Dormir y aprender


Recientemente, un equipo de investigadores ha demostrado que la fase REM del sueño es la piedra angular en la consolidación de la memoria de todos los mamíferos, incluidos los seres humanos.


dormir

La primera observación documentada de los movimientos oculares rápidos (REM, rapid eye movement) durante el sueño, fue hecha por el poeta romano Lucrecio en el siglo I AC cuando notó, a la luz del fuego, que su perro de caza profundamente dormido movía vivamente los párpados de los ojos. Fue entonces que escribió: "el parpadeo del animal profundamente dormido me hace pensar que está persiguiendo a algún tipo de presa en su mente".

De forma sorprendente, los científicos no advirtieron la importancia del sueño REM hasta 1951. REM es la fase del sueño en la cual reproducimos los acontecimientos del día en nuestra mente.

Recientemente, un equipo de investigadores de la Universidad McGill (Montreal, Canadá) ha utilizado la técnica optogenética (un método óptico que controla eventos específicos de determinadas células) para confirmar la relación entre la fase REM del sueño y la formación de la memoria.


Los períodos de sueño REM se producen cíclicamente cada 90 minutos y duran alrededor de 20 a 25 minutos. Es el período más profundo del sueño y durante algunos lapsos de tiempo los ojos se mueven vertiginosamente, estos movimientos oculares ocupan aproximadamente un tercio del sueño REM. Un adulto puede pasar alrededor del 25% de sus horas de sueño en la fase REM.

La investigación

Durante varias décadas, los investigadores plantearon la hipótesis de que el sueño REM se correlaciona con el fortalecimiento de la memoria. Pero, como sabemos, la correlación no necesariamente implica causalidad.
Incluso, en los últimos años, diversos estudios habían intentado, sin éxito, aislar la actividad neuronal durante la fase REM utilizando métodos tradicionales.
Sin embargo, en este nuevo estudio los investigadores utilizaron la optogenética, lo que les permitió analizar las neuronas utilizando la luz.

En esta investigación los científicos entrenaron ratones para detectar un objeto nuevo en un ambiente en el que ya había dos objetos conocidos (de forma y volumen similares).
Una vez adiestrados, los ratones tendían a pasar más tiempo explorando el objeto nuevo en lugar de los otros ya conocidos, lo que demostraba el empleo de la memoria.

Pero cuando estos ratones estuvieron en la fase REM del sueño, los investigadores utilizaron pulsos de luz para silenciar las neuronas asociadas a la memoria, y de esta forma determinar si esto afectaba la consolidación de la misma.
Al día siguiente, los mismos ratones no tenían éxito en la tarea de memoria aprendida el día anterior, es decir, tendían a explorar los objetos nuevos y viejos de igual manera, su memoria parecía haber sido borrada. A diferencia del grupo de control, que mayoritariamente tendían a dirigirse a los objetos nuevos.

Un dato importante, silenciar las mismas neuronas fuera de la fase REM no tuvo ningún efecto sobre la memoria. Según los investigadores, esto está indicando que se requiere específicamente de la actividad neuronal durante la fase REM para la consolidación de la memoria.


Aprendemos mientras dormimos

El proceso de repetir y repetir nuestras experiencias diarias en la memoria a través del sueño REM es, ni más ni menos, la manera de aprender a dominar cualquier práctica, ya sea científica, artística, un instrumento musical, un deporte, etc.
Los científicos saben desde hace mucho que el aprendizaje de patrones de actividades motrices, de movimientos complejos, etc. funciona mejor al día siguiente, después de dormir bien por la noche. No es casualidad que existan miles de anécdotas de grandes creativos que han tenido su momento eureka! mientras dormían. Además, cada uno de nosotros sabe por experiencia propia, de que forma nuestra imaginación juega con ideas no relacionadas mientras dormimos.


