¿Por qué nos gusta tanto hamacarnos?


Desde que nacemos hasta que nos morimos buscamos hamacarnos.
Desde los brazos de nuestros padres, hasta las sillas mecedoras de los ancianos, encontramos agradable y cómodo ese movimiento oscilante.
¿Por qué al ser humano le causa tanto placer hamacarse?



Quien de nosotros no tiene una foto de pequeño con cara feliz, arriba de una hamaca o columpio.

Pocas experiencias figuran como particularmente placenteras en los recuerdos de pasados veranos, como las siestas en hamacas. Casi todo el mundo tiene una historia de una siesta de verano en una hamaca.
Los seres humanos nos mecemos (o nos mecen) fundamentalmente por 2 razones: para dormir o porque lo encontramos agradable.


¿A que se debe?

Quién no ha escuchado decir a una mujer embarazada "como se mueve mi bebe". Los médicos generalmente asocian estos movimientos al bienestar del feto.
¿Por qué se mueven los fetos?
El feto comienza a moverse ya en la sexta o séptima semana de embarazo, al principio sin que la madre lo perciba, ahí comienza a realizar sus primeros ejercicios, balanceos y giros acrobáticos en el líquido amniótico.


Si bien el bebé comienza a moverse en la sexta o séptima semana, la mayoría de las madres no notan estos movimientos hasta la semana 16 a 20 aproximadamente.

Hay una hormona llamada 'oxitocina' más conocida como la 'hormona del placer', que es esencial para la estabilidad emocional del cerebro. Esta hormona, que también actúa como neurotransmisor, es sintetizada por el feto a partir del tercer mes de gestación.

Los fetos se mueven y balancean dentro del útero materno, fundamentalmente por 2 razones: porque buscan acomodarse (en muchos casos para dormir) o por placer.
O sea que, a partir de que el feto sintetiza oxitocina puede sentir placer y gozo, esto lo consigue fundamentalmente... meciéndose, sobre todo antes del séptimo mes, que es cuando el bebé comienza a tener un tamaño definitivo y que si bien continúa moviéndose, ya no goza de tantas facilidades.

Los investigadores aseguran que... "la estimulación sensorial asociada con un movimiento oscilante, ejerce una acción de sincronización en el cerebro que refuerza los ritmos endógenos del sueño y la actividades sensoriales que inducen al placer, esto comienza en el feto y prosigue después de nacer, por el resto de nuestra vida".


Sueños más rápidos y profundos

Un experimento llevado a cabo en 2011 por científicos de la Universidad Thomas Jefferson, ha encontrado que las personas logran conciliar un sueño más rápido y profundo, cuando están en una hamaca.
Al analizar las ondas cerebrales de un grupo de personas, los investigadores encontraron que, cuando las personas se acostaban en una cama con balanceo (imitando el movimiento de una hamaca), se durmieron un 25% más rápido y con un sueño más intenso, que cuándo éstas mismas personas se acostaron en una cama sin movimiento.


Para terminar...

Desde antes de nacer, buscamos que nuestro cuerpo se balancee.
Ya sea para dormir o para sentir placer, ese movimiento oscilante que disfrutábamos en el útero materno, inconscientemente, tratamos de repetirlo e imitarlo hasta, prácticamente, el día que nos morimos.