Reciclado neuronal: la evolución de la lectura


Los seres humanos hemos hablado, o al menos emitido sonidos con la boca, desde los albores de la especie, es decir, unos 250 mil años. Con la evolución, el cerebro se ha ido programando para el lenguaje, por ejemplo, regiones como la Broca y el área de Wernicke se han ido moldeando para el habla.



El lenguaje también ha invadido otras áreas del cerebro, un ejemplo es el cerebelo, que coordina los movimientos de las piernas al caminar y además supervisa la coordinación rítmica de las sílabas cuando hablamos. Es decir, la evolución fue reprogramando el cerebro humano para el habla.

La lectura, en cambio, es algo completamente distinto. Casi todos nosotros podemos aprender a hablar en nuestra lengua materna sin esfuerzo, como parte normal del crecimiento. Pero aprender a leer es una tarea difícil, de hecho, mucha gente adulta apenas sabe leer o directamente no sabe.
Esto ocurre porque la lectura es un acto muy poco natural para el ser humano, la escritura es un invento reciente que se remonta a unos pocos miles de años, un abrir y cerrar de ojos en nuestro tiempo evolutivo.

Ya que no hay una historia evolutiva para la lectura, está claro que el cerebro no pudo ser "cableado" para el procesamiento de esta tarea. Es por ello que para leer y escribir hacemos uso de áreas del cerebro que realizan otras funciones y que han sido "reeducadas" para procesar dichas acciones.


Lectura y procesamiento visual

Si bien los distintos sistemas de escritura pueden representar el lenguaje a nivel de una palabra, una sílaba o un fonema (sonido del habla), todos son similares en cuanto a los símbolos que utilizan, o sea, todos los sistemas de escritura constan de caracteres que se componen de curvas y líneas en diferentes direcciones, en otras palabras, las letras son dibujos lineales.


Debido a que los seres humanos no estamos naturalmente programados para la lectura, los sistemas de escritura se ajustaron a la forma en que el cerebro procesa la información visual. Es por ello que el cerebro interpreta las primeras letras como objetos visuales, no lingüísticos.

El proceso inicial de dicha información visual es la detección de los bordes, es uno de los primeros pasos que da el cerebro para distinguir los diversos objetos (incluidas las letras), este proceso se produce en la corteza visual primaria que se encuentra en el lóbulo occipital, en la parte posterior de la cabeza. Asimismo, el cerebro también necesita almacenar la información sobre el sistema de escritura aprendido: lo hace en un área llamada giro fusiforme, la misma que procesa los estímulos visuales complejos.

No está del todo claro como funcionaban exactamente estas áreas del cerebro miles de años antes que los humanos empezáramos a leer y escribir. En cualquier caso, los sistemas de escritura seguramente se valieron de símbolos similares a los tipos de información que estas áreas originalmente procesaron.

Esta incorporación de una región específica del cerebro para su utilización en otra función se conoce como reciclado neuronal. O sea, un área del cerebro que originariamente fue diseñada para determinado cometido, se puede reajustar para realizar una función similar. Es el mismo reciclaje neuronal que nos da la capacidad de, por ejemplo, aprender a tocar un instrumento musical, manejar un coche y todo tipo de comportamientos complejos nuevos que nuestros cerebros no están previamente programados para realizar.