Hace poco tuve ocasión de leer un artículo muy curioso titulado "Coca Cola y Pepsi cambian su fórmula por el estigma del cáncer". En dicho artículo se comenta que ambas compañías se han visto obligadas a retirar de la fórmula de sus bebidas el 4-mitilimidazol, que no es más que el colorante del caramelo formado en los procesos de calentamiento y reducción del azúcar, el asado o cocción de algunos alimentos (fundamentalmente carne) dando ese característico color oscuro. ¿El motivo? El estado de California incluyó este compuesto a su lista de sustancias cancerígenas basándose en ciertos estudios realizados con ratas en los que se comprobaba que al administrárseles una cierta (excesiva) dosis los roedores desarrollaban algún tipo de tumor.
Reconozco que me quedé perpleja. Me recuerda a lo que escribí hace un tiempo sobre el supuesto riesgo cancerígeno de los edulcorantes artificiales allá por 2008; tras revisar lo que se conocía, comprobé que no se habían encontrado en humanos los mismos efectos cancerígenos tras la toma de edulcorantes que sí se habían encontrado en roedores tras la administración diaria de grandes cantidades de edulcorante, muy por encima de las que comparativamente tomaría un ser humano a diario en condiciones de abuso de dicho edulcorante. ¿Realmente han hallado una fuente correlación toma de refresco con ese colorante-cáncer? ¿Y qué cantidades le han dado a los roedores y durante cuánto tiempo?
En el artículo se menciona que las latas de refresco quintuplican la dosis máxima indicada. Ahí no hay tutía: si se supera lo legalmente establecido por cuestiones de salud por un organismo oficial, es lógico que se solicite la retirada o reducción de esa dosis. Otra cosa son los datos aportados, como que una dosis media de ese colorante de caramelo provoca cáncer en 5 de cada 100.000 personas que beben refresco. Imagino que habrán tenido en cuenta otras posibles fuentes de ingesta de ese colorante, como los asados, la cebolla caramelizada que está de moda que acompañe al queso frito con mermelada de pimiento, los flanes con caramelo, los helados de vainilla con caramelo y galleta…y suma y sigue. Además, con una proporción tan pequeña me pregunto si realmente es significativo, ¿cuántos refrescos y durante cuánto tiempo hay que tomar para que te toque la papeleta de ser uno de esos 5 de cada 100.000?
No veo lógico demonizar un alimento o grupo de alimentos como potencialmente carcinogénicos. A veces me da la impresión de que nos estamos pasando de rosca con la cancerofobia en vez de llevar un estilo de vida sano, con una dieta equilibrada y realización de ejercicio físico moderado en vez de obsesionarno con confeccionar listas de alimentos cancerígenos.
Menos mal que, que yo sepa, nadie ha metido en una lista de productos cancerígenos al jamón y las gambas...