No son pocas las películas, sobre todo de guerra o espionaje, en las que aparece una escena en la que se envía un mensaje a través de una paloma. Ésta recorre un largo trecho para entregar a su destinatario el recado que será vital para el desenlace de la historia.
Claro... nos mostraban esa escena emocionante, pero no nos explicaban cómo sabía la paloma cuál era el lugar al que debía llevar el importante mensaje, muy sencillo, porque volvía a su casa.
De hecho, las palomas mensajeras no son lanzadas y enviadas a cualquier destino, sino que la técnica está en que han sido criadas en un palomar determinado y cuando las sueltan es desde otro punto y éstas lo que hacen es regresar al lugar donde han sido criadas.
Por lo tanto, esta es la respuesta sobre porqué saben a dónde deben ir, pero hay otra gran incógnita, y es cómo saben por dónde y cuál es el camino que deben tomar para llegar a un punto geográfico que se encuentra generalmente muy lejos.
El porqué de esa perfecta orientación, a pesar de tener que recorrer cientos de kilómetros, es un misterio no resuelto para los estudiosos de las palomas, aunque un gran número apuntan hacia la magnetita contenida en el pico, que convierte a éste en una especie de brújula que percibe el campo magnético terrestre.
Algunas pruebas realizadas dan respuestas tan curiosas como que tapando el ojo izquierdo de la paloma está se orienta perfectamente, mientras que si el que se tapa es el derecho su orientación deja de ser exacta, pudiendo llegar a perderse en más de una ocasión.
La posición del sol y que haya un día despejado también es argumento fundamental según los expertos; aunque esto se contradice con algunos casos de palomas que han sabido encontrar perfectamente su destino durante la noche o en días totalmente nublados.
El reconocimiento del terreno por el que sobrevuelan (memoria topográfica), tal y como realizan las aves migratorias, también es de gran ayuda para que la paloma encuentre el punto exacto al que tiene que llegar.