Nuestra atracción por el miedo previsible


Nuestro cerebro reacciona de manera muy diferente ante el miedo circunstancial que ante el miedo previsible, veamos por qué.


miedo previsible

Imagínese que usted va caminando por la calle a altas horas de la noche, cuando de repente un individuo sale de las sombras con un cuchillo y le exige que le entregue el dinero.

Cuando tenía unos 15 años, algo que hicimos en alguna oportunidad con un grupo de amigos fue ir por la noche a un cementerio cercano para ver si podíamos observar algo "fuera de lo común", particularmente la primera vez teníamos un gran susto, sin embargo, repetimos la experiencia algunas veces más.

Estas dos situaciones, el atraco o ir a un cementerio a medianoche nos generan temor, sin embargo, la primera no nos gustaría vivirla y la segunda, de hecho, fue repetida varias veces. Se podría opinar que en el atraco hay un riesgo real de vida y en el cementerio no. En ese caso, también podríamos hacer la comparación con los deportes extremos, aquí sin dudas que hay un riesgo de vida. ¿Cuál es el porcentaje de salir vivo de un atraco y cual es el porcentaje de salir vivo de un salto base?... sin embargo, por el primero sentimos rechazo y no quisiéramos que nos ocurra, en cambio, el segundo quien lo practica probablemente lo repetirá.


A nuestro cerebro le gusta el miedo previsible

¿Por qué nuestro cerebro reacciona de forma tan diferente ante una situación de miedo circunstancial y a una situación de miedo previsible, o sea, un evento en el que sabemos que vamos a sentir temor? La respuesta tiene que ver con nuestro sistema límbico, que es el circuito emocional del cerebro. En esencia, el sistema límbico comprende las regiones del cerebro que están conectadas al hipotálamo, que es quien controla la respuesta del cuerpo al estrés. Así que cuando usted ve al hombre con el cuchillo, el hipotálamo da la señal de "lucha o huida" es decir, aumentar la respiración, acelerar los latidos del corazón, dilatar las pupilas, etc.
Curiosamente, cuando sentimos una emoción el hipotálamo provoca la misma reacción fisiológica, pero con una pequeña diferencia:


Cuando asimilamos que estaremos ante una situación que nos va a provocar miedo, se activa el centro de recompensas del sistema límbico: el núcleo accumbens. Por lo tanto, el hecho de saber que estamos a punto de sentir miedo nos puede llegar a resultar agradable. Esto se debe a que la estimulación del nucleo accumbens libera dopamina.
En cambio, si el miedo es impredecible, el núcleo accumbens no se activa.

Hay muy poca diferencia fisiológica entre el miedo y la emoción. Cuando una persona pasa por una situación que le provoque miedo pero que finalmente nada malo le ocurre, entonces es muy fácil confundir la sensación de miedo con la de emoción, y creer que en realidad no era miedo sino que estuvo en un estado de excitación todo el tiempo.


Para terminar...

No nos gusta el miedo en sí, nos gusta el miedo predecible, nos enciende el sistema límbico y nos hace sentir más vivos. Para muchos investigadores, el éxito de las películas de terror, de las montañas rusas, de los deportes extremos o de Halloween tienen mucho que ver con este efecto de nuestro cerebro.