Aprendiendo a ser optimista


Hay ciertos indicios que indicarían la existencia de un componente genético que explica que haya gente "naturalmente" inclinada al optimismo y que este, en general, se mantenga estable en diferentes circunstancias y a lo largo de la vida. Otros estudios apuntan a que las experiencias en la más tierna infancia (especialmente tener una vinculación significativa y segura con un adulto) tienen que ver con el desarrollo del optimismo.



Sin embargo, las últimas investigaciones científicas sobre la plasticidad del cerebro humano demuetran que pueden crearse nuevas conexiones neuronales a lo largo de toda la vida, y evidencian, por tanto, que el nivel de optimismo y de pesimismo se puede modificar. Esas son buenas noticias!!

Les propongo hoy un ejercicio desarrollado dentro de la corriente del Pensamiento Positivo Permanente. Está basado en la idea de que nuestra forma de pensar afecta a cómo nos sentimos y a cómo decidimos comportarnos. Se llama ABCDE, y es un ejercicio escrito, que recomiendo.


A. Adversidad:

Se trata de describir una experiencia adversa que hayamos sufrido recientemente, tratando de ser lo más objetivos posibles. Explicar objetivamente y con perspectiva qué sucedió, cuándo, dónde, con quiénes.


B.Creencias (del inglés, b de beliefs):

Ahora debemos escribir qué nos decíamos a nosotros mismos durante ese hecho adverso (es lo que os digo en terapia, cómo se forma esa “catarata de pensamientos de autoataque”).


C.Consecuencias:

Aquí describimos las consecuencias que ha tenido pensar de esa manera.


D.Disputa:

Ahora, debemos cuestionarnos esas creencias, encontrar y escribir evidencias que contradigan las creencias negativas o las relativicen. Se trata de rebatir nuestros argumentos negativos con argumentos positivos.


E.Energía:

Nos preguntamos: ¿Cómo cambia nuestra sensación de energía al realizar estos pasos, especialmente al disputar nuestras propias creencias negativas?



Y despues de esto, leerás dos veces lo escrito lentamente y tómate unos tres minutos para refleccionar sobre lo positivo que te ha dejado dicha experiencia, ya que todas las experiencias por mas negativas que sean, siempre dejan una enseñanza por mínima que sea.

En definitiva, una actitud optimista nos ayuda a sufrir menos ante la adversidad, a manejar las situaciones difíciles de manera constructiva y a emprender los pasos necesarios para lograr un futuro mejor. El pesimismo, en cambio, conduce a desarrollar patrones autodestructivos.

Obviamente, no siempre se puede ser optimista: hay situaciones en las que sería ingenuo o inapropiado serlo… Yo creo que no es bueno tener un “optimismo ciego” sino un OPTIMISMO FLEXIBLE, pues son muchas las evidencias que señalan que, en general, es más saludable tener una posición optimista, pero hay situaciones en las que “la vida” te confronta con situaciones en la que un optimismo ciego te impediría avanzar, en definitiva, en esos casos, es bueno pasar el “duelo”, y permitirse que el dolor salga de forma apropiada.