Muchos son los estudios que han demostrado que las personas tienden a exagerar sus propias aptitudes y habilidades sociales. Un ejemplo muy conocido es que la mayoría de quienes manejan vehículos piensan que son mejores conductores que el promedio. Esto quiere decir que existen muchos malos conductores que se cruzan por nuestro camino convencidos de que son muy buenos al volante.
Ejemplos similares se pueden aplicar en cientos de cualidades, todo lo cual apoya la idea que el efecto 'mejor que la media' está ampliamente generalizado.
Sin embargo, algunas tesis afirman que, efectivamente, la mayoría de las personas realmente son mejores que la media en muchas cualidades. Por ejemplo, volviendo al tema del manejo, tal vez la distribución de la capacidad de conducción de vehículos esté negativamente sesgada, es decir, existe una minoría de muy malos conductores que arrastran la media hacia abajo, dejando a la mayoría de los conductores realmente por encima del promedio.
Una interesante investigación fue la realizada por el profesor de la Universidad de Southampton, Constantine Sedikides, quien encuestó a 85 presos encarcelados en una prisión del Reino Unido. Los reclusos, que tenían entre 18 y 34 años, respondieron una serie de preguntas sobre sus rasgos prosociales. Cabe destacar que la mayoría de los prisioneros habían sido encarcelados por robos con violencia.
Los resultados del estudio arrojaron que en comparación con un 'prisionero promedio', prácticamente todos los participantes se calificaron a sí mismos como más éticos, más amables, más respetuosos de la ley, más generosos, más fiables y más honestos.
Incluso muchos de ellos también se calificaron a sí mismos en casi todos los atributos por encima de un 'miembro promedio de la sociedad', con una excepción: respetuoso de la ley. En esta cualidad los prisioneros se calificaron como un miembro 'medio' de la comunidad.
En investigaciones anteriores sobre rendimiento intelectual, se demostró que las personas con peores puntuaciones eran, precisamente, quienes más sobreestimaban su propia capacidad. Esto nos estaría dando una pauta de que existe una tendencia más general de que hay personas con habilidades especialmente pobres o hábitos de comportamiento muy perjudiciales que carecen casi por completo de una autopercepción realista de su propia persona. De ser así, las perspectivas para ayudar a estos individuos no son demasiado prometedoras. Y si pensamos específicamente en porqué es tan difícil rehabilitar a muchos presos, esta precisamente podría ser una de las causas.
Referencia:
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/bjso.12060/full
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