en actividades creativas que aquellos cuyas familias llevan viviendo en el país por más de dos generaciones. El escritor chino Mo Yan al recibir el Premio Nobel de Literatura en 2012 dijo en su discurso que "sin una infancia difícil no se puede ser un gran escritor". Es inmensa la cantidad de genios que vivieron durante sus infancias trasfondos sociales complicados, especialmente por conflictos religiosos o políticos.
Es probable que este tipo de situaciones fuerce al individuo a ver el mundo desde una perspectiva diferente, lo que seguramente favorezca el pensamiento creativo.
El cuarto pilar de la creatividad implica estar en el lugar correcto en el momento adecuado. Por ejemplo, la Florencia renacentista era un buen lugar para vivir si alguien quería ser escultor o pintor; de igual modo para quienes tenían habilidades informáticas y vivieron en el Silicon Valley de los años 80. No hay dudas que estar en el lugar y momento indicado es un gran plus para el desarrollo del genio creativo.