Referencia:
http://science.sciencemag.org/content/352/6287/812



Mujeres en conflicto: comparaciones sociales ascendentes


Un rasgo elemental del ser humano es realizar comparaciones sociales. El coche nuevo que se ha comprado el vecino, qué ropa usa, etc. Dichas comparaciones pueden ser, en general, bastante útiles ya que nos dan una pista sobre las metas e intereses que son dignos de perseguir.


mujeres conflicto

Pero hay un lado pernicioso en las comparaciones sociales, son las comparaciones sociales ascendentes y es cuando nos comparamos con alguien de un estatus social mayor al nuestro. Curiosamente, no todo este tipo de comparaciones son igualmente potentes en términos de socavar la autoestima.

Tanto hombres como mujeres ven a los miembros de su propio sexo como competidores para una variedad de recursos, especialmente de pareja, por tanto, tendemos a realizar comparaciones con personas de nuestro mismo sexo.
Pero las mujeres tienen un motivo adicional: están relativamente más interesadas en representar un estatus social más alto que otras mujeres, porque las mujeres de estatus social más alto pueden obtener mayor cantidad de recursos. Por ejemplo, las investigaciones muestran que las mujeres son proclives a brindar ayuda en el cuidado de niños ajenos de un estatus social más alto, pero no más bajo.
Los hombres, en cambio, son menos propensos a preocuparse por niños que no forman parte de su descendencia. Esta diferencia genética entre hombres y mujeres ocurre incluso en personas mayores de clases sociales altas, que no tienen que preocuparse por la adquisición de recursos.

Dicho de otra manera, las mujeres tienen un motivo más en esta pugna que los hombres, ya que reconocen (aunque sea a nivel inconsciente) que las mujeres de mayor estatus tienen más probabilidades de obtener mejores recursos disponibles. Como resultado, ellas no sólo son más propensas a participar en comparaciones ascendentes con su mismo sexo, sino que estas comparaciones sociales también generan mayor negatividad emocional (ira, celos, etc.).

Una investigación realizada en la Universidad de Texas parece proporcionar apoyo a esta hipótesis. Durante un estudio se solicitó a hombres y mujeres que traten de impresionar a otras personas mediante sus posesiones materiales.
Los resultados indicaron que los hombres notoriamente se esforzaron en impresionar al sexo opuesto, mucho más que a otros hombres. En cambio, en el caso de las mujeres, se pudo observar el patrón contrario:


hombre mujer

Existen al menos dos razones por las cuales las mujeres pueden estar más estimuladas a participar en comparaciones con personas de su mismo sexo. En primer lugar, no hay dudas que, aunque en decadencia, la discriminación contra la mujer es un fenómeno generalizado. En particular si hablamos de calidad de trabajo, ya que son los hombres los que obtienen las mejores beneficios. Como resultado, muchas mujeres pueden percibir que deben competir ferozmente entre si, debido que para ellas los recursos son más escasos.
En segundo lugar, las mujeres son relativamente nuevas en la fuerza laboral, la mayoría de las distintas áreas del trabajo están dominadas por hombres. Como consecuencia, la mujer siente que tiene una mayor posibilidad de avanzar en sus metas laborales si muestra un comportamiento más masculino, lo que incluye congraciarse con hombres, no con mujeres.

A propósito de esto, hace unos años se produjo un hecho llamativo en el M.I.T. (Instituto Tecnológico de Masdachusetts), dicha Universidad decidió reducir la contratación de personal femenino ya que las mujeres que allí trabajaban presionaron para que ello ocurriera. Adujeron que "habían demasiadas profesoras y no se justificaba que se siguiese contratando personal femenino". Esta circunstancia fue tan peculiar que el New York Times publicó un artículo refiriéndose al tema (el enlace está al final del artículo).

Lo que todo esto sugiere es que, a pesar que la mayoría de las mujeres pugnan por la igualdad de sus derechos, también los pueden estar socavando de manera sutil. De ser así, un elemento importante sería reconocer esta tendencia y encontrar la forma de superarla.


Referencia:
http://www.nytimes.com/2011/03/21/us/21mit.html