Comportamiento en la infancia como predictor de nuestra vida adulta


¿Recuerda la hora del recreo? Corriendo por un patio enorme, jugando y riendo con sus compañeros. ¿Qué clase de niño/a era usted? ¿Era parte de los juegos colectivos o se sentía más feliz en su propio mundo?
Hoy usted es un adulto y observa, por ejemplo, en su trabajo como alguno de sus compañeros es el centro de la atención, siempre rodeado de 2 o 3 personas que se ríen de cada una de sus ocurrencias. O también aquel otro compañero que, por lo general, siempre está en su escritorio afirmando que tiene mucho trabajo, pero que usted tiene la sensación que, de todos modos, nadie tiene interés en departir con el.


adultez infancia

Un creciente conjunto de investigación psicológica revela algunas conexiones notables entre nuestras experiencias con los compañeros escolares durante la infancia y la vida en la edad adulta. A veces de maneras no tan obvias. Pero lo cierto es que el mero conocimiento del modo en que una persona interactuaba con sus amigos y compañeros en la infancia (comenzando por la edad preescolar) permite a los profesionales hacer muy buenas predicciones acerca de la vida como adulto, a través de una serie de características.

En la investigación psicológica, este tipo de trabajo se realiza pidiendo a los pequeños que respondan a algunas preguntas muy simples. Se les solicita a los niños decir cuál de sus compañeros de clase le cae mejor o más simpático, y cuál no le gusta para nada. Esto identifica de manera fiable cinco grupos de niños que, de adultos, tendrán vidas muy diferentes.

Uno de estos grupos incluye a los niños aceptados, los elegidos por la prácticamente totalidad de sus pares como alguien que es de su agrado, además, casi nunca son escogidos como alguien que no les gusta a los demás.
En cambio, los rechazados son los niños que a menudo son elegidos como alguien que no cae bien y rara vez son escogidos como el que cae mejor.
Los desatendidos, como su nombre lo indica, muy rara vez son nombrados en alguna de las dos preguntas. Ellos parecen ser invisibles, esos niños que no parecen ser muy tenidos en cuenta por los demás.
A diferencia de los niños controvertidos, que son muy visibles y conocidos por todo el mundo, pero con una relación de amor-odio hacia sus pares. Estos niños son catalogados por sus compañeros como "me cae simpático" y "no me cae para nada simpático" en proporciones bastante similares.
El resto de los niños son catalogados como normales, pero aún así, la mayoría de ellos tienden a inclinarse hacia uno de los otros grupos.


Sorprendentemente, estos grupos pueden ser bastante estables a medida que las personas crecen. Es decir, los niños rechazados tienden a permanecer de esa manera desde la escuela primaria a la secundaria y muchas veces en la edad adulta. No importa si cambian de escuela, estos niños serán seguramente rechazados muy rápidamente. Lo mismo ocurre con los otros grupos, salvo una excepción.

La investigación sugiere que, por ejemplo, los niños rechazados tienen hasta dos veces más probabilidades de experimentar depresión o ansiedad en la edad adulta. Ganan menos dinero que otros con experiencias similares y sufren más enfermedades. Tienen más dificultades para encontrar pareja, y cuado lo hacen, son bastante inseguros en la relación. Ser rechazado en la infancia, en realidad, cambia el cableado del cerebro de manera que se procesa el entorno un poco diferente.

Los niños controvertidos, en cambio, es posible que se haya convertido en uno de los adolescentes de status más dominante en la secundaria, en algunos casos puede ser una persona intimidante. Son quienes tienen más probabilidades de comenzar a consumir sustancias ilegales más temprano y a tener relaciones sexuales sin protección, por tanto, son quienes tienen más posibilidades de convertirse en padre o madre adolescente. De adultos, este grupo también es el que más dificultades muestra con el uso de drogas, y se centran más en la belleza y el poder que los otros. En algunos casos, en la adultez joven, pueden parecer de más edad que muchos individuos de su misma edad.

En el caso de los niños desatendidos, sorprendentemente, son los más propensos a abandonar esta categoría a medida que crecen. Un niño en edad escolar que está en este grupo puede perfectamente ser catalogado como aceptado o rechazado en la enseñanza media. En algunos casos, el hecho de permanecer en esta categoría es, simplemente, cuestión de su propia elección, por ejemplo, ser una persona que no está muy interesada en los demás. En este caso, la investigación sugiere que, de adultos, para estos individuos conseguir una pareja no es una experiencia fácil y que tratan de evitar las situaciones sociales, a tal punto de elegir carreras o preferir trabajos que no tengan mucho contacto con público.

Por último, los niños catalogados como aceptados, de mayores se muestran más confiados y optimistas, incluso a veces más de la cuenta. Se sienten cómodos desarrollando nuevas relaciones laborales y personales. En muchos casos, estas personas son líderes y también quienes cosechan las relaciones más profundas con amigos y familiares. Además, son más propensos a resolver conflictos mediante el diálogo.

Por supuesto que no todos los rechazados van a tener dificultades, al igual que no todos los aceptados tendrán una vida más exitosa. Sin embargo, los resultados han sido muy consistentes en lo que se refiere a que esta simple clasificación de cinco grupos, en base a la simpatía y aceptación de los compañeros escolares, es un predictor de la vida adulta más fuerte de lo que se pensaba.


Referencia: http://psycnet.apa.org/psycinfo/2014-45094-001/



No hay comentarios:

Publicar un comentario