6 mitos acerca de la felicidad


Quizás por pautas culturales, existe la creencia que la felicidad está en alcanzar ciertas metas en la edad adulta, logros profesionales, económicos, familiares, etc. y que cuando estas metas no se cumplen o quedan truncas, ya nada será igual.
Pero al fin y al cabo, la realidad parece mostrar cosas diferentes.


mito felicidad

En las sociedades modernas hay ciertos modelos culturales que nos indican que para ser felices hay que cumplir ciertos objetivos en la vida y como contrapartida, si no cumplimos esas metas es muy difícil que lo seamos, pero la realidad a veces, es distinta a lo que creemos (o nos hacen creer). Veamos algunos ejemplos.


1.) No puedo ser feliz cuando mi matrimonio se ha venido abajo

Cuando un matrimonio se cae a pedazos, nuestra reacción es a menudo una mezcla de temor e impotencia. El miedo al divorcio es especialmente grave. Sentimos que no podremos ser felices de nuevo, que nuestra vida como la conocíamos hasta ahora, se ha terminado.
Sin embargo, los seres humanos somos notablemente resistentes, además las investigaciones muestran dos puntos importantes:
a) Que en una ruptura matrimonial, promedialmente el punto más bajo de felicidad es entre 1 y 2 años antes del divorcio.
b) Después de la ruptura de un matrimonio problemático, está demostrado que pasados de 18 meses a 3 años, las personas vuelven a ser tan felices como antes de casarse.


2.) La necesidad de casarse

Mucha gente, sobre todo mujeres, cree que no casarse es una gran desdicha. Sin embargo, varios estudios demuestran que las personas solteras no son menos felices que las casadas. Por desgracia, la creencia de este mito lleva a muchas personas a no reconocer las recompensas de la soltería (más tiempo con amigos, proyectos en solitario, etc.) lo que lleva a que mucha gente termine conformándose con un “pobre partido” como pareja.


3.) El trabajo de mis sueños me hará feliz

En la raíz de este creencia está la idea errónea que, a pesar de que no somos felices ahora, lo seremos cuando consigamos el trabajo ideal. El problema es que cuando llegamos a ese trabajo aparentemente perfecto, pasado un tiempo, no nos hace tan felices como nosotros esperábamos.
¿Cómo se explica entonces este proceso? El hecho es que los seres humanos tienen una notable capacidad para acostumbrarse a la mayoría de los cambios de la vida.
Si estamos convencidos que un cierto tipo de trabajo nos hará felices y finalmente no lo hace, es porque hemos hecho una mala interpretación de nuestro poder de adaptación, que puede incluso, tirar por la borda nuestra carrera.
Por lo tanto, un paso fundamental es entender que las personas nos habituamos muy fácilmente a la novedad y la emoción de un nuevo trabajo.


4.) La riqueza y el éxito proporcionan felicidad

Mucha gente cree fervientemente que realmente será feliz cuando alcance cierto nivel de prosperidad y éxito. Sin embargo, la realidad muestra que muchas personas que han alcanzado ciertos niveles de riqueza y bienestar ven su vida como aburrida y vacía, que hay poco que esperar a la vuelta de la esquina.
Muchos individuos prósperos y exitosos no entienden este proceso natural de adaptación y pueden llegar a la conclusión de que necesitan más dinero para llegar a ser verdaderamente felices.


5.) Los mejores años de mi vida ya han pasado

Muchas personas cuando llegan a la adultez creen que la felicidad disminuye con la edad y que llegada la vejez, nuestras vidas se caracterizarán por la tristeza y la melancolía.
Si usted piensa así, es posible que se sorprenda al saber que varias investigaciones han afirmado que las personas mayores son más felices y están más satisfechos con sus vidas que las personas jóvenes, ya que experimentan más emociones positivas y menos negativas y su experiencia emocional es más estable, a los avatares de la negatividad y estrés diario.
Un estudio reciente determinó, que el pico de la experiencia emocional positiva ocurre entre los 64 y 70 años. ¿Por qué es esto? Cuando empezamos a reconocer que nuestros años por vivir son limitados, cambiamos notablemente la perspectiva sobre la vida. El horizonte más corto de tiempo nos motiva a vivir más el presente e invertir el tiempo en las cosas que realmente importan. Nuestras relaciones más significativas se tornan mucho más una prioridad e invertimos más en ellas. En cierto sentido, nos volvemos emocionalmente más inteligentes a medida que envejecemos.


6.) Después de un diagnóstico médico grave

Uno de los temores más grandes que tenemos los seres humanos, es pensar que podemos recibir un diagnóstico grave sobre nuestra salud. Nuestro presentimiento es que llegado ese momento, no volveremos a ser felices otra vez. Sin embargo, y en base a muchos testimonios de personas que han vivido esta situación, pasado el primer impacto y durante el tiempo que estemos viviendo con la enfermedad, éste puede convertirse en un período de crecimiento y de muchas enseñanzas.
La ciencia demuestra que tenemos el poder de decidir lo que nuestra experiencia es y no es. Considere la posibilidad de que usted, a cada minuto está eligiendo a que prestar atención y que ignorar. Lo que usted elige se convierte en parte de su vida, el resto se cae.
Usted puede elegir en pasar la mayor parte del día arruinando su vida o concentrarse en situaciones que sean positivas para usted. Siempre podemos cambiar nuestras vidas, cambiando nuestras actitudes mentales.