Los bebés analizan las preferencias de las demás personas


Un estudio ha demostrado que los bebés buscan patrones consistentes de comportamiento, y hacen juicios sobre las preferencias de las personas basadas en probabilidades calculadas a partir de eventos y acciones. Además, pasan mucho más tiempo mirando situaciones que consideran nuevas o inusuales.


bebé

La investigación, llevada a cabo por Lori Markson y Yuyan Luo, dos profesoras de la Universidad de Washington, asegura que incluso mucho antes de cumplir el año, los bebés siguen muy de cerca lo que está pasando delante de ellos y buscan patrones de actividad de las personas que les puedan sugerir preferencias. Es decir, hacer la misma elección tres o cuatro veces en presencia de un bebé, es probable que este tome ese comportamiento como una preferencia.

Esto puede arrojar luz sobre cómo los bebés y los niños pequeños aprenden acerca de las inclinaciones de la gente para cierto tipo de comida, juguete o actividad. También podría explicar por qué los niños siempre parecen querer el juguete con el que otra persona está jugando.

Si una persona hace algo diferente, incluso una sola vez, deshace la idea de que ese alguien tiene una preferencia clara y cambia las expectativas del bebé para el comportamiento de ese individuo. En otras palabras, si usted rompe una rutina, cambiará las expectativas de lo que el niño espera de usted.

Esto confirmaría que los bebés de tan sólo 8 meses ya están desarrollando la capacidad de ver el mundo a través de los ojos de otra persona, de percibir lo que otro individuo puede o no puede saber, pensar o creer sobre una situación. Hasta no hace mucho tiempo se pensaba que esta capacidad no se desarrollaba hasta los 4 años de edad.


La investigación

En el estudio, Markson y Luo llevaron a cabo una serie de experimentos para rastrear cómo los bebés actúan cuando una persona hace una elección inesperada entre juguetes de peluche.
También corroboraron estos hallazgos usando un experimento similar que rastreaba si los niños, cuando alguien les pedía un juguete, escogían más a menudo el peluche elegido de manera consistente por la persona en ensayos previos, lo que implicaría que el niño comprendía la preferencia de dicho individuo.

Los experimentos se llevaron a cabo con una muestra de 60 niños sanos, 30 varones y 30 niñas, con edades comprendidas entre los 7 y 9 meses.
Sentados en el regazo de uno de los padres, los niños observaban cómo dos chicas se acercaban y tomaban cada una de ellas uno de tres animales de peluche.

Las cámaras de video capturaron tanto las reacciones de los bebés como el proceso de selección de juguetes para que la codificación del tiempo de respuesta pudiera ser analizada basándose en los segundos que los bebés pasaban viendo cada evento de selección del juguete.


Los resultados confirmaron que los bebés pasaron un 50% más de tiempo mirando las selecciones cuando había una ruptura con los patrones consistentes realizados en los ensayos de familiarización.

Los bebés que vieron a alguien hacer la misma elección tres o cuatro veces seguidas, mostraron claros signos de sorpresa cuando esa persona no siguió el mismo patrón. Obviamente, prestaron más atención a acciones que no encajaban con sus suposiciones acerca de qué juguete debía preferir el actor.

En una segunda fase del estudio, las investigadoras reafirmaron sus hallazgos usando una variación del experimento, en la cual una de las chicas que habían elegido los peluches durante la fase de prueba, le pedía al niño elegir entre los juguetes diciendo: "¿Puedes darme un juguete?"

En esta variación, los bebés también parecían haber hecho suposiciones acerca de las preferencias del juguete, ya que alcanzaban mucho más frecuentemente el peluche que había sido elegido constantemente por la chica durante la fase de prueba.


Referencia:
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/infa.12194/abstract



El acoso está en el ojo del espectador


A veces, el acoso sexual es difícil de definir, lo sabemos cuando lo vemos. Sin embargo, algunos estudios muestran que no todas las personas lo ven de la misma manera. Es decir, cuando se trata de una observación de testigos, el acoso puede estar en el ojo del espectador.


mujer acoso

El acoso y el espectador

En un estudio en particular, los investigadores examinaron cómo el atractivo físico afectaba las percepciones de acoso. Y descubrieron que, un observador externo, que advertía un contexto donde un empleado masculino acosaba a una empleada, el escenario más probable que fuera visto como acoso sexual era cuando la empleada era atractiva.

Este sondeo también señaló que un comportamiento de acoso, es menos probable que se perciba si el acosador es un hombre atractivo. Esto es debido a la predisposición que tiene mucha gente a ver a las personas atractivas con cualidades más positivas.

A estos estereotipos se suma el dato de que los acosadores pueden percibir excesivamente la receptividad de la víctima, inyectando un componente subjetivo adicional en lo que comúnmente se piensa (equivocadamente) que es un análisis objetivo.


La psicología de la sobre-percepción

El acoso puede percibirse erróneamente en el ojo del autor. Como resultado, algunos acosadores no son conscientes de lo inadecuada de su conducta.

¿Qué causa esta perspectiva incorrecta? Algunas personas con poder dirigen el comportamiento sexual hacia los subordinados porque perciben la receptividad de manera excesiva. Esta sobre-percepción es una manera en que el poder puede conducir al acoso. En tales condiciones, el malestar de una víctima podría no ser tan obvio para el acosador como lo sería para un observador externo y objetivo.
La sobre-percepción de la receptividad generalmente se agrava en aquellas culturas con una amplia tolerancia sexual. En algunos casos, el acoso visual es un problema también, por ejemplo, el mirar fijamente.

¿Se dan cuenta los acosadores de lo inapropiado que es su comportamiento? No si están rodeados, por ejemplo en el ámbito laboral, de compañeros de ideas afines o subordinados temerosos de enfrentarse a él. Estos espectadores dan poder, e incluso animan al acosador, quien a su vez percibe su acoso como aceptable. Algunos acosadores consideran su comportamiento como un juego, viendo hasta dónde pueden llegar, y armados ya con una lista de explicaciones y negaciones en el caso de que se les llame la atención.


La naturaleza del poder

El acoso es a menudo una explotación de desequilibrios de poderes. Incluso, puede no estar motivado por el interés sexual, sino por el deseo de intimidar, humillar o degradar.

Además, el poder puede, por sí solo, inducir a un comportamiento impulsado por determinados objetivos, en parte, al ser consciente de la influencia y control sobre recursos valiosos, el trabajo por ejemplo. Este comportamiento se produce por el hecho de que muchos acosadores se ven a sí mismos como intocables, habiendo ya evitado consecuencias de otros acosos en el pasado. Con demasiada frecuencia, el poder y el castigo actúan como una proporción inversa, es decir, un poder superior está vinculado a una menor probabilidad de castigo.


Cómo detener el acoso

En la búsqueda de maneras de detener a los acosadores, el aprendizaje puede ser tanto ilustrativo como instructivo. Sin embargo, una cosa que muchos acosadores tienen en común es la falta de respeto a las normas y reglamentos (sobre todo si no existe castigo), lo que explica por qué la formación sobre el acoso no siempre mejora el comportamiento. Los acosadores seriales conocen las reglas, y simplemente, no les importa.

En este caso, la mejor manera de detener al acosador es haciendo que el castigo se ajuste al delito, y hacer cumplir todas las transgresiones. Además, esto envía un mensaje a otros acosadores. Ante un escenario de castigo, muchos abusadores pueden sentirse motivados para evitar las consecuencias.


Referencia:
http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/02134748.2016.1143179