No se trata de subestimar el rol de los adultos en la vida de los niños, pero a decir verdad, los adultos exageran considerablemente su papel en el desarrollo de los niños. Es que tendemos a percibir la educación de los pequeños desde un punto adulto-centrista.
Obviamente que los adultos son importantes en la vida de los niños, ellos necesitan alimentación, vivienda, amor, etc. Pero en ciertos procesos, por ejemplo, la educación o la socialización, ellos tienden a mirar a otros niños como modelo, más que a los adultos.
Infancia y adaptación
¿Has notado cómo los gustos de los niños, como la ropa, la manera de hablar, la música, etc. tienen mucho más que ver con los comportamientos de otros niños? Los niños están cognitivamente diseñados para prestar atención a los otros niños, para tratar de encajar con ellos, para ser capaces de hacer lo que ellos hacen y para saber lo que ellos saben. A través de la historia de la humanidad, así fue como los niños se fueron educando, y en gran medida, cómo se educan hoy, a pesar de nuestros intentos fallidos por detener este proceso y tratar de educarles al gusto de los adultos.
En cualquier civilización que los antropólogos han observado la interacción de sus sociedades, hallaron que existen como dos culturas, la de los adultos y la de los niños. Estas dos culturas, por supuesto, no son completamente independientes una de otra. Ellas interactúan e influyen mutuamente, y los niños, a medida que crecen, poco a poco van entrando en la cultura de la edad adulta. Estas culturas infantiles pueden entenderse, hasta cierto punto, como formas de práctica, donde los niños ensayan diversos modos de ser y los construyen y modifican de acuerdo a sus habilidades.
En nuestros días, cuando un niño se muda de ciudad o de país, a un lugar de diferentes culturas y tradiciones, una de las primeras tareas que emprende instintivamente es aprender los juegos y costumbres de los niños del lugar, para poder ser parte de ellos.
Existen varios factores por el cual, a través de la evolución humana, los niños han tenido una fuerte inclinación para pasar el mayor tiempo posible con otros niños y evitar a los adultos. Y no es tan difícil ver las razones, ya que hay muchas lecciones valiosas que aprenden de otros niños, veamos algunas:
Comunicación
En las culturas occidentales modernas, los adultos son muy condescendientes con los niños, sus comunicaciones con los críos son frecuentemente deshonestas. Consideremos que un adulto le pide a un niño de cuatro años que le diga de qué color es un juguete de color rojo. Esta no es una pregunta honesta, ya que conoce la respuesta, por lo que su pregunta no es realmente una pregunta, se trata de una prueba. O considere que un adulto le dice a un niño "que artista maravilloso eres" mientras mira sus garabatos.
Los niños nunca se dan falsos elogios entre sí, ellos se relacionan, en gran medida, en un contexto donde las comunicaciones tienen un significado real, cómo por ejemplo, cuando discuten las reglas de un juego. Como práctica para la comunicación futura, esto es mucho mejor que las "conversaciones" que los niños suelen tener con los adultos. Es por esta razón que los niños, por lo general, confían más en sus amigos de una manera que no ocurre con sus padres o maestros.
Independencia y audacia
Por lo general, a partir de los cuatro años o un poco más, los niños quieren alejarse de sus padres y otros adultos y pasar más tiempo con otros niños, donde pueden representar formas de ser que no podrían ejecutar en presencia de adultos. Muchas veces, los niños se erigen como si estuvieran en oposición a los adultos, a menudo deliberadamente y de manera adaptativa. Incluso los niños pequeños comienzan a utilizar malas palabras, desobedeciendo deliberadamente los dictados de los mayores. Es decir, se deleitan burlándose de los adultos encontrando maneras de violar sus reglas. Esta es una señal de valor en pos de obtener la independencia necesaria para hacer frente a situaciones que forman parte de la vida, también están aprendiendo a manejar el miedo.
En los juegos entre niños, ellos crean sus propias actividades y resuelven sus propios problemas, en vez de depender de una poderosa figura autoritaria adulta, este es uno de los puntos altos de jugar sin mayores. En tales jugos tienen que oficiar de adultos, precisamente porque no hay adultos presentes. Es decir, el juego es un espacio de práctica de la vida adulta, que los adultos echan a perder cuando intervienen y tratan de ser útiles.
Entender el propósito y capacidad de las reglas
Una diferencia fundamental entre los juegos de adultos y los de niños, es que los de adultos, por lo general, se rigen por reglas preestablecidas fijas, mientras que los niños ven las reglas como modificables. Por ejemplo, cuando los adultos juegan al fútbol, tratan de seguir un conjunto de reglas que tiene ese deporte. Por el contrario, cuando los niños juegan van creando reglas a medida que el juego avanza, incluso, si no hay un adulto presente, cuando juegan juegos que ya tienen sus reglas.
