Seguramente si le preguntáramos a los demás a que se debe que una relación de pareja funcione, obtendríamos una enorme cantidad de respuestas, pero fundamentalmente esos dictámenes los podríamos agrupar en dos grandes categorías: las parejas “media naranja” y las parejas "polos opuestos".
O sea, quienes consideran que las parejas que funcionan tienen una especie de copia de personalidad, o por el contrario, quienes consideran que cuanto más diferentes mejor.
Vamos a estudiar mejor el tema…
¿Media naranja o polos opuestos?
Desde hace mucho tiempo los psicólogos sociales aseguran que pueden encontrarse dos grandes conjeturas sobre este tema: "la hipótesis del complemento" y "la hipótesis de la similitud" en las relaciones de pareja.
Existe una vasta disputa al respecto, pero hasta el momento los resultados que tratan de acordar si es la analogía o lo complementario lo que hace que una relación funcione, todavía están en discusión.
A raíz de esto, un grupo de psicólogos de la universidad en Princeton (Nueva Jersey, USA) realizaron una investigación en la cual implementaron algunas novedosas metodologías en la forma de medir el grado de semejanza entre los miembros de una pareja y en el control de la influencia de la identidad de cada integrante por separado.
La investigación
Los integrantes del ensayo fueron unas 600 parejas, todas heterosexuales o sea hombre - mujer, con una media de edad de 50 años y un promedio en la duración de la pareja de entre 20 y 25 años.
Las principales variables medidas fueron el grado de satisfacción vital da cada uno y de la pareja, rasgos de personalidad de cada uno y el grado de similitud entre la personalidad de ambos.
Los resultados finales no parecen dar la razón a la hipótesis de que el grado de parecido entre los rasgos de personalidad de los integrantes de una pareja influya en su satisfacción vital, en ninguno de los dos sexos. Es decir, que el ser considerados antagónicos o almas gemelas, no parece estar ligado con un menor o mayor nivel de satisfacción.
Una conclusión positiva que se vio en este estudio tiene que ver con la personalidad de cada integrante de la pareja por separado: ser emocionalmente estable y extrovertido son atributos vinculados a una mayor satisfacción vital.
Otro hallazgo es que los rasgos de personalidad de un integrante de la pareja son reveladores del nivel de satisfacción del otro. En este sentido, la estabilidad emocional y lo extrovertido de cada integrante de la pareja serían rasgos eficazmente unido a la satisfacción vital del otro integrante de la pareja.
El resultado es evidente… hallar un "polo opuesto" o una "media naranja" no parece que vaya a generarnos una mayor nivel de placer por si solo, son, en realidad, algunos rasgos de la personalidad, tanto nuestro como de la pareja, los que van asociados a una menor o mayor satisfacción vital.
¿Qué ocurre entonces con las hipótesis de similitud y de complemento?
Existe una gran versatilidad interpersonal que hace que algunas personas prefieran a alguien similar a ellas, mientras que otras personas están más a gusto con individuos diferentes, que en cierto sentido se complementen.
La similitud tiene sus ventajas, como la mayor probabilidad de hallar empatía y comprensión en el otro miembro, mejor coordinación entre los integrantes de la pareja o un mayor nivel de refuerzo mutuo de formas de proceder, apreciaciones, valores y convicciones.
El complemento (polos opuestos) en cambio puede ser muy adecuada cuando las energías de cada integrante de la pareja nivelan los puntos frágiles del otro y viceversa; pero puede también, en ocasiones, dar lugar a desacuerdos y conflictos.
También influye en el tiempo de la relación, por ejemplo, en las primeras fases de la relación, las "almas gemelas" están más conectadas con la satisfacción, mientras que en etapas posteriores, los "polos opuestos" son más favorables porque después de todo, el amor consiste en sentir el deseo espontáneo de que el otro sea feliz.