Las sociedades son el resultado de la interacción entre los individuos que la componen y las interacciones entre los mismos son producto de la forma en que se organiza una comunidad.
El ser humano se adapta a su comunidad, reproduciendo las normas sociales que rigen su comportamiento. Por lo tanto, todos los individuos que viven en una sociedad están fuertemente influenciados por el entorno, a esto se le llama "influencia social".
Veamos como funciona.
Las personas comúnmente proclaman a los 4 vientos lo libres que son a la hora de emitir un juicio, de tomar una decisión, que absolutamente nadie les impone el adquirir un determinado artículo, que nadie les dice lo que tienen que decir. Pero esto es sólo una utopía.
La realidad indica que el individuo está muy influenciado por la sociedad en donde vive… ¿pero hasta que punto?
La influencia social
La influencia social es el cúmulo de procesos por los cuales las interacciones sociales modifican los juicios, los modos de actuar o de pensar y las apreciaciones de una persona.
Miremos un estudio hecho por un grupo de psicólogos sociales de la Universidad de Columbia, dicha universidad se destaca por ser de tendencia "liberal", sin embargo los estudiantes concurrentes a esta casa de estudios son mayoritariamente provenientes de familias de clases medias altas y altas, con ideas fuertemente conservadoras.
Los autores del estudio localizaron a ex estudiantes que habían pasado al menos 2 años en dicha universidad y analizaron sus actitudes sociales.
El desenlace reveló que los ex estudiantes que habían pasado más años en la universidad habían cambiado sus actitudes hacia posturas más liberales. Es decir, que el componente educacional fue fundamental en la formación de actitudes sociales.
Por tanto se podría afirmar que comportamientos sociales tan diversos como el consumo de drogas, el racismo, el machismo, el fanatismo deportivo, etc. no se heredan… se educan.
Cómo se rigen las normas grupales
El accionar dentro de los grupos tiende a crear patrones de conducta y dichos patrones influyen posteriormente sobre las personas.
Para demostrar esto, los investigadores se basaron en un estudio que consiste en una ilusión perceptiva que consiste en mostrar por unos segundos 3 varas de casi el mismo tamaño, solo que una de ellas era un poquito más larga.
El experimento llevado a cabo consistió en pedirle a una persona que se encontraba sola en una habitación, que indique cual de las varas era más larga después de mostrárselas unos pocos segundos en una pantalla de cine.
Cabe aclarar que la diferencia de tamaño entre las varas era apenas perceptible.
Al realizar el mismo ensayo a varias personas por separado, cada una establecía que la vara levemente más larga era la número 2, lo que era perfectamente cierto.
Pero, al poner a esta misma persona con varias personas juntas, a las que previamente se les había dicho que marcaran como más larga la número 1, se observó un efecto de convergencia en la opinión de esta persona.
¿Qué quiere decir esto?
Pues que ante una situación de falta de determinación o ambigüedad –recordemos que el tamaño era apenas perceptible, casi confuso- la persona tiene en cuenta la opinión de los demás y al final se establece una especie de beneplácito entre las opiniones de todos los participantes, lo que acaba siendo una norma grupal.
Pero esto no es todo, posteriormente, se volvió a poner a los participantes por separado, a solas, en la habitación y al preguntarle por el tamaño de las varas, la persona respondía la estimación que previamente había dicho con el grupo, no la que dijo al principio cuando estaba a solas.
Esto indica que se había establecido la consolidación del reglamento grupal, o sea, no importa lo que pensamos u opinamos cuando estamos en solitario, en el momento que pasamos a formar parte de un grupo, nuestra apreciación pasara a ser la grupal.
Conclusiones
Estos resultados marcan notoriamente que ante una corporación o grupo que se expresa unánimemente equivocado, el individuo tiende a manifestar una apreciación que es acorde con la que tiene su colectividad, aunque esta sea incorrecta, marcando claramente que las actitudes sociales son "educadas" por el entorno.
Esto se debe a un instinto ancestral de supervivencia que tenemos las personas para evitar ser marginadas o al temor de mostrar disconformidad, para que la tribu (el grupo) no nos rechace.
Teniendo todo esto en cuenta, quizás ahora entendamos un poco mejor como funcionan las religiones, los partidos políticos, las instituciones deportivas y tantas otras colectividades que requieren de un comportamiento social para funcionar.