El psicólogo Jean Piaget señaló que los niños desarrollan una comprensión más sofisticada de las normas cuando juegan con otros niños, que cuando juegan con adultos. Con los adultos tienen la impresión de que las reglas son fijas, que vienen de una autoridad y no se pueden cambiar. Pero cuando los niños juegan entre sí, debido a la naturaleza más equitativa de la relación, se sienten más libres de desafiar las normas, lo que a menudo conduce a una negociación y a un cambio de reglas. De esta manera aprenden que las reglas no son fijadas por una entidad superior, sino que son mecanismos para hacer la vida más justa y placentera. Piaget decía que los niños aprendan este concepto era una piedra angular de la democracia.
Construcción de habilidades y valores a partir de comportamientos de adultos.
Incluso diferenciándose de las normas de los adultos, los niños imitan sus comportamientos y los adaptan. Ellos incorporan en sus juegos muchas de las habilidades y valores que observan en los mayores. Por ejemplo, en las sociedades de cazadores-recolectores el principal juego de los niños era jugar a la caza, pero no jugaban juegos competitivos como los niños de hoy (aunque los niños de hoy no lo hagan en el grado de competitividad que lo hacen los adultos).
Los niños, mediante juegos, no sólo imitan lo que observan de los adultos, más bien interpretan lo que perciben y ensayan variaciones para darle sentido. Esto es en lo que, fundamentalmente, se basa cada nueva generación, en lugar de simplemente replicar las costumbres de la generación de sus padres. Esto se ilustra hoy en el afán de los niños en aprender a utilizar los últimos adelantos tecnológicos, que a menudo van por delante de sus padres, ya que la cultura infantil se centra en la adaptabilidad, en las cosas que son importantes para el mundo en el que están creciendo.
Los adultos de todas las generaciones se lamentan por el hecho de que sus hijos no juegan de la misma forma en que jugaron ellos cuando eran niños, y esa es una de las razones más importantes por la que los niños tienen que alejarse de los adultos a la hora jugar: para poder hacerlo de forma adaptativa.
Tratar a los demás como iguales
En cuanto a la interacción, la principal diferencia entre adultos y niños tiene que ver con el poder. La interacción de un niño con un adulto siempre va a estar desequilibrada. Si los niños van a crecer y convertirse en adultos positivos para la sociedad, tienen que aprender a llevarse bien con los demás como iguales, y esto, en su mayor parte, sólo lo pueden practicar con otros niños, no con adultos. Una de las cosas más importantes de la infancia es aprender a llevarse bien con sus iguales, y en sus juegos, lo practican constantemente, es decir, prestar atención a las necesidades de otra persona, compartir, negociar que se respeten sus ideas y las de otras personas, etc. Esta puede ser la más importante de todas las habilidades que el ser humano debe aprender para una vida exitosa. Sin esta capacidad no es posible tener un matrimonio feliz, amigos o socios que cooperen en el trabajo.
La necesidad de aprender a lidiar con los demás en una relación de igualdad es la razón principar por la cual los niños necesitan crecer jugando con otros niños.
Los adultos y la sabiduría de la infancia
Los adultos de las sociedades de cazadores-recolectores parecían entender, o quizás lo hacían por una cuestión de necesidad, que los niños debían crecer con poca interferencia de los adultos. Esta comprensión comenzó a disminuir con la aparición de la agricultura, la propiedad de la tierra y las organizaciones jerárquicas de poder. A partir de allí, los adultos comienzan a ver como un deber promover la obediencia entre los niños, lo que a menudo implicaba la eliminación de la influencia de otros niños y la subordinación a la autoridad del adulto. Los primeros sistemas de enseñanza obligatoria, que fueron los precursores de nuestras escuelas de hoy, se crearon para tal fin.
Si hay un padre de las escuelas modernas, es el pastor August Hermann Francke, que desarrolló un sistema de enseñanza obligatoria en la Prusia del siglo XVII, que posteriormente fue copiado a lo largo de Europa, América y el resto del mundo.
Algunas instrucciones de Francke decían "Es necesario romper con la obstinación natural del niño mediante el seguimiento y la supervisión constante, ya que los jóvenes no saben como regular sus vidas y se inclinan naturalmente hacia un comportamiento inactivo y pecaminoso."
Hoy podemos decir que la premisa subyacente de la política de los adultos hacia los niños que pregonaba Francke, todavía está viva. De hecho, las fuerzas sociales han conspirado para hacerla más efectiva. Los padres se han convencido de que es peligroso e irresponsable permitir que los niños jueguen solos, sin la presencia de mayores. Al aumentar la cantidad de tiempo pasado en la escuela, la ampliación de tareas, la presión por altas calificaciones y la sustitución del juego libre por la casi siempre supervisión de un adulto, es el cóctel perfecto para evitar la práctica de la independencia, el trato igualitario y todas las demás cosas que los niños practican mejor con otros niños, que con los adultos.